BRASIL: Economía entre alivio externo y presión de déficit fiscal

La mejora de las cuentas externas de Brasil transfiere al creciente déficit fiscal las mayores preocupaciones en torno a la principal economía sudamericana.

Las reservas cambiarias se elevaron a 74.656 millones de dólares en abril, informó el Banco Central el jueves. En noviembre se limitaban a 52.035 millones, tras una pérdida de 9.896 millones de dólares a causa del agravamiento de la crisis asiática en octubre.

El alivio en el sector externo se refleja también en un reducción del déficit de cuenta corriente, que correspondió a 4,16 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 1997 y bajó a 4,01 por ciento en los 12 meses concluidos en abril.

Esa tendencia se mantendrá todo este año, sostuvo el jefe del Departamento Económico del Banco Central, Altamir Lopes, basado en resultados del comercio exterior, aún con saldos negativos pero inferiores a los del año pasado.

El déficit comercial se redujo a 1.792 millones de dólares en enero-abril, 45,8 por ciento menos que en igual período del año pasado. Las exportaciones crecieron 7,8 por ciento y las importaciones registraron una ligera caída.

Pero la alarma suena ahora en las cuentas públicas internas, que siguen deteriorándose desde octubre. El déficit nominal, que incluye todos los gastos, incluso intereses y corrección monetaria, llegó a 6,53 por ciento del PIB en febrero, contra 6,12 por ciento en diciembre.

En el mercado financiero se teme un agravamiento de ese porcentaje a 7,5 por ciento en los próximos meses. La meta perseguida por el gobierno, desde el año pasado, es limitar ese déficit a menos de cinco por ciento del PIB.

El ministro de Hacienda, Pedro Malán, admitió que sin un equilibrio en las cuentas públicas puede volver la inflación, que está bajo control desde 1994 y se acerca al nivel internacional de menos de tres por ciento al año.

El deterioro de las cuentas en los últimos meses se debió al alza de las tasas de interés, provocada por la crisis asiática y que aumentó los costos de la deuda pública, y a los gastos del sistema de previsión social, justificaron las autoridades.

Eso sirvió de argumento para presionar al Congreso con el fin de que aprobara la reforma previsional. Pero la forma en que los diputados modificaron el proyecto inicial no permite una gran mejora en las finanzas del Instituto Nacional de Seguridad Social.

Sin una fuerte reducción de gastos en otros sectores, que también crecieron mucho, no habrá ajuste fiscal, evaluó Raul Velloso, economista experto en cuentas públicas.

Las perspectivas son graves, segun él, porque en los primeros meses de este año el gobierno consiguió una recaudación sin precedentes, como consecuencia de medidas fiscales que adoptó en noviembre con la intención de neutralizar el costo de los intereses elevados a causa de la crisis asiática.

Las medidas apuntaban a una reducción de gastos y aumento de ingresos en un total de 20.000 millones de reales (17.500 millones de dólares). Si no se logró acumular ningún superávit primario en estos meses, será peor en los próximos meses.

Un resultado primario (solo ingresos menos gastos, excluidos los intereses) positivo de 1,5 por ciento fue la meta frustrada del gobierno en 1997. El año terminó con un déficit de 0,94 por ciento, que se elevó a 0,99 por ciento en febrero.

Ese es el resultado decisivo, según Malán, porque el nominal incluye factores transitorios, como los intereses que ya bajaron a 23,5 por ciento, después de su repentina elevación a 43,5 por ciento en noviembre, para neutralizar efectos asiáticos.

Un pequeño superávit primario impulsará una mayor reducción de los intereses, ya que el gobierno tendrá menos necesidad de financiarse.

El gobierno dispone por ahora de los abultados ingresos del programa de privatización, que se estiman en unos 50.000 millones de dólares en este y el próximo año, para atenuar sus problemas fiscales.

Pero esa fuente se agotará en el 2000, advirtió André Lara Resende, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, institución de fomento que coordina las privatizaciones. El gobierno tiene, por lo tanto, menos de dos años para ajustar sus cuentas. (FIN/IPS/mo/mj/if/98

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