El presidente Fernando Henrique Cardoso calificó de "vagos" a todos los que se jubilan con menos de 50 años de edad, lo que provocó reacciones airadas y agravó la irracionalidad en el debate sobre la reforma de la previsión social en Brasil.
En su discurso en un foro sobre estrategias de desarrollo, pronunciado el lunes en Río de Janeiro, Cardoso se olvidó que su propio ex ministro de Previsión Social, Reinhold Stephanes, se jubiló a los 48 años como funcionario de la alcaldía de Curitiba, en el sur del país.
También Cardoso obtuvo una jubilación a los 37 años de edad, aunque como castigo aplicado por el régimen militar para suspender sus clases en la Universidad de Sao Paulo en 1968. Y su ex secretario, ahora coordinador de la campaña por la reelección, Eduardo Jorge, es parlamentario jubilado a los 48 años.
La mitad de los funcionarios públicos se jubilan antes de los 50 años y en muchos casos, como las maestras, el promedio se acerca a los 40 años, señaló Stephanes, que dejó el Ministerio el mes pasado para cumplir la ley electoral e intentar ser reelecto como diputado en octubre.
El ex ministro justificó la palabra utilizada por el presidente como una forma de lograr "impacto" en defensa de la reforma previsional, que tiene puntos polémicos en votación en la Cámara de Diputados estos días.
Cardoso afirmó en su discurso que busca evitar "vagos en un país de pobres y miserables", con la aprobación de la enmienda constitucional que pondría fin a las jubilaciones precoces.
Su propuesta, sin embargo, fue derrotada la semana pasada. La oposición, agrandada por disidentes del oficialismo, logró rechazar la disposición que fijaría 60 años para los hombres y 55 para las mujeres como edad mínima para el retiro.
Pero el tema adquirió ribetes de comedia, ya que la derrota ocurrió por un solo voto. La propuesta oficial necesitaba 308 votos y obtuvo 307. Fue determinante para ese resultado la sorpresiva abstención del diputado Antonio Kandir, ministro de Planificación hasta el mes pasado y defensor de la reforma.
Kandir dijo que se equivocó por el sistema electrónico en que se vota apretando botones muy cercanos, sin verlos. Ahora trata de rectificar su voto, pero las reglas parlamentarias no lo permiten. Así, un voto equivocado determinó el futuro de los jubilados en Brasil.
El Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) está en quiebra, argumentan las autoridades. Su déficit, de unos 3.500 millones de dólares el año pasado, podría duplicarse este año si no se aprueba la enmienda constitucional, tal como propone el gobierno.
A eso se suma el déficit del Tesoro por la remuneración a los funcionarios públicos "inactivos", el triple del sufrido por el INSS el año pasado.
A la larga será imposible evitar la quiebra de todo el sistema, según expertos independientes, porque la cantidad de beneficiados crece mucho más rápido que la de los contribuyentes del sistema mientras aumenta la expectativa de vida de los brasileños.
En el año 2000, los funcionarios "inactivos" serán tantos como los activos.
Ante la derrota de la edad mínima, el presidente Cardoso trata de torcer la decisión basándose en una interpretación gramatical de lo aprobado en la Cámara de Diputados, por la cual el triunfo opositor sería un tiro por la culata.
Tal como quedó redactado el artículo votado en cuestión, el derecho a la jubilación sólo se cumple a los 35 años de contribución al sistema por los hombres y 30 años por las mujeres "y" la edad mínima de 65 o 60 años, respectivamente.
Al olvidar cambiar la "y" por "o" entre las dos exigencias, los diputados aprobaron un límite de edad más elevado que el propuesto por el gobierno, opinó el jurista Ives Gandra Martins. Esa inversión de la intención legislativa fue acogida por el presidente.
Será difícil imponer esa versión, pero se busca barajar posiciones para intentar una negociación con la oposición y los parlamentarios oficialistas, que se niegan a aprobar medidas impopulares algunos meses antes de las elecciones.
En ese debate en que la astucia sustituye argumentos racionales, la oposición defiende privilegios que quiere combatir, como el retiro de funcionarios estatales con aumento salarial a los 49 años de edad como promedio, mientras los del sector privado sufren una brutal reducción de ingresos al jubilarse.
Luis Inácio Lula da Silva, el candidato presidencial de la izquierda y ex obrero metalúrgico, se jubiló a los 45 años de edad, recordó el ex ministro Stephanes.
Los opositores argumentan que hay soluciones alternativas, como combatir la corrupción, el trabajo informal y las empresas que no pagan la contribución. Generar más empleos formales ayudará a reequilibrar el INSS, añaden.
Cardoso no debería ofender a los jubilados, porque "el pueblo necesita respeto y empleos", reaccionó el ex presidente Itamar Franco. (FIN/IPS/mo/ml/lb ip/98