Los equipos de rescate recuperaron hasta hoy 45 cadáveres entre los escombros de las localidades bolivianas de Aiquile y Totora, destruidas el viernes por el terremoto más poderoso de este siglo en el país, y donde continuaron los temblores.
La tierra sigue temblando en esa región, ubicada en el central departamento de Cochabamba, tras el sismo de 6,8 grados en la escala de Richter, que mide hasta nueve la energía liberada en el foco del terremoto y multiplica por diez la potencia de un grado al otro.
A las 8.55 (12.55 GMT) de este sábado, el observatorio de San Calixto, en La Paz, registró en Aiquile, distante 620 kilómetros al sudeste, un nuevo temblor de 5,5 grados en la escala de Richter, la réplica más fuerte de los más de 200 sacudones que se produjeron desde el terremoto de 32 horas antes.
Técnicos del Observatorio de San Calixto advirtieron que el nuevo sismo tuvo una intensidad capaz de derrumbar viviendas ya dañadas.
"La tierra ha vuelto a sacudirse. Algunas viviendas se están desplomando. Hay mucha confusión: los cuerpos son velados en las aceras, no hay ataúdes para los cuerpitos de los niños", relató desde Aiquile el periodista Mario Camacho, corresponsal de la católica Radio Fides, de La Paz.
"No podemos movilizarnos, (pues) en las calles hay mucho peligro y nuevas viviendas pueden desplomarse", dijo Camacho.
Hasta este sábado, el saldo de la tragedia en Aiquile, de 20.700 habitantes, era de 37 cadáveres rescatados, 100 personas heridas y 80 por ciento de las viviendas destruidas.
En Totora, distante a 217 kilómetros de Aiquile y con 14.000 habitantes, habían sido rescatados 8 muertos, 20 personas estaban heridas y 50 por ciento de las viviendas destruidas.
Mientras, fuentes extraoficiales insistían en que las víctimas eran más de 60 en las dos localidades.
El presidente Hugo Banzer, que el viernes visitó la región afectada, declaró este sábado "zona de desastre nacional y de emergencia" a las poblaciones de Aiquile, Totora y Mizque, y dispuso un duelo nacional de tres días.
Mauro Bertero, portavoz oficial del gobierno, informó al término de una reunión de emergencia del gabinete que el presidente recibió varias llamadas telefónicas de solidaridad de gobiernos y organismos internacionales.
El ministro de Defensa, Fernando Kieffer, aseguró que varios países comprometieron su cooperación para ayudar a los daminificados por el terremoto.
"Está llegando un avión de México con 22 toneladas de ayuda, Argentina nos ha anunciado un respaldo con recursos humanos y material, Chile está enviando técnicos expertos en ubicación y rescate de restos humanos, y Francia está desplazando ayuda de su programa de apoyo para casos de desastre", dijo el ministro.
El terremoto de las 04.49 GMT del viernes fue el cuarto registrado en Aiquile en este siglo y tuvo epicentro en medio del pueblo. Los tres anteriores ocurrieron en 1925, 1958 y 1976, con intensidades entre 5,2 y 5,9 grados en la escala de Richter.
Los tres sismos previos no causaron víctimas, aunque derribaron viviendas viejas. El valle en que se encuentra Aiquile es propenso a los temblores de tierra, pues está surcado por una falla sísmica.
El geólogo Hugo Zapata explicó que esa fractura, conocida internacionalmente como la "falla de Aiquile" es producto del desplazamiento y choque de las placas de Nazca y de América del Sur.
La población de Aiquile nunca contó con medidas de prevención para afrontar terremotos, pese a su vulnerabilidad. Los habitantes del lugar sovreviven en la extrema pobreza.
Los pobladores mayores aún recuerdan que hace 40 años sufrieron un sismo fuerte sin víctimas, pero nunca pensaron que la tierra volvería a temblar, para matar en medio de la noche a hombres y mujeres de toda edad.
Aiquile, conocida como la "capital del charango", un pequeño instrumento de cuerdas andino, vive de una débil agricultura que produce frutas, papa, maíz y trigo, y de la escasa economía que genera el diario paso de buses de transporte que comunican las ciudades de Cochabamba y Sucre.
En el índice de desarrollo del Programa de las Naciones Unidas para de Desarrollo (PNUD), Aiquile ocupa el lugar 221 en una lista de 311 municipios bolivianos, en señalamiento de la pobreza de sus habitantes.
Totora, la otra víctima del terremoto, ocupa el puesto 228 en esa misma lista.
Un terremoto de intensidad semejante al registrado el viernes en Aiquile y Totora habría destruido 90 por ciento de los edificios de La Paz, si hubiera tenido epicentro en esta ciudad, advirtió el ingeniero Rolando Grandi, experto en movimientos sísmicos. (FIN/IPS/jcr/ff/pr/98