El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, anunció recursos para combatir el hambre en el nordeste de este país, así como más reformas económicas, con el fin de neutralizar el pesimismo que afecta tanto su imagen electoral como los mercados financieros.
Recursos para emplear a un millón de personas en los llamados "frentes de trabajo" temporales, ofrecer alfabetización y capacitación profesional serán liberados al nordeste a partir de este lunes, anunció Cardoso.
Además, el gobierno central abrirá una línea de crédito de casi 400 millones de dólares para pequeñas compañías y microempresas de la región, con el fin de estimular la generación de empleos.
Mientras, Cardoso atacó a quienes procuran ventajas electorales de la sequía y el hambre. Calificó de "asaltantes" a los militantes del Movimiento de los Sin Tierra (MST) que promueven saqueos de camiones y almacecenes de alimentos en el nordeste e invasiones de bancos en el sur.
La pérdida de popularidad del presidente, registrada por las últimas encuestas, es analizada por expertos como uno de los factores que están derrumbando las bolsas, junto con el déficit fiscal y la inestabilidad en el sudeste de Asia y en Rusia.
Las bolsas de Sao Paulo y Rio de Janeiro acumularon desde el 1 de mayo hasta el martes 26 pérdidas superiores a 19 por ciento, y no aparecen perspectivas de mejoras.
El mercado apuesta a una nueva alza de intereses, ante el agravamiento del déficit fiscal, y en consecuencia rechazó títulos públicos ofrecidos por el Banco Central el martes, en un intento para alargar sus plazos.
La incertidumbre es producto del deterioro de la cuentas públicas, reconoció Francisco Lopes, uno de los directores del Banco Central. La reducción de la tasa básica de interés a 21,75 por ciento en la semana pasada fue demasiado optimista para el mercado.
Brasil es distinto de Indonesia o Rusia, afirmó Cardoso en una entrevista que concedió el miércoles en Brasilia a periodistas brasileños y corresponsales extranjeros, la primera de este año. La rueda de prensa anterior ocurrió tras el recrudecimiento de la crisis asiática en octubre.
"Mira lo que pasó en Indonesia", dijo el presidente para justificar las medidas que adoptó su gobierno hace siete meses, como la duplicación de las tasas de interés, para evitar que la economía brasileña sufriera los efectos de la turbulencia en Asia.
Por esas medidas, impopulares y por tanto portadoras de "un costo político", Brasil habría evitado la crisis que siguió agravándose en Indonesia y Rusia, opinó Cardoso.
Los intereses, que pasaron de 20,7 a 43,5 por ciento en noviembre en la tasa básica del Banco Central, provocaron la caída de 1,1 por ciento del producto interno bruto del primer trimestre.
El índice de desempleo oficial pasó de 4,84 en diciembre a 8,18 por ciento en marzo.
La insolvencia de la población junto con la del comercio, por compras a crédito, alcanzó niveles sin precedentes, lo que llevó al borde de la quiebra varias empresas antes consideradas muy sólidas.
Cardoso admitió la gravedad del déficit público brasileño, "generado dramáticamente por la previsión social y los intereses", que son elevados justamente por las dificultades fiscales.
Contra eso garantizó la profundización de las reformas estructurales, como la tributaria, pero descartó nuevas medidas fiscales de emergencia.
Las elecciones del 4 de octubre, que pueden tener una segunda vuelta el 15 de noviembre, impiden la concreción de acciones impopulares, otra factor del pesimismo en el mercado.
Pero la entrevista tuvo como objetivo principal el anuncio del programa de ayuda al nordeste, donde diez millones de personas enfrentan el hambre a causa de una prolongada sequía. La omisión o su tardía reacción al respecto afectó la imagen del gobierno.
El presidente desmintió informes periodisticos que anunciaban una intervención del ejército para evitar los saqueos, señalando que la defensa del orden público es misión de los gobiernos y las policías estaduales. Solo "en última instancia" se recurrirá a las fuerzas armadas, aseguró.
De todas formas, los saqueos "perturban y desestabilizan el país", argumentó para exigir mayor esfuerzo de las autoridades estaduales en la represión al delito.
A pesar de su afirmación de que no le preocupan los efectos electorales de la situación, es evidente su esfuerzo en evitar el deterioro de su imagen ante la opinión pública, que ya empieza a generar dudas sobre su reelección en octubre y a agravar el nerviosismo en el mercado financiero. (FIN/IPS/mo/mj/if ip/98