Cuba será el único país del hemisferio ausente cuando este lunes se inicie en Venezuela la 28 asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero esa falta dominará buena parte del debate político de los 34 cancilleres en la cita.
Otro gran tema será la implementación de los acuerdos de la II Cumbre de las Américas, realizada en Santiago en abril: los cancilleres deberán abundar en el sentido de comunidad hemisférica requerido por los 34 mandatarios, pues el Consejo de la OEA ya maceró los 14 asuntos específicos de la agenda.
La Habana será "la protagonista ausente" de la asamblea, admitió el embajador de Venezuela ante la OEA, Francisco Paparoni, para quien "el problema de Cuba no es con la organización, sino con los Estados Unidos".
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Madeleine Albright, acudirá al primero de los tres días de sesiones de la asamblea en Caracas para subrayar las tesis de Washington ante sus vecinos del hemisferio, que cada vez más apelan a la cuestión cubana para marcar distancia con Washington.
De todos modos, está suficientemente claro que en Caracas no se readmitirá a Cuba en la OEA, algo que por lo demás, el gobierno de Fidel Castro no ha solicitado. Pero otra cosa será cuánto se avanzará en ese sentido o cuántas y cuáles señales se enviarán a La Habana.
La 28 asamblea presentará un formato diferente, a propuesta de Venezuela: antes la reunión consumía cinco días, sobre todo jornadas de discursos en los que los cancilleres pasaban revista a los asuntos de interés común. Pero la reunión de Caracas se reducirá a dos días y medio.
Como además la agenda temática llegará prácticamente cerrada – apenas se prevén leves retoques-, los cancilleres podrán consagrar su tiempo en Caracas a debatir los temas más acuciantes en las relaciones hemisféricas.
Aquí es donde saltará el tema de Cuba, cuyo reingreso al sistema interamericano ya fue planteado en Washington en el Consejo -órgano integrado por embajadores y que dirige a la OEA entre una y otra asamblea- por la representante de México, Carmen Moreno.
Moreno propuso crear mecanismos para superar en el hemisferio las secuelas de la guerra fría: "Los parámetros han cambiado, el mundo ha cambiado, la OEA debe cambiar, a su ingreso al siglo XXI", señaló.
Cuba fue excluida en 1962, al juzgar los otros 20 países entonces miembros de la OEA que su régimen político basado en el marxismo-leninismo era incompatible con el sistema interamericano, y por su alianza militar con una potencia extracontinental, la desaparecida Unión Soviética.
Esa alianza ya no existe. Cuba además ha dejado de exportar su revolución. Pero su sistema político sigue visto como incompatible con los principios que defiende la OEA: el primer punto de la agenda de Caracas es "promoción de la democracia representativa".
Para el regreso de Cuba a la OEA "se exigen criterios muy precisos, que no están dados", dijo el miércoles en La Habana el canciller brasileño Luiz Felipe Lampreia, quien recordó la serie de compromisos frente a gobiernos no democráticos que la organización adoptó desde 1991.
Sin embargo, la insistencia en acoger de nuevo a La Habana crece en el debate hemisférico: ya sea con el énfasis de México o Canadá ("Cuba debería estar aquí", dijo en Santiago el primer ministro canadiense Jean Chrétien), o bien con la ponderación de otros gobiernos.
Por ejemplo, el presidente venezolano Rafael Caldera ha expresado que "si Cuba quisiera regresar a la OEA, Venezuela la apoyaría", y el colombiano César Gaviria, secretario general de la organización, ha planteado que en esta materia debe manejarse el criterio del gradualismo.
Según Paparoni, "cuando alguien dice que Cuba debe volver a la OEA hace una expresión de buena voluntad, que debe traducirse como 'ojalá que Cuba se vuelva democrática', aunque hay algunos que sólo lo dicen para afirmar su independencia de pensamiento".
Esa afirmación de independencia lleva a la región a defender, frente a Washington, la búsqueda del multilateralismo y del consenso, con el viento a favor de acuerdos hemisféricos tejidos en el sistema de reuniones cumbres.
La asamblea de la OEA debutará en Caracas como instancia de revisión política de esos acuerdos. La organización recibió de la Cumbre de Santiago 30 mandatos, que debe traducir en acciones de apoyo a iniciativas en materia de educación y de combate a las drogas, la corrupción y el terrorismo.
Otros mandatos de Santiago versan sobre el fomento de la confianza y seguridad entre naciones del hemisferio, la democracia y los derechos humanos, la alianza entre el sector público y la sociedad civil, y la promoción de los derechos de la mujer, de los trabajadores y de los indígenas.
También, sobre temas como desarrollo sustentable, ciencia y tecnología, telecomunicaciones y el Area de Libre Comercio de las Américas, ALCA, para cuya negociación la OEA seguirá prestando apoyo técnico.
La agenda que se aprobará en Caracas contendrá instrucciones a los organismos de la OEA sobre estas materias, y se le sumarán disposiciones para el combate contra la pobreza y la discriminación, y en apoyo a la remoción de minas en América Central. (FIN/IPS/jz/ff/ip/98