La presunción de que la crisis del sudeste asiático y Corea del Sur no perjudicará a Cuba mantiene a este país caribeño ajeno a la incertidumbre y preocupación que se vive en el resto de América Latina.
Casi todo el continente saca cuentas preocupado por la competencia que encontrará en Estados Unidos, principal destino de las exportaciones de los países asiáticos y latinoamericanos.
El Sistema Económico Latinoamericano (SELA) pronosticó un enfriamiento de la economía regional este año por la baja en las exportaciones, la incertidumbre en el financiamiento y la pérdida de valor de las materias primas.
La región crecerá 1,6 puntos menos de lo previsto. Chile será el país más golpeado, mientras que Argentina, Brasil y Perú aparecen como los países más débiles ante la crisis.
El SELA indicó que las exportaciones latinoamericanas a Asia representan sólo 10,3 por ciento del total, pero la situación es preocupante en países como Chile, que promovieron una penetración acelerada en esa región.
En 1997, Chile orientó 38,7 por ciento de sus ventas a ese continente, seguido de Perú (25,3 por ciento), Brasil (15,3 por ciento) y Argentina (15 por ciento).
En tanto Cuba, que vive una severa crisis económica desde 1990, se mantiene a resguardo de la tormenta, ya que su relación comercial con los países asiáticos no es significativa, salvo con China, que hasta ahora no fue golpeada por la crisis.
Al mismo tiempo, Cuba no se verá afectada por una potencial invasión de productos asiáticos, de bajos precios, en Estados Unidos, ya que el bloqueo impuesto desde 1962 prohibe el acceso a de todo producto cubano a ese mercado.
Pero economistas y funcionarios cubanos coinciden en que la crisis tendrá un impacto negativo indirecto, por su incidencia en la caída de los precios en el mercado internacional de los productos de exportación del país.
El primero de ellos, el azúcar, se verá golpeada este año por una seria caída de la producción a menos de cuatro millones de toneladas y la tendencia a la baja de los precios.
Desde fines del año pasado, la cotización del azúcar ha descendido gradualmente hasta ubicarse hoy alrededor de 0,95 dólares la libra en el mercado de Nueva York, por debajo del precio promedio de 1997.
Expertos indican que la crisis asiática ejerce efectos contrapuestos sobre el mercado del azúcar.
Una previsible reducción del consumo y la demanda de azúcar bajaría los precios. Pero la oferta también podría caer, pues entre los "tigres" afectados por la crisis financiera se encuentran fuertes productores de azúcar, como Tailandia.
Aún más notorio es el caso del níquel, segundo producto de exportación de Cuba, que en la bolsa de metales de Londres se cotiza a unos 5.200 dólares la tonelada, más de 20 por ciento por debajo del precio promedio de 1997.
El analista Ariel Terrero, de la revista Bohemia, opina que, con esos precios, Cuba podría perder decenas de millones de dólares, aunque la producción de níquel se mantenga en crecimiento.
"Los precios del níquel vienen rodando cuesta abajo desde 1995, caída acelerada hoy, entre otras razones, por la contracción vaticinada en la demanda y la producción de acero y otros bienes que requieren de ese metal", señaló Terrero.
Otras exportaciones cubanas amenazadas por presiones a la baja en el mercado internacional son la langosta y productos del mar en general, y los cítricos.
Los expertos estiman que con la contracción económica en los países asiáticos era previsible una reducción en la demanda, y por tanto en los precios, de productos como el acero, el níquel y el azúcar.
Pero por razones similares también cayeron los precios de productos de importación esenciales para la economía cubana, como el petróleo.
Durante años el gobierno cubano se ha quejado del deterioro de los términos del intercambio. Pero esta vez, la caída de los precios de sus importaciones le ha servido de oportuna compensación a la depreciación de sus exportaciones.
"De acuerdo con facturas de 1996, Cuba gasta alrededor de mil millones de dólares en la compra de combustibles, casi un tercio del monto total de las importaciones", destacó Terrero.
De mantenerse el precio del barril de petróleo entre 12 y 20 dólares durante este año, Cuba podría ahorrar hasta 200 millones de dólares.
El director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, Osvaldo Martínez, señaló que la reducción de los precios del petróleo contribuye a bajar los costos de producción en industrias altamente consumidoras de energía, como la azucarera y la del níquel.
La disminución de los costos compensaría también las pérdidas de las exportaciones.
Aunque en menor medida, la isla se beneficiaría igualmente con la caída de precios pronosticada de alimentos como el trigo y el arroz, que importa en cantidades importantes.
Al mismo tiempo, el fortalecimiento del dólar estadounidense frente a las monedas asiáticas influye positivamente sobre el comercio exterior cubano.
La anunciada invasión de productos asiáticos le permitirá a las empresas importadoras cubanas abastecer con menor desembolso a la industria turística y la red de tiendas destinada a la venta sólo en divisas.
Pero especialistas del Centro de Estudios de la Economía Cubana advierten que estas compras agravarán los riesgos que corre la industria nacional frente a una competencia extranjera de mayor calidad.
Por lo pronto, Japón abrió una puerta para estimular sus exportaciones a Cuba, con la firma de un acuerdo para reprogramar y facilitar el pago de 775 millones de dólares adeudados por entidades cubanas a firmas japonesas.
El acuerdo promete descongelar el crédito japonés y las relaciones comerciales entre ambos países y tuvo eco inmediato con la visita de una delegación de empresarios de Japón a la isla y la asistencia de Cuba a una feria comercial en aquel país. (FIN/IPS/da/ag/if/98