Mantener la calidad de los servicios de salud y preservar los logros de las últimas décadas parecen los retos más difíciles que afronta Cuba 15 años después de alcanzar las metas mundiales en la materia establecidas por la comunidad internacional para el 2000.
La isla caribeña, que cumplió con el compromiso de "Salud para todos" en 1983, tiene que hacer malabares para que la crisis económica que vive desde 1990 no afecte en lo más mínimo "la joyita" por excelencia del gobierno de Fidel Castro.
Hasta el momento, la crisis provocó una caída del producto interno bruto de 34,8 por ciento y bajó la calidad de los servicios sanitarios, pero no afectó sensiblemente los principales indicadores en materia de salud.
Por otro lado, los perjuicios por el bloqueo impuesto por Estados Unidos desde 1962 pudieron contrarrestarse parcialmente con la asignación a la salud de cantidades prioritarias en el presupuesto estatal y casos muy concretos de cooperación internacional.
Con ese éxito a favor, el presidente Castro podría asistir esta semana a las actividades por el 50 aniversario de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Ginebra, donde será condecorado por sus contribuciones en la materia.
El ministro de Salud Pública, Carlos Dotres, ratificó este martes en esa ciudad la voluntad política de su gobierno de continuar privilegiando la asistencia sanitaria en Cuba como "un principio de justicia social indispensable".
La 51 asamblea anual de la OMS sesiona desde el lunes en Ginebra, con la participación de ministros y delegaciones de 191 estados.
"La vida en el siglo XXI, una perspectiva para todos", es el tema central del informe a la asamblea que deberá debatir el incumplimiento, en el caso de muchos países, de las metas para el 2000 en materia de salud.
Dotres afirmó que la OMS tiene ante sí el reto de los cambios, pero que "los cambios por sí mismos no van a resolver nada" mientras no se dirijan a "resolver los grandes problemas de salud que tiene el mundo hoy y no a complicarlos más".
"Las limitaciones materiales del país no han impedido el incremento de los gastos en moneda nacional del sector de la salud", afirma la investigación sobre "El desarrollo humano en Cuba, 1996", presentada este mes en La Habana.
El estudio fue realizado por el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, entidad especializada sin fines de lucro con sede en La Habana, con el patrocinio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según esa fuente, el gasto en salud pública de 1994, que incluyó los gastos corrientes de salud de todos los organismos del país, ascendió a 1.061,1 millones de pesos (igual al dólar al cambio oficial), 17 por ciento superior al gasto de 1989.
Este incremento absoluto se acompañó de un aumemto relativo del gasto en salud pública como parte del PIB, del gasto total y del gasto público, pero de una disminución del gasto de inversiones que alcanzó ese año solo 3,1 por ciento del total.
Al mismo tiempo, entre 1990 y 1994 se manifestó una reducción de más de siete millones de pesos en los gastos de atención hospitalaria y un incremento de más de 80 millones de pesos para la atención primaria.
"El problema más grave se afronta con la disponibilidad de moneda libremente convertible" que bajó de 230 millones de dólares en 1989 a 75 millones en 1994 y produjo daños "serios en los suministros", sobre todo de medicamentos, según el estudio.
Fuentes oficiales indican que a los efectos de la crisis económica sobre el sector sanitario se suman los perjuicios provocadas por el bloqueo a la economía cubana, estimados en más de 60.000 millones de dólares.
Así y todo, Cuba llega a la asamblea de la OMS con una cobertura total y gratuita de su población, logros importantes en la disminución de la mortalidad infantil y materna y un esquema de vacunación infantil que cubre 12 enfermedades.
Datos preliminares del Ministerio de Salud Pública indican que por cada 1.000 nacidos vivos la isla registró en 1997 una mortalidad infantil de 7,2 y una mortalidad en menores de cinco años de 9,3.
En esta isla de algo más de 11 millones de habitantes nacieron el pasado año 152.547 personas, 6,9 por ciento con bajo peso al nacer, por debajo del nueve por ciento registrado en 1993.
La mortalidad materna, uno de los indicadores que más sufrió en los peores momentos de la crisis económica, descendió a 22 muertes por 100.000 nacidos vivos.
Las muertes maternas se redujeron en la isla de 145 por 100.000 nacidos vivos en 1953 a 30,8 en 1985, aumentaron a 31,6 en 1990 y se dispararon hasta 36,2 en 1991.
En Cuba se erradicaron la poliomelitis (1962), la meningitis tuberculosa (1971), el tétanos neonatal (1972), la difteria (1979), el síndrome de rubeola congénita y la meningoencefalitis por parotiditis (1989) y el sarampión (1993).
"La tos ferina, la rubeola, el tétanos y la parotiditis no constituyen problemas de salud, pues sus tasas son inferiores a 0,1 por 100.000 habitantes", según la investigación sobre el desarrollo humano en la isla. (FIN/IPS/da/mj/he/98