La OMC finalizó hoy su segunda reunión ministerial con un acuerdo para liberalizar aún más los mercados, aunque la oposición de países en desarrollo impidió el lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones.
Los 132 países de la Organización Mundial de Comercio (OMC) presentaron una declaración de cuidada redacción que intenta equilibrar los intereses de gigantes como Estados Unidos y la Unión Europea con demandas hechas por los miembros menos poderosos de la agencia.
Los ministros de comercio del mundo prometieron recordar que algunos países carecen de la fortaleza económica para mantener el ritmo de los cambios forzados por los socios mayores.
La breve declaración celebró los 50 años del sistema multilateral de comercio, pero, en respuesta a quejas de países en desarrollo y organizaciones no gubernamentales, admitió que más debe hacerse para "permitir que los pueblos del mundo compartan completa y equitativamente estos logros".
Después de tres días de discusiones, los ministros prometieron mantener abiertos sus mercados y dijeron que no impondrán aranceles a productos y servicios comerciados en Internet.
Los ministros manifestaron su "profunda preocupación por la marginalización de los países menos desarrollados y ciertas economías pequeñas" y reconocieron la necesidad urgente de encarar el problema crónico de la deuda externa que enfrentan muchos de ellos.
Por primera vez, la OMC también reconoció la importancia de "ampliar el conocimiento público de los beneficios del sistema multilateral de comercio", y dijo que intentará mejorar la "transparencia" de sus operaciones.
Desde el lunes, miembros de la OMC debatieron las ventajas y desvantajas del lanzamiento de una nueva ronda de conversaciones de comercio, propuesta por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
La UE utilizó la reunión de Ginebra para una campaña por la llamada "ronda del milenio" de conversaciones de liberalización de comercio mientras el presidente estadounidense Bill Clinton propuso mantener breves conversaciones.
La mayoría de los países en desarrollo, no obstante, advirtieron contra la apertura de una nueva ronda, afirmando que su prioridad es la implementación de los compromisos existentes.
Dadas las diferencias, el compromiso final no se refiere al inicio de una nueva ronda, y los ministros sólo subrayaron la necesidad de una "mayor liberalización", y prometieron que esta será "suficientemente amplia para responder a la gama de intereses y preocupaciones de todos los miembros".
"Todas las opciones están abiertas", dijo el director general de la OMC, Renato Ruggiero, en una conferencia de prensa final, y admitió que para muchos miembros de la agencia "debe haber un énfasis en la implementación antes de lanzar una nueva iniciativa comercial".
Tampoco hubo una posición común sobre los temas que podrían ser discutidos en nuevas conversaciones, dijo Ruggiero. La mayoría de los países en desarrollo están de acuerdo en que debe haber nuevas negociaciones sobre agricultura y servicios, tras compromisos hechos en la Ronda Uruguay de 1994.
Pero hay oposición a la apertura de conversaciones sobre temas como inversiones, políticas de competencia y contratos de compra de bienes y servicios del estado con que tratan grupos de trabajo de la OMC tras la reunión ministerial celebrada en Singapur en diciembre de 1996.
Autoridades de la UE, sin embargo, informaron sobre su determinación a usar los próximos meses para convencer a países en desarrollo de que el lanzamiento de la ronda comercial favorece su propio interés.
Las preparativos para la nueva ronda comenzarán en una reunión de la OMC en septiembre. Pero la decisión final sobre el lanzamiento de nuevas conversaciones de comercio se tomarán en una reunión ministerial especial de la OMC a realizarse en el otoño (boreal) de 1999 en Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/si/rj/lp/if ip/98