Los indígenas representan un tercio de los 12 millones de habitantes de Ecuador, pero su peso en las elecciones generales del domingo aparece disminuido ante la ausencia de un candidato presidencial que recoja todas sus demandas.
De los casi siete millones de votantes, alrededor de dos millones pertenecen a las etnias quichuas, shuaras y otras menores, pero sus organizaciones no participan unidas en este proceso electoral.
Dirigentes de la Confederación de Organizaciones Indígenas del Ecuador (Conaie) y la Federación de Campesinos, Indígenas y Negros (Fenocin), apoyan al candidato centroizquierdista Freddy Ehlers, un productor de televisión que se postula a la Presidencia por segunda vez.
El presidente Fenocin, Pedro de la Cruz, quien respalda a Ehlers, dijo IPS que ningún candidato ha acogido todas las propuestas indígenas.
"Los que más se acercan a nuestros planteamientos son Ehlers y (el ex presidente socialdemócrata Rodrigo) Borja", que busca un segundo mandato, declaró De la Cruz, quien se presenta como candidato a diputado.
En los últimos tres años, los indígenas han luchado por el reconocimiento de los derechos colectivos de sus pueblos, de su sistema de organización territorial en comunidades, por el mantenimiento de sus prácticas de derecho consuetudinario y la convalidación de sus autoridades frente a los poderes públicos.
Los indígenas reclaman también la reforma a una Ley Agraria vigente, para permitir un mayor acceso a tierras y recursos para la producción agrícola en la que basan su sustento.
Tanto Ehlers como Borja apoyan algunas de sus propuestas, pero ninguno de ellos se ha pronunciado sobre el reconocimiento de su sistema de derecho consuetudinario ni del poder de las autoridades indígenas locales.
Hoy, las prácticas de justicia de los indígenas -que pueden ir desde una amonestación hasta un azote en público, según el delito cometido-, constituyen un rasgo cultural no convalidado políticamente.
También conspira contra la unidad de las organizaciones indígenas la discrepancia de sus dirigentes sobre el modo de participar en un sistema de poder político al cual no han tenido acceso durante 500 años.
Algunos líderes de los pueblos de la selva amazónica ecuatoriana quieren la restitución del Ministerio de Asuntos Indígenas, que fue creado por el ex presidente Abadalá Bucaram en 1996 y suprimido por el gobierno interino de Fabián Alarcón al año siguiente.
Pero la mayoría de dirigentes indígenas se opone a formar parte de una estructura estatal susceptible de control gubernamental.
Hoy existe un Consejo de Planificación del Desarrollo de los Pueblos Indígenas, que ha obtenido un crédito del Banco Mundial cercano a los 50 millones de dólares para trabajar durante cuatro años en proyectos de desarrollo de las poblaciones indígenas más pobres.
Pero los proyectos no avanzan porque el gobierno no les ha dado los fondos de contraparte nacional del préstamo.
Con este panorama, más que a candidatos que recojan sus aspiraciones globales los indígenas aspiran a que el próximo gobierno convalide la reforma a la Constitución, aprobada por una Asamblea Nacional Constituyente a principios de este año.
Esa reforma recoge algunos de los planteamientos sobre sus derechos colectivos, que entrarían en vigencia si el Congreso no decide reformar nuevamente la Constitución.
En tanto, los candidatos indígenas siguen siendo minoría entre los 21.000 que disputarán el domingo la Presidencia, los 121 escaños para diputados del Congreso y cientos de puestos en los municipios y gobiernos locales.
El Tribunal Supremo Electoral prohibó la realización de encuestas privadas en los recintos electorales, de modo que los resultados de los comicios sólo se conocerán cuando los tribunales de cada localidad inicien el escrutinio.
El Presidente del Tribunal, Patricio Vivanco, garantizó a la prensa la pureza del proceso.
"Nadie puede dudar de la transparencia del proceso electoral. En el Ecuador no hay ninguna posibilidad de fraude" declaró Vivanco, saliendo al paso a acusaciones en este sentido del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), del ex presidente Abdalá Bucaram.
Los ecuatorianos vuelven a las urnas a elegir presidente luego de que en 1997 una revuelta popular apoyada por el Congreso derrocó al populista Bucaram y eligió al centroderechista Alarcón como presidente interino. (FIN/IPS/am/ag/ip/98