Una fuerte preocupación manifestó Consumers International (CI), la mayor federación mundial de organizaciones de consumidores, ante una próxima reunión internacional que decidirá sobre el etiquetado de los alimentos producidos mediante ingeniería genética.
El tema será discutido en la próxima sesión de la Comisión del Codex Alimentarius -órgano de Naciones Unidas que fija las normas alimentarias internacionales- en Ottawa, Canadá, desde el 26 al 29 de este mes.
CI pondrá énfasis en el interés de los consumidores en un etiquetado obligatorio "ahora mismo", señaló el director general de la federación, Julian Edwards,
Para CI, no basta el etiquetado voluntario. "Necesitamos etiquetado obligatorio y ahora mismo, porque los alimentos (producidos por ingeniería genética) ya circulan en el mercado y son comercializados internacionalmente".
Según Leen Petré, a cargo del programa alimentario de CI en Londres, aumenta progresivamente la producción de alimentos genéticamente alterados, entre los que destaca los tomates, las semillas de soja y colza y las papas.
"Los consumidores tienen derecho a saber si lo que comen ha sido alterado genéticamente, por razones de salud y para que puedan evitar productos que, por ejemplo, podrían causar serias reacciones alérgicas", explicó Petré.
Las organizaciones integrantes de CI —entre ellas la poderosa Consumers Union, de Estados Unidos— están preocupadas por una propuesta que se discutirá en la reunión de Ottawa, que debilitaría el principio acerca de un etiquetado obligatorio para todos los alimentos alterados genéticamente.
La propuesta preparada por el Secretariado del Codex Alimentarius plantea que los alimentos que son (o contienen organismos) alterados genéticamente deben ser etiquetados solamente si "un análisis adecuado demuestra que difieren de los alimentos convencionales equivalentes".
Si esta medida es aprobada en Ottawa, ofrecería una excusa para no etiquetar muchos de los alimentos alterados genéticamente y podría conducir a desacuerdos legales y científicos, de acuerdo con Petré.
En opinión de CI, un alimento como una fresa que contiene un gen que la hace resistente a la escarcha, es fundamentalmente diferente a una fresa convencional, de la misma manera que ya se ha aceptado que una fresa irradiada es diferente de otra que no fue sometida a radiación.
Un cambio tan radical en la producción de alimentos como la alteración genética requiere etiquetado, debido al derecho fundamental de los consumidores de estar informados acerca de lo que compran, según la posición de principios de CI. (FIN/Consumers International-IPS/98)