COREA DEL SUR: De importador a exportador de mano de obra

Corea del Sur ha vuelto a convertirse en exportadora de mano de obra, luego de años de importarla desde otros países de Asia, como consecuencia del desempleo que saltó desde fines de 1997 de tres a 6,5 por ciento.

Muchos surcoreanos, en especial despedidos de la industria de la construcción y expertos en informática, golpean las puertas de las agencias de empleo en busca de un trabajo en el extranjero.

"Estamos hasta las orejas de solicitudes de empleo", dijo un gerente de la firma constructora Dong Ah, que convocó en mayo a obreros para trabajar en las obras de una hidrovía en Libia con la intención de llenar 300 plazas.

"Ya recibimos 2.000 solicitudes para trabajar en el exterior", informó Hong Jooon-pyo, de la Asociación Internacional de Contratistas de Corea (ICAK), agente de ocho empresas constructoras, entre ellas Samsung, Daewoo, Dong Ah y Ssangyong.

ICAK está en proceso de contratar entre 300 y 600 trabajadores para 27 clases de empleo, entre ellos capataces, conductores de camiones, yeseros y soldadores por un año en 16 países, la mayoría en el sudeste de Asia, Medio Oriente y Africa.

"Si a fines del año pasado lograba trabajar una jornada, era en un día de suerte. Por eso, decidí irme al extranjero. Tengo que pagar los estudios de dos hijos", dijo Kim Sang-Bo, de 50 años, capataz y especialista en estructuras de acero que había trabajado en Medio Oriente en 1982.

La decisión de Kim era impensable hace apenas seis meses. Después de todo, trabajar en una construcción en el extranjero significa "vivir lejos de la familia en un ambiente grosero, y por menos salario que en Corea", dijo Hong Joon-pyo, también de la ICAK.

Esa es la razón por la que los trabajadores surcoreanos representan apenas 10 por ciento del personal de los proyectos de construcción de capitales surcoreanos en el extranjero.

Estas firmas han elegido desde los primeros años 90 mano de obra más barata, la mayoría de asiáticos, incluso coreanos, residentes en China.

En los años 70 y 80, los trabajadores surcoreanos se dirigían a trabajar a grandes obras en Medio Oriente contratados por firmas del país especializadas en la construcción de represas, carreteras y centrales de energía.

Pero el auge económico que deparó a Corea del Sur un sitio entre las naciones industrializadas llevó a los obreros a evitar trabajos en el extranjero, pues los empleos en el país ofrecían salarios tres o cuatro veces mayores.

La crisis que se desató en el sudeste asiático el año pasado despertó al fantasma de las décadas anteriores. Un millón de trabajadores de la construcción ya perdieron el empleo, y, al igual que quienes creen que correrán el mismo destino, solicitan los puestos que antes rechazaron.

Lo hacen aun a riesgo de ganar menos dinero, 1.120 dólares al mes los obreros de baja categoría y 2.250 los capataces técnicos, mucho menos de lo que ganaban en Corea del Sur.

"Facilitarles un empleo en el extranjero ayudará a aumentar el ingreso de divisas y a aliviar el desempleo. La mayor traba es la diferencia de salarios", dijo el presidente de la ICAK, Kim Dae- Young.

Los programadores informáticos surcoreanos también buscan trabajo fuera del país, pero se ven beneficiados por la creciente demanda internacional, en especial en Estados Unidos y Japón, para solucionar la "crisis del milenio" que estallará en las computadoras a la hora 0 del 1 de enero del 2000.

"Los programadores escasean" en Estados Unidos, dijo Peter Percy, presidente de la firma American Resources Incorporated, que visitó Seúl hace pocas semanas.

La demanda estadounidense en 1998 será de 350.000 programadores, y solo para trabajar en proyectos relacionados con la "crisis del milenio". "Estamos 'a la caza' de 20.000 extranjeros para contratar en los próximos cinco años", agregó Percy.

Hasta ahora, las empresas estadounidenses y japonesas habían preferido programadores de India y Rusia, pero ya comenzaron a buscar surcoreanos. Un centenar de programadores de esa nacionalidad fueron contratados por esas firmas desde noviembre.

Al mismo tiempo, la fuga de cerebros representa un problema para la economía nacional, en especial cuando se registran algunas mejoras y "las empresas quieren a sus programadores de regreso", dijo Maeng Chull-Hyon, director ejecutivo de Unisys Korea Ltd. (FIN/IPS/tra-en/amy/js/mj/lb/98

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