/BOLETIN-DD HH/ SUDAN-UGANDA: Diálogo para evitar una guerra sangrienta

Sudán y Uganda, enemigos encarnizados desde hace años, recurrieron al diálogo para impedir que la tensión en aumento desemboque en una guerra sangrienta y tal vez para cicatrizar viejas heridas.

La tirantez entre los dos países, que rompieron sus vínculos diplomáticos en 1995, parece haberse aflojado tras la liberación de dos prisioneros de guerra ugandeses por parte de Sudán el domingo pasado, lo que se consideró un gesto de buena voluntad.

Uganda ya entregó a 42 prisioneros de guerra a Sudán la semana anterior. En total, 114 soldados al servicio de Jartum fueron capturados el 9 de abril de 1997 por tropas ugandesas en el sur de Sudán, donde Kampala afirma que el rebelde Ejército de Resistencia del Señor (LRA) tiene su bastión.

"Estamos prontos para liberar a los restantes 72 sudaneses si Sudán contribuye con la liberación de los restantes ugandeses", dijo Amama Mbabazi, ministro de Asuntos Políticos de Uganda al recibir a los dos soldados en el aeropuerto internacional de Entebbe el día 24.

Encabezan la nómina 21 niñas secuestradas el 10 de octubre de 1996 por el LRA, grupo de inspiración cristiana liderado por el herborista Joseph Kony que procura el derrocamiento del presidente Yoweri Museveni.

La mayoría de los integrantes de este grupo insurgente, en armas desde 1987, pertenece a la etnia acholi, el grueso de cuyos integrantes reside en la frontera entre Uganda y Sudán. La meta del LRA es gobernar Uganda en base a los 10 mandamientos bíblicos.

Kampala acusa a Jartum de acoger en territorio sudanés los campamentos del LRA y del Frente de la Ribera Occidental del Nilo (WNBJ), desde los cuales parten las incursiones sobre territorio ugandés.

En el WNBF son mayoría las etnias del Nilo occidental, como los madis, los lubgaras, los aringas y los nubios, cuyos integrantes eran mayoría en el ejército del derrocado dictador Idi Amín. El líder del grupo, coronel Juma Oris, fue un alto funcionario del régimen de Amín.

Después del derrocamiento de Amín en 1979, muchos de sus hombres huyeron a países vecinos, en especial a Sudán y el antiguo Zaire, desde donde se infiltraban luego a Uganda.

Las autoridades en Kampala afirman que el régimen fundamentalista islámico de Sudán respalda también a las Fuerzas Democráticas Aliadas, grupo rebelde que opera en el oeste de Uganda, en la frontera con la República Democrática de Congo (ex Zaire).

Las autoridades árabes y cristianas en Jartum, a su vez, afirman que Kampala respalda al Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), alzado en armas en procura de la autonomía del sur de este territorio, de mayoría negra, cristiana y animista.

Sudán asegura que Uganda aporta 2,5 millones de dólares diarios al SPLA, que no tiene medios ni recursos propios. Uganda, por su parte, afirma que Sudán financia a los grupos que invaden su territorio.

"Somos una nación pobre. No tenemos recursos para financiar este tipo de rebeliones", dijo Alí al Haj, representante del gobierno sudanés que acompañó a los dos prisioneros ugandeses a Entebbe.

El presidente de Sudán, general Omar Hassan al Bashir, está preparado para negociaciones personales con el gobierno de Uganda, dijo el agregado militar de la embajada sudanesa en Kenia, coronel Alí Adam Nagi.

Bashir, que se hizo del poder en un golpe militar en 1989, aseguró a Uganda que su gobierno rastreará a las niñas secuestradas, un puñado entre los 10.000 niños y jóvenes secuestrados por el LRA en los últimos tres años.

En caso de detectarlas, es probable que las autoridades sudanesas las canjeen por los restantes 72 soldados sudaneses aún cautivos en Uganda.

El esfuerzo por mejorar las relaciones es consecuencia de tres viajes de misiones sudanesas de alto nivel a Uganda en los últimos meses. Las delegaciones están encabezadas por Riak Machar, veterano comandante rebelde que desertó a filas del gobierno sudanés.

Más de 300.000 ugandeses, en su mayoría no combatientes, perdieron sus hogares y fueron desplazados a causa del conflicto entre el LRA y tropas del gobierno en los distritos de Gulu y Kitgum, en la frontera con Sudán.

Esta no es la primera vez que Uganda, que rompió relaciones diplomáticas con Sudán en abril de 1995, intenta negociar con su gigantesco vecino.

Irán, Libia, Malawi y Sudáfrica intentaron desde entonces mediar entre ambos píses, sin resultados positivos. (FIN/IPS/tra- en/mn/pm/mj/ip hd/98

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