El empresario argentino Alfredo Yabrán, sospechoso de la autoría intelectual del brutal asesinato de un periodista en enero de 1997, se suicidó cuando la policía lo detectó en una de sus propiedades.
La justicia había ordenado su captura el viernes 15 tras tomar declaración a la ex esposa de un policía procesado en la causa, que lo señaló como instigador del asesinato del fotógrafo de prensa José Luis Cabezas.
El secretario de Información de la provincia de Entre Ríos, Martín Fabre, confirmó que el miércoles pasado se encontró en una estancia de propiedad de Yabrán, mientras se desarrollaba una pesquisa policial, el cuerpo de "una persona sin vida cuyas características responden 100 por ciento" a las del empresario.
El miércoles, cuando analistas y dirigentes de la oposición eran escépticos sobre la posibilidad de que Yabrán fuera hallado debido a sus conexiones con el poder político, una comisión policial lo ubicó en una hacienda en Entre Ríos, unos 400 kilómetros al norte de Buenos Aires.
La versión periodística indica que un empleado del establecimiento San Ignacio aseguró a las autoridades que no había nadie en la casa, pero los policías insistieron en ingresar.
Entonces, escucharon a una mujer que gritaba "no, Alfredo…" y el tiro que él se disparó en la boca con una escopeta de alto calibre.
El nombre de Yabrán se hizo famoso en 1995 cuando el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, lo acusó de ser "jefe de una mafia" que controlaba las rampas, depósitos fiscales y comercios libres de impuestos en los aeropuertos, además del correo.
También participaba del negocio de la impresión de pasaportes, padrones electorales, documentos y permisos de portación de armas, y en los últimos tiempos había extendido sus inversiones hacia el sector turístico, mediante la construcción de hoteles.
Según las estimaciones periodísticas, el empresario habría acumulado una fortuna de 600 millones de dólares, y en una de las pocas entrevistas que concedió a un medio periodístico, el diario Clarín, definió el poder como sinónimo de impunidad.
Cavallo denunció que Yabrán operaba con métodos mafiosos, ordenaba atentados como golpizas o siniestros en las viviendas de funcionarios que no cedían a sus requerimientos, y que, en cambio, tenía apoyo en altas esferas del gobierno.
Según el ex ministro de Economía, su alejamiento del cargo a pedido del presidente Carlos Menem estuvo relacionado con sus críticas a Yabrán, que a su juicio era amparado por el mandatario y algunos de sus funcionarios más cercanos.
No obstante las denuncias, el empresario seguía manteniendo un papel discreto ante la opinión pública gracias a su casi nula exposición a los medios de prensa, hasta que el semanario Noticias públicó en su portada una fotografía suya junto a su esposa, en el balneario bonaerense de Pinamar.
Unos meses después, el cadáver de Cabezas, el periodista que tomó la fotografía, apareció dentro de su automóvil incendiado en las afueras de Pinamar, con dos balazos en el cuerpo carbonizado, y las manos atadas a la espalda.
Desde entonces, las sospechas recayeron en Yabrán. El asesinato de Cabezas se transformó en un hecho que conmocionó a la opinión pública nacional e internacional, apuntalado por una campaña de la prensa y la familia del periodista que reclamaron justicia.
Directivos de la revista Noticias declararon ante el juez que antes de que se publicara la foto Yabrán les advirtió que tomarle esa fotografía era como pegarle un tiro en la cabeza, en alusión a que la difusión lo sacaría para siempre del anonimato.
El juez que intervino en la causa del asesinato de Cabezas, José Luis Macchi, detuvo en 1997 a una banda encabezada por el ex policía Gustavo Prellezo, que habría secuestrado al reportero y lo habría llevado a la cava en la que apareció muerto.
También fue detenido el jefe de la seguridad del empresario, Gregorio Ríos, sospechoso por sus vínculos con Prellezo.
Yabrán declaró dos veces en la causa y se manifestó inocente. En septiembre dijo sentirse acosado por la justicia y, ante el perjuicio que esa persecución ocasionaba a sus empresas, pidió una entrevista con el jefe del gabinete de Menem, Jorge Rodríguez.
El funcionario lo recibió en la sede del gobierno nacional, lo que lo convirtió en blanco de críticas y manifestaciones de repudio de periodistas y de la opinión pública. Luego que el empresario salió de la reunión, los manifestantes le quebraron a golpes el vidrio trasero de su automóvil.
Pocos meses antes, el entonces ministro de Justicia, Elías Jassán, debió renunciar a su cargo por sus vínculos con Yabrán. Jassán había dicho que no lo conocía, pero la pesquisa por la muerte de Cabezas reveló que recibió llamadas telefónicas del empresario tras el asesinato del periodista.
El viernes 15, la ex esposa del detenido Prellezo, acusado de ser autor material del crimen, pidió declarar ante el juez y confesó que su esposo le había revelado que mató a Cabezas por pedido de Yabrán, para quien trabajaba desde hacía dos años.
La mujer, Silvia Belawsky, dijo que su ex esposo le había relatado que Yabrán estaba "muy molesto" por la fotografía que le había tomado Cabezas y por la persecución periodística de la que era objeto desde entonces. (FIN/IPS/mv/mj/ip hd/98