Los atacantes que balearon a un destacado activista de los derechos humanos de Turquía pertenecían a un escuadrón paramilitar entrenado, en forma secreta, por un oficial militar con inclinaciones neofascistas de una unidad de inteligencia antiterrorista.
Seis hombres fueron detenidos durante el fin de semana pasado en conexión con el casi fatal atentado contra Akin Birdal, presidente de la Asociación de Derechos Humanos del país. El 12 de mayo, el activista recibió siete balazos, pero sobrevivió.
El atentado desató una revuelta en la opinión pública. "Tuvieron que investigarlo y detener a los atacantes, ante una reacción tan masiva", dijo Birdal a IPS.
Miles de manifestantes salieron a las calles para protestar por el atentado, y Birdal recibió la visita en el hospital de varios encumbrados visitantes, entre ellos el canciller británico Robin Cook, en calidad de presidente de la Unión Europea.
"Turquía es gobernada por un sistema totalitario que no reconoce los derechos de la oposición", manifestó Birdal. "Me atacaron porque expreso la opinión de muchos millones, de que los derechos humanos sólo se respetarán cuando la paz reine en Turquía".
Dos de los detenidos, Kerem Deretarla y Bahri Eken, habrían confesado a los investigadores y se declararán culpables del cargo de intento de asesinato.
Ambos fueron llevados ante Birdal, en su lecho del hospital, para que este verificara su identidad como los hombres que lo balearon en su oficina el 12 de mayo.
"Los miré a los ojos, pero ellos no pudieron hacer lo mismo", dijo Birdal. "Ellos fueron los asesinos, pero son sólo herramientas, unos niños, ya que los verdaderos responsables se esconden detrás de ellos".
Deretarla, de 17 años, dijo a la policía que fue entrenado para el atentado en un campamento secreto al norte de Estanbul por el oficial de la policía, Cengiz Ersever.
Ersever fue detenido por el intento de asesinato y se espera que se declare culpable de los cargos. Birdal, por su parte, será sometido a cirugía en los próximos días, ya que el ataque le paralizó el pie izquierdo y el brazo derecho.
Según explicaron los atacantes, el activista de los derechos humanos fue elegido como blanco luego de que los medios de comunicación reprodujeran el testimonio del ex comandante de guerrilleros kurdos, Semdin Sakik, detenido este año por fuerzas especiales turcas.
En declaraciones atribuídas a Sakik, algunas negadas por él, una larga lista de opositores al gobierno y efectivos militares fueron calificados de "agentes kurdos" y simpatizantes de la guerrilla del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).
"Aunque Birdal no está afiliado al PKK, es más PKK que cualquiera dentro de la organización", habría dicho el líder de la fuerza guerrillera Abdullah Ocalan, según el supuesto testimonio de Sakik.
Sin Birdal, el PKK "no tendría la influencia que tiene ahora en Europa", habría dicho Ocalan, según Sakik.
Las declaraciones sin confirmar, rápidamente negadas por Birdal, dieron luz verde a Ersever, Deretarla y Eken, para atacar a estos "enemigos del Estado" mediante su escuadrón de la muerte.
"Decidimos matar a Akin Birdal cuando leímos el testimonio de Sakik en la prensa", dijeron los atacantes a la policía. Ersever incorporó a los dos detenidos, junto a 15 más, a un escuadrón de la muerte llamado Brigada Turca de Venganza, según pruebas presentadas ante el tribunal encargado del caso.
Todos pertenecían al neofascista Partido de Acción Nacionalista (MHP), cuya ala juvenil, los Lobos Grises, está involucrada en el asesinato de miles de disidentes en las últimas tres décadas.
"Hay decenas de nombres en la lista. Los enemigos de las fuerzas armadas y la policía también son mis enemigos", habría dicho Ersever a los interrogadores policiales.
Los escuadrones Brigadas Turcas de Venganza originales mataron a decenas de simpatizantes de grupos de izquierda durante la década de 1970. Uno de sus integrantes, Mehmet Alí Agca, intentó luego asesinar al papa Juan Pablo II.
Testigos que declararon ante una comisión parlamentaria por el llamado "asunto Susurluk" ya habían mencionado el nombre de Ersever.
El asunto Susurluk fue un accidente de tránsito ocurrido en la autopista homónima que dejó al descubierto vínculos entre grupos neofascistas, la policía y legisladores del partido de la Vía Justa, de la ex primera ministra Tansu Ciller.
La investigación parlamentaria, con el testimonio de altos oficiales como el jefe de Inteligencia Hanefi Avci, expuso una vasta red de escuadrones de la muerte.
A los escuadrones se les atribuye la muerte de unos 2.500 disidentes durante los 15 años transcurridos desde que comenzó la guerra entre el ejército y el PKK.
Ersever, ex integrante del escuadrón de Inteligencia y Contraterrorismo, fue nombrado por varios testigos y vinculado a otro simpatizante del PKK convertido en informante, Mahmut Yildirim. Este, a su vez, fue vinculado a una serie de ejecuciones extrajudiciales.
Paradójicamente, el propio Hanefi Avci se presentó ante la corte el lunes, acusado de "revelar secretos de Estado", y declaró que Ersever no fue procesado aunque las autoridades sabían de su relación con Yildirim.
Las autoridades "sabían todo sobre Yildirim, archivaron la información que tenían de él, pero no hicieron nada para detenerlo", señaló Kutlu Savas, principal investigador del asunto Susurluk para el primer ministro Mesut Yilmaz.
"¿Por qué? La única respuesta lógica a esta pregunta es que las actividades de Yesil no se oponen a las prioridades de la administración", comentó.
Varios altos funcionarios involucrados en los escuadrones de la muerte, incluso el ex ministro del Interior, Mehmet Agar, y el general Veli Kocok, no fueron procesados por sus actos.
"Dado que el estado no procesó a los protagonistas del asunto Susurluk, la banda comenzó a creer en su propia legitimidad e impunidad", opinó el periodista Oral Calislar, del diario Cumhuriyet, de Estanbul, quien recibió amenazas de muerte y vive y trabaja bajo protección policial. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/aq-lp/ip/98