La flexibilización del bloqueo a Cuba anunciada por Estados Unidos en abril entró al fin en vigor, pero acompañada de un nuevo endurecimiento que intenta reafirmar la fidelidad a la política del embargo.
En correspondencia con un anuncio del presidente Bill Clinton, se autorizaron este miércoles los vuelos directos entre ambos países, el envío de ayuda humanitaria a Cuba y de remesas a familiares en la isla y la venta de medicinas bajo licencia.
Pero, al mismo tiempo, Estados Unidos advirtió que endurecerá su control sobre los vuelos directos, el envío de remesas, la venta de medicinas, los viajes ilícitos y el dinero que gasten los ciudadanos estadounidenses en la isla.
"Nuestra posición es clara como el agua. No ha cambiado", dijo el miércoles el coordinador de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado (cancillería), Michael Rannenberger, sobre la política estadounidense hacia Cuba.
Rannenberger afirmó que el paquete de medidas facilita "los contactos legítimos" con la isla, pero enfatizó que Estados Unidos mantiene sin cambio su posición de sólo normalizar su relación con Cuba si en este país hay un "cambio democrático".
El embargo es sólo un "elemento de presión" y no la mayor fuente de problemas para la población cubana, dijo el funcionario estadounidense, que acreditó al éxito de esa política las reformas económicas iniciadas en Cuba en 1994.
Washington sostiene que la causa principal de las dificultades que enfrenta la isla es la permanencia en el poder de Fidel Castro por 39 años y la ausencia de un sistema democrático al estilo de los predominantes en la región.
Rannenberger anunció las nuevas medidas el miércoles durante una teleconferencia con corresponsales extranjeros en La Habana, captada en la Sección de Intereses de Estados Unidos en este país.
Mientras los vuelos directos de pasajeros se reanudarán solo a mediados de junio, los vuelos de carga con envíos de ayuda humanitaria a la isla podrán comenzar de inmediato una vez que tengan la licencia del Departamento del Tesoro.
Las autoridades estadounidenses se comprometieron a reducir 50 por ciento el tiempo estipulado para el proceso de otorgar una licencia de exportación de medicinas o equipos médicos a la isla, de acuerdo con la Ley para la Democracia en Cuba, de 1992.
El sistema de salud pública de Cuba alcanza todas las instituciones sanitarias, pero los receptores de donaciones de medicamentos en la isla no podrán estar conectados con el gobierno de Fidel Castro.
Estados Unidos verificará que las medicinas donadas no puedan ser utilizadas en en actos de tortura o violación de los derechos humanos, en la producción biotecnológica o en la reexportación.
Cada emigrante podrá enviar una vez al mes un paquete de medicinas a Cuba por un valor no superior a los 200 dólares, pero el que viaje a la isla sólo podrá llevar consigo medicamentos para uso personal.
Los cubanos residentes en Estados Unidos podrán enviar 300 dólares trimestrales a sus familiares cercanos en la isla y llevar esa misma suma en caso de que realicen un viaje a su país natal por razones humanitarias.
Todos los demás ciudadanos estadounidenses necesitarán de una licencia especial para viajar a Cuba y las autoridades de ese país reforzarán sus métodos de inspección para impedir los "viajes ilícitos" por un tercer país o por mar.
Los viajeros de Estados Unidos, que visitan la isla bajo la fórmula de gastos totales pagados por el gobierno cubano, deberán demostrar con documentos convincentes que no han gastado ni un centavo en la isla.
En caso contrario, estas personas estarán sujetas a la posibilidad de hasta 10 años de cárcel, una multa criminal de 250.000 dólares y una civil de 50.000, según el diario El Nuevo Herald, de Miami.
Rennenberger reveló que en lo que va de año se han impuesto 1,5 millones de dólares en multas a ciudadanos estadounidenses por violar en sus visitas a Cuba las reestricciones monetarias impuestas por el bloqueo.
Observadores estiman que con la implementación de las medidas anunciadas por Clinton en abril se intenta quedar bien con dos sectores totalmente opuestos en Estados Unidos, los que piden levantar el bloqueo y los que exigen su endurecimiento.
El debate sobre la vigencia del bloqueo como política cobró fuerza en el país norteamericano tras el pedido de apertura realizado por el papa Juan Pablo II durante su visita a la isla en enero. (FIN/IPS/da/mj/ip/98