El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, anunció hoy que impondrá sanciones a India y pidió a Nueva Delhi que cese sus pruebas nucleares y firme el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares "ahora y sin condiciones".
Un día después de que India conmocionara al mundo al revelar que había realizado tres pruebas nucleares subterráneas, Clinton declaró que sancionará al gobierno nacionalista de Nueva Delhi, como lo exigen las leyes de Estados Unidos.
Las normas exigen que los representantes estadounidenses que integran los consejos directivos de instituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), se opongan a conceder préstamos a India.
Washington no puede vetar estos créditos por su cuenta, pero como principal contribuyente a ambas agencias, Estados Unidos cuenta con bastante poder.
India es el mayor prestatario del Banco Mundial. El año pasado, el país recibió 1.500 millones de dólares en préstamos del Banco Mundial y su filial de créditos blandos, la Asociación para el Desarrollo Internacional. Hasta junio de 1997, la institución prestó 15.100 millones de dólares a Nueva Delhi.
Clinton también destacó que las explosiones nucleares, cuya preparación no fue detectada por los organismos de inteligencia de Washington, podrían tener graves consecuencias geopolíticas.
Las pruebas nucleares de "India no sólo amenazan la estabilidad de la región" asiática, "sino que son un desafío directo al firme consenso internacional para detener la proliferación de armas de destrucción masiva", declaró.
"Apelo a India para que anuncie que no realizará más pruebas y que firmará el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares ahora y sin condiciones. También exhorto a los vecinos de India a que no sigan su ejemplo, a que no transiten por el camino de la peligrosa carrera armamentista", añadió Clinton.
Washington está especialmente preocupado de que las explosiones causen una nueva carrera armamentista con Pakistán, país que el mes pasado probó un misil de mediano alcance capaz de ingresar en territorio indio. Se cree que Islamabad también cuenta con capacidad nuclear.
A Washington también le inquieta cómo interpretará China las detonaciones de India. Beijing es una potencia nuclear que suspendió sus pruebas de armas atómicas en 1996, poco antes de la aprobación del Tratado de Prohibición Total.
Durante años, India consideró a China como su principal amenaza estratégica. Este mes, el ministro de Defensa indio George Fernandes calificó a China como la "amenaza potencial número uno".
Fernandes advirtió que el pueblo indio debería hacer "verdaderos sacrificios económicos", aparentemente para contrarrestar la amenaza china.
"Este es un importante acontecimiento geopolítico. Las consecuencias podrían ser muy graves", advirtió un alto funcionario del Departamento de Estado, quien agregó que China aún no respondió oficialmente a la prueba.
El efecto en las relaciones entre Washington y Nueva Delhi podría ser enorme. Clinton pensaba visitar India como parte de una gira por Asia meridional, pero ahora quizá cancele el viaje, informó el portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry.
El embajador de Estados Unidos ante Nueva Delhi, Richard Celeste, que se encontraba de viaje hacia la capital india cuando se supo de las pruebas nucleares, fue convocado de nuevo a Washington para consultas urgentes.
La Ley de Prevención de Proliferación Nuclear, de 1994, exige que el presidente sancione a todo país que no sea un estado declarado con armas nucleares y que reciba o detone "un aparato nuclear explosivo" dentro de los 30 días de ocurrido el hecho.
Clinton declaró este martes que piensa "cumplir las sanciones en su totalidad".
Entre las sanciones de Washington se incluyen el cese de la ayuda, excepto la humanitaria o alimentaria, la prohibición de venta de armas y financiación militar, la negativa a conceder préstamos bilaterales y la oposición a otorgar créditos en las instituciones financieras internacionales.
Las sanciones también prohíben la exportación de ciertos artículos de alta tecnología que se podrían utilizar con fines militares o nucleares. La medida impedirá que India tenga acceso a supercomputadoras fabricadas en Estados Unidos, las más rápidas y complejas del mundo.
Estados Unidos pretende que sus aliados industrializados también sancionen a Nueva Delhi para ejercer la mayor presión posible sobre el gobierno de coalición dirigido por el Partido Bharatiya Janata.
Japón también anunció este martes que se encuentra revisando su política hacia el gigante de Asia meridional, noticia que fue recibida con satisfacción por funcionarios de Washington.
Las fuertes palabras de Clinton anuncian un cambio importante en la retórica de Estados Unidos. Washington se preocupó en el pasado por la ambición nuclear de India y su carrera armamentista con Pakistán, pero en los últimos años la política estadounidense percibió al país asiático como un "gran mercado emergente".
Washington aprovechó la liberalización de la economía india realizada por sucesivos gobiernos. Desde 1990, el comercio bilateral creció más de 50 por ciento y la inversión se multiplicó.
Funcionarios y representantes del sector privado de Estados Unidos consideran prometedores a proyectos indios de bienes de consumo e infraestructura, sobre todo en los sectores de la energía y las telecomunicaciones.
A la vez, los contratistas militares de Estados Unidos consideran a India como un mercado potencial de 1.000 millones de dólares.
Aunque históricamente Nueva Delhi compró mas que nada a los países del ex bloque soviético, India mira cada vez más hacia Estados Unidos como fuente potencial de armas de alta tecnología.
Ahora, las posibilidades comerciales están amenazadas. "Esta situación es una pesadilla. Casi todo lo que planeábamos está entre signos de interrogación", señaló un alto funcionario estadounidense.
Las pruebas nucleares de India sucedieron después de una visita este mes a Asia meridional del embajador de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas, Bill Richardson, y de Thomas Pickering, el tercer funcionario en jerarquía del Departamento de Estado.
Ambos advirtieron a India y Pakistán que no debían intensificar la carrera armamentista luego de la prueba del misil de largo alcance de Islamabad.
Pakistán sugirió que la prueba estaba relacionada con la promesa del nuevo gobierno indio encabezado por Atal Bihari Vajpayee de "reconsiderar la política nuclear del país y ejercer la opción de instalar armas nucleares". (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/aq-ml/ip/98