Las mujeres en Brasil, como en muchos países, aumentan su participación en el sindicalismo, un histórico reducto masculino, incluso porque tienen más razones que los hombres para luchar por derechos laborales.
Las trabajadoras brasileñas ganan como promedio sólo 54 por ciento del salario de los hombres, según un informe de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos. Enn países de menor desigualdadad, como Costa Rica y Uruguay, alcanzan a 82 y 75 por ciento, respectivamente.
El desempleo, en cambio, es mayor entre las mujeres. La última información del oficial Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), de marzo, dio cuenta de un desempleo de 9,26 por ciento entre las trabajadoras, frente a 7,43 por ciento emtre los hombres.
Numerosos estudios comprueban que, ejerciendo funciones idénticas, las mujeres tienen en Brasil salarios más bajos que los hombres en el sector privado.
Ahora, una investigación del Ministerio de Administración comprobó una fuerte desigualdad también en el sector público.
El estudio reveló que 44,18 por ciento de los funcionarios del gobierno central son mujeres. Pero en los puestos mejor remunerados, de "Dirección y Asesoramiento Superior", como se llaman en Brasil los cargos de confianza, la presencia femenina es desigual.
Alcanza a 45,53 en el nivel uno y se reduce en la medida que se eleva la responsabilidad y la remuneración. En el nivel seis, de jefatura más alta, solo hay 13,24 por ciento de mujeres.
La misma primera dama, Ruth Cardoso, reconoció la persistencia de desigualdades de género y "barreras invisibles" que impiden la promoción de las mujeres en la administración gubernamental, al participar en un seminario sobre el tema en Brasilia, a fines de abril.
La antropóloga Ruth Cardoso se pronunció por cuotas de participación de mujeres en la dirección de los sindicatos y de los partidos políticos, para lograr un mejor equilibrio de género.
En las elecciones ya se impuso esa "acción afirmativa". En los comicios municipales de 1996, los partidos tuvieron que ceder a 20 por ciento de los puestos de sus listas de candidatos.
Esa cuota aumentará a 25 por ciento en las listas de aspirantes para el parlamento nacional y las legislaturas estaduales en las elecciones del 4 de diciembre, una fecha en que también estará en juego la Presidencia.
Un proyecto de la diputada Marta Suplicy busca fijar definitivamente esa cuota femenina en 30 por ciento.
En la Central Unica de Trabajadores (CUT), las mujeres ocupan ya 30 por ciento de los cargos de dirección ejecutiva, destacó Sandra Cabral, secretaria Nacional de Comunicación de esa organización sindical, la mayor en su tipo.
"De los 27 miembros de la Ejecutiva, nueve son mujeres", dijo Cabral.
Las mujeres tienen que ser más activas porque, además de la discriminación salarial y de su alto desempleo, "la pobreza se feminiza". Es decir, afecta principalmente a las familias encabezadas por madres separadas o viudas, argumentó Cabral.
Por otra parte, las mujeres están más expuestas al acoso sexual y al trabajo infantil, según Nair Goulart, secretaria de la Mujer de Fuerza Sindical, otra central que fijó una cuota de participación femenina para su dirección.
En los sindicatos de base, en general esas cuotas no han sido aplicadas, especialmente en sectores dominados por hombres, como el metalúrgico.
La tendencia a una mayor actuación femenina se produce también porque los reclamos sindicales se diversificaron ante los cambios econmicos y sociales mundiales. Ya no se concentran ni limitan a la cuestión salarial y de empleo, para contemplar amplios derechos sociales.
Surgieron o se fortalecieron sindicatos calificados "de categorias diferenciadas", no definidas por el ámbito territorial ni empresarial, en luchas que ganan fuerza.
Es el caso de la Federación Nacional de Trabajadores Domésticos, de inmensa mayoría femenina, que lucha por conquistar derechos laborales como el seguro de desempleo y el fondo de indemnizacin, y a veces las vacaciones y el salario décimotercero.
La Federación logró un primer triunfo cuando la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados acogió un proyecto para imponer sus reivindiaciones.
"Somos 3,2 millones de trabajadores en Brasil y necesitamos esa ley para tener relaciones laborales más justas y asegurar nuestros derechos", advirtió Francisca Guimaraes, una dirigente de la categoria profesional.
El Sindicato de Secretarias del estado de Sao Paulo tiene sólo 11 de años de existencia. Pero representa a 800.000 trabajadoras que fueron "olvidadas durante décadas", hasta que se organizaron para superar su dispersión en muchas empresas, señaló la presidente de la organización, Leida Borba de Moraes. (FIN/IPS/mo/ff/lb/98