Uno de los bancos de Venezuela acusados por Estados Unidos de participar en operaciones de narcolavado acusó a las autoridades en Washington de ser "un águila que caza moscas", mientras la conexión del caso llegó a los líderes de las asonadas golpistas de 1992.
Edgard Dao, presidente del Banco del Caribe y uno de los líderes más respetados del mundo financiero venezolano, dijo que su institución sí verificó a la empresa estadounidense ficticia que abrió una cuenta en su filial en Curazao y fue avalada por dos grandes entidades bancarias de Estados Unidos.
Dao se preguntó si "la forma de luchar contra el narcotráfico" por parte de Washington es la de establecer una empresa creada a la perfección y con todo tipo de avales legales y bancarios como cebo para cazar a bancos latinoamericanos dispuestos a legitimar capitales de carteles de la droga.
La interrogante que aún con sordina toma cuerpo en las 49 entidades del sistema bancario venezolano, recién salido de una crisis generalizada estallada en 1994 y con la más alta participación extranjera de América Latina, es por qué la operación no involucró a la banca de Estados Unidos.
Informaciones oficiales estadounidenses aseguran que en su país se blanquean cada año 300.000 millones de dólares procedentes del tráfico de drogas, en México 30.000 y en Venezuela 3.000 millones.
Pero la encubierta Operación Casablanca llevada a cabo en Estados Unidos para detectar ejecutivos bancarios incursos en narcolavado lo que sí hizo fue poner en aprietos a líderes de las asonadas golpistas de 1992, aunque no fuera su objetivo.
La intermediaria venezolana que el falso dueño de la empresa Esmerald Empire Corporation buscó supuestamente para hacer fluir millonarias cantidades ilícitas fue Carmen Salima, conocida en el país por haber sido la abogada de varios militares golpistas.
Salima fue detenida el miércoles en Miami y, según la causa en su contra, habría sido quien movió otras personas para llegar a altos ejecutivos del Banco Caribe y el estatal Banco Industrial y realizar la operación de blanqueo de 9,5 millones de dólares.
Los acusados venezolanos por las autoridades jurídicas de Estados Unidos son hasta ahora seis y todas están detenidas allí, menos el octogenario vicepresidente del Banco del Caribe, Marco Henríquez, y otra antigua figura de la banca local, Carlos Vivas.
El aspecto más escandaloso es la conexión en el caso de la sucursal en la ciudad estadounidense en Miami del estatal Banco Industrial, a lo que se añade que la ejecutiva acusada de narcolavado es su vicepresidenta Esperanza Matos, hermana del hasta diciembre ministro de Hacienda, Raúl Matos.
Matos se ha declarado inocente, explicó el jueves su hermano en una comparecencia ante la opinión pública, en que aplaudió la total cooperación que el gobierno venezolano decidió brindar a las autoridades estadounidenses en el caso.
Salima defendió a los cabecillas del alzamiento militar del 27 de noviembre de 1992, cuyas causas, al igual que las de la rebelión del 4 de febrero del mismo año, fueron sobreseidas por el actual presidente Rafael Caldera, al llegar al poder en 1994.
La red televisiva de noticias Globovisión detalló este viernes que Salima mantiene estrecha relación con los dirigentes de aquellas asonadas, que ahora apoyan la candidatura a la presidencia del líder de la primera de ellas, Hugo Chávez.
Directivos del partido de Chávez, el Movimiento V República, precisaron que Salima no formó parte del equipo de defensa del candidato que encabeza las encuestas con miras a las elecciones del 6 de diciembre.
La supuesta participación de Salima en el blanqueo de dinero, por el que, según la denuncia, cobró cuatro por ciento del capital legitimado, llevó a fuentes policiales y de organismos de seguridad a indicar que se debe investigar si parte de esa alegada comisión llegó a la campaña de Chávez.
En tanto, Dao indicó que su filial en la isla antillana de Curazao movilizó 4,2 millones de dólares durante ocho meses dentro de la cuenta abierta por la Esmerald Corporation antes de viajar a ese vecino territorio holandés para dirigir la investigación interna de su entidad.
Aseguró que la empresa creada por Washington como cebo presentó toda la documentación requerida dentro de los controles contra el narcolavado, incluidos respaldos financieros de dos entidades estadounidenses, el Bank of America y el United Bank, del estado de Florida.
El Banco del Caribe, con 44 años de establecido y séptimo en captación de depósitos del país, se alió a fines de 1997 con el canadiense Scotian Bank, que posee ahora 15 por ciento de su capital y que también envió personal para participar en la investigación del rastreo de la cuenta de la Smerald Corporation.
Dao también defendió al vicepresidente de la entidad, de 81 años y cofundador del banco, que es buscado por autoridades estadounidenses y venezolanas como supuesto colaborador consciente en la operación de narcolavado.
Henríquez habría salido de Caracas hacia un destino desconocido este jueves, mientras diferentes organismos de seguridad intensificaban por órdenes del gobierno su búsqueda para ponerlo a disposición de las autoridades estadounidenses.
Dao defendió la honorabilidad del acusado y aseguró que el banco "ejercerá todas las acciones legales" dentro y fuera de Estados Unidos para limpiar su nombre, cuando se demuestre su inocencia. "Con 81 años, esta acusación atenta contra su vida", dijo un hijo de Henríquez, sin indicar su paradero. (FIN/IPS/eg/mj/if ip/98