Las sanciones internacionales contra India debido a las pruebas nucleares realizadas por este país no afectarán los programas científicos de carácter estratégico, pero sí podrían perjudicar los intereses económicos de Estados Unidos, advirtieron miembros del gobierno indio.
Un científico que participó en las pruebas, Abdul Kalam, recordó cómo en el pasado las sanciones impuestas por países proveedores de tecnología impulsaron a India a desarrollar por sí misma los motores criogénicos de los misiles, la energía atómica, los satélites y las supercomputadoras.
El gobernante y ultranacionalista Partido Bharatiya Janata (BJP), de tendencia derechista, aparece como el responsable de haber ordenado estas pruebas desde el 11 de mayo, cuando tenía sólo tres semanas en el poder. Sus dirigentes no se muestran intimidados por las sanciones.
"Lo que la ayuda trajo a la India fue el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)", dijo el ministro de Ciencia y Tecnología, Murli Manohar Joshi, al presentar un nuevo sistema desarrollado en el país para detectar la enfermedad.
Joshi fue criticado por su actitud "insensible" frente a quienes padecen sida, pero su comentario reveló la actitud de desdén del nuevo gobierno hacia la ayuda internacional, uno de los rubros afectados por las sanciones acordadas tras las pruebas nucleares.
El BJP está comprometido con el ideal del "swadeshi" o autosuficiencia, que implica la protección de la industria nacional contra la competencia extranjera. Los empresarios indios respaldaron las pruebas, a pesar de que tuvieron un efecto negativo sobre el mercado de valores.
Una profundización de las sanciones económicas podría causar un retorno a las condiciones que existían antes de la liberalización, y que incluían elevados impuestos para bienes de consumo como aparatos electrónicos.
Entre tanto, la ayuda proveniente del extranjero representa apenas dos por ciento del presupuesto total de inversión en proyectos que tiene India. Hasta el momento sólo Estados Unidos, Japón y Alemania anunciaron sanciones en el campo de los créditos internacionales.
Si las sanciones incluyeran al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, que proveen 70 por ciento de los préstamos negociados por India, el sector más perjudicado sería el desarrollo de infraestructura, pero no serían afectadas la salud ni la agricultura.
En este momento, el gobierno indio negocia créditos por 4.300 millones de dólares con el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo y el Fondo de Cooperación Económica de Japón.
Pero el experto agrícola Devendra Sharma citó estudios locales según los cuales sólo 16 por ciento de estos créditos llegan hasta la gente, mientras que todo el resto se gasta en contratar empresas consultoras de Occidente y pagar los intereses de la deuda.
Sharma considera que los proyectos multilaterales no se limitan a ser diseñados para favorecer a las multinacionales y van más allá, hasta el campo del fraude. Citó como ejemplo lo que ocurre con las semillas certificadas.
"Las semillas tradicionales de trigo y arroz son tan buenas como las certificadas que llegan desde el extranjero, caras e inaccesibles para los agricultores comunes", añadió.
Las críticas también abundan en el campo de la salud, donde se argumenta que un proyecto de unos 600 millones de dólares se hizo conocido por la distorsión en sus prioridades, mientras que gran parte de los recursos beneficiaron directamente a proveedores de equipos occidentales.
Si el Banco Mundial dejara de financiar proyectos de salud en India, las autoridades tendrían la oportunidad de reorientar su estrategia para atender las verdaderas prioridades del país, aseguró el experto Alok Mukhopadhyay, integrante de una Comisión Independiente de Salud.
Otros proyectos fueron criticados por su impacto ambiental o por afectar las condiciones de vida de la gente. Uno de los más notorios es el de la central eléctrica de Singrauli, alimentada a carbón, que es respaldado por el Banco Mundial e implica una inversión de 1.200 millones de dólares.
Pero otro aspecto a considerar cuando se habla de sanciones contra India es que las empresas de Estados Unidos, muy interesadas en hacer negocios en este país, podrían verse perjudicadas.
Uno de los casos más conocidos es el de la empresa aérea Boeing, que podría perder un contrato para un avión 737, dado que los 200 millones de dólares de esa operación deberían ser entregados por el estadounidense Ex-Im Bank.
Si esta operación fracasara, compañías como la europea Airbus podrían salir ganando.
India es uno de los principales mercados para la aviación y se calcula que su inversión en este sector podría llegar a los 15.000 millones de dólares en los próximos 20 años, debido a la necesidad de modernizar un servicio de transporte deficiente.
La competencia por los aviones habría sido uno de los motivos de la decisión de Gran Bretaña y Francia de abstenerse de imponer sanciones a India, dado que la Agencia Europea de Crédito podría hacerse cargo del financiamiento si la compañía elegida fuera Airbus.
Otra víctima de las sanciones podría ser la empresa de energía Enron, que está construyendo una central de 2.500 millones de dólares en el estado occidental de Maharashtra. Parte del financiamiento debería provenir del Ex-Im Bank de Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/rdr/lc-ml/ip-if/98