BRASIL: Crédito oficial impulsa exportación y orienta producción

El gobierno de Brasil mantiene y utiliza un poderoso conjunto de bancos estatales para promover la producción agrícola e industrial, las exportaciones y la reorganización económica, en tiempos de liberalismo.

El Banco do Brasil es el principal instrumento para elevar la producción a cien millones de toneladas de granos en el año 2000. Para doblar las exportaciones en cinco años, cuenta con la ayuda del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), más volcado a fomentar la indutria y la infraestructura.

A esos dos gigantes se suman la Caja Económica Federal, de fomento a la vivienda y saneamiento básico, la Financiadora de Estudios y Proyectos para la investigación tecnológica y bancos de desarrollo regionales, como el Banco del Nordeste.

Los financiamientos de largo plazo, necesarios en inversiones industriales e infraestructura, dependen de ese sistema oficial que cobra intereses muy inferiores a los del mercado, por contar con recursos públicos o del exterior. Eso vale también para el crédito agrícola, de alto riesgo.

Los altos intereses cobrados en el mercado brasileño, por la necesidad del gobierno de financiar su elevada deuda interna y el déficit en cuentas corrientes externas, impiden o limitan la actuación de bancos privados en esas áreas.

El Banco Central fijó en 21,75 por ciento su tasa básica a partir del día 21, tras una gradual reducción desde noviembre, cuando la elevó a 43,5 por ciento para contener la fuga de capitales como consecuencia de la crisis financiera asiática.

Los créditos oficiales registraron un fuerte incremento en los últimos años. Los del BNDES subieron de 3.224 millones de dólares en 1993 a 17.581 millones el año pasado, más que quintuplicándose en los cuatro años de estabilidad de la nueva moneda brasileña, el real.

El Banco do Brasil estimuló la producción agrícola con 6.488 millones de reales (unos 5.900 millones de dólares) el año pasado, superando al año anterior en 56,55 por ciento.

Para la próxima cosecha, el Ministerio de Agricultura estima en 9.500 millones de dólares la suma necesaria para que la producción se acerque a los 90 millones de toneladas, abriendo paso a la meta de cien millones de toneladas en el año 2000.

La mayor parte debe quedar a cargo del Banco do Brasil, que destina a la agricultura 55 por ciento del total de sus préstamos. El alto índice de insolvencia, usual en el sector, afecta su rentabilidad, pero el mercado lo presiona a presentar un desempeño competitivo.

No obstante, el Banco do Brasil no dejará su tradicional misión de atender a la demanda rural, aseguró su presidente, Paulo Ximenes.

Como instrumento del gobierno, viene incrementando también su crédito a las exportaciones. De enero a abril de este año, financió la actividad con 2.550 millones de dólares, más que duplicando la suma ofrecida en igual período de 1997.

Hace dos años, el gobierno decidió incorporar el BNDES al esfuerzo de exportar 100.000 millones en el año 2002, casi el doble de los 52.986 millones de 1997.

Ese banco de fomento, que antes sólo financiaba exportaciones de máquinas y equipos, diversificó la cartera. De 369 millones de dólares en 1995, sus créditos en esa área subieron a 1.210 millones de dólares el año pasado, informó Sergio Besserman, director de Planificacin.

En el sector de vivienda y saneamiento, la Caja Económica Federal también viene más que duplicando sus créditos cada año, acentuando la actuación de los bancos públicos en el fomento de actividades claves para la estabilidad económica del país o la generación de empleos.

La economía brasileña cuenta con baja financiación a causa de los altos intereses de mercado. Se limita a un tercio del producto interno bruto, contra cien por ciento en muchos países industrializados.

El BNDES, con sus enormes recursos, orienta la producción según los objetivos gubernamentales y es el ejecutor de hecho de una política industrial, señalan economistas. Los liberales critican ese papel, por considerarlo una intervención en el mercado.

Pero se trata de apoyar un proceso de transición, "un puente" entre la estabilización monetaria tras décadas de alta inflación en Brasil y el momento en que el mercado de capitales y el sistema bancario privado puedan financiar a largo plazo, justificó Besserman.

Hasta los más liberales reconocen que se justifica el uso de recursos públicos para corregir fallas del mercado, según José Guilher dos Reis, jefe del Departamento Económico de la Confederación Nacional de la Industria. (FIN/IPS/mo/ag/if/98

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