Narcotraficantes internacionales convierten el este de Africa en una supercarretera para el tránsito de drogas destinadas al sur del continente, alertaron investigadores de fuerzas de seguridad del área.
Según los directores de los departamentos de investigaciones criminales de Kenia, Uganda y Tanzania, la región se convierte en zona de transporte de drogas hacia Sudáfrica, Zimbabwe, Zambia y Botswana, donde las cambian por automóviles robados.
"Tenemos evidencias de que los traficantes utilizan a Kenia como mercado de vehículos robados en Africa austral a cambio de tabletas de Mandrax", dijo Noah Arap Too, director de investigaciones de este país. La capital también es un punto clave de tránsito para drogas destinadas a Europa occidental.
La mayoría de las drogas llega por vía aérea desde India a Nairobi, donde son descargadas y contrabandeadas por tierra hacia el sur, en contenedores cargados de bienes suspuestamente legales.
Algunas cargas de India también llegan por mar al puerto de Mombasa, unos 500 kilómetros al este de Nairobi, antes de entrar en ruta hacia Botswana, Zambia y Zimbabwe.
En 1993, Kenia aumentó el castigo por el tráfico de un máximo de ocho años a cadena perpetua, además de multas de hasta tres veces el valor de mercado de la mercancía confiscada.
"Nuestro principal problema es que los traficantes se vuelven más astutos y usan métodos más sofisticados para ocultar las cargas", dijo Peter Kimanthi, portavoz de la policía de Kenia.
Además, no se detienen ante nada en su intento de asegurarse un mercado interno. En Nairobi y Kampala, los traficantes administran inyecciones de heroína a escolares en su intento por desarrollar una clientela.
Los médicos afirman que la primera dosis de esta droga es suficiente para hacer que un adolescente se lance a la delincuencia para alimentar el hábito. En Nairobi, de un kilogramo de heroína se pueden obtener hasta 17.000 dólares de ganancia.
La heroína, un narcótico altamente adictivo derivado de la morfina y el Mandrax, un depresivo, son abundantes en Nairobi. "Se venden en muchos sitios", dijo un adolescente de 14 años que sólo se identificó como Rasta. "Obtengo mis dosis de un hombre que veo una vez a la semana", dijo.
Rasta llama "tío" a su proveedor, y dice que la heroína le hace sentir bien y le da un sentido de "poder". Pero el dinero que obtiene de mendigar en las calles no es suficiente. "Necesito unos ocho dólares por semana", dice.
Para reducir la alarmante tendencia, expertos en narcóticos y autoridades de aduanas de 15 países se reunieron en esta capital la semana pasada para encontrar soluciones regionales.
La conferencia, financiada por el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas (PNUFID), convocó a expertos de Botswana, Etiopía, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mauricio, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Swazilandia, y Tanzania, Uganda, Kenia, Zambia y Zimbabwe.
Además, un grupo de enviados liderado por el embajador de Suecia en Kenia, Lars-Goran Engfeldt, se reunió la semana pasada con autoridades de este país, y las partes acordaron una reunión trimestral para aumentar la cooperación y "mejorar la eficiencia en el control de las drogas". (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/lp/ip/98