/BOLETIN-DD HH/

El gobierno de Malasia, asediado por problemas económicos y ambientales, presiona a los medios de comunicación para que no publiquen noticias "negativas" que, según él, traban una pronta recuperación.

Por esta razón, la prensa malasia debe actuar con cautela al mencionar cuestiones delicadas y aun palabras que el gobierno pretende evitar.

Una palabra problemática ha sido "neblina", un problema recurrente que afecta a Malasia y los países vecinos debido a incendios forestales en la isla de Borneo.

Integrantes del gobierno sostuvieron en abril que el uso de la palabra "neblina" es erróneo y genera preocupación sin necesidad. "No tenemos neblina", declaró el ministro de Ambiente, Law Hieng Ding.

La calidad del aire en todo el país se ubica entre buena y moderada, informó Law a los asombrados malasios. En ocasiones, la visibilidad fue mala debido a la elevada humedad en el aire, pero no se trataba de neblina, aseguró.

Las declaraciones de Law se reprodujeron el 30 de abril en el diario La Estrella, junto a un informe sobre la investigación ordenada por el gobierno estadual de Pahang luego de que el viento trasladó el humo procedente de la quema de turba cerca de la capital, Kuantan.

Para muchos periodistas, "neblina" fue solo la última de una larga lista de palabras "alarmistas" que la prensa evita con esmero para no chocar contra el gobierno.

Otras palabras tabú son "smog", "deterioro económico" y "rescate financiero". Un funcionario declaró que el uso frecuente del término "crisis" con respecto a Asia y Malasia huele a prejuicios occidentales.

El gobierno parece cada vez más preocupado de que los lectores extranjeros tengan acceso a informes independientes aparecidos en medios de comunicación malasios, mientras continúa la crisis económica y se aproximan los Juegos de la Comunidad Británica, que se celebrarán desde septiembre.

El gobierno "se está poniendo muy nervioso", dijo Zaharom Nain, investigador universitario especializado en medios de comunicación.

Cuando se denunció en Londres el supuesto envenenamiento de inmigrantes indocumentados detenidos en campamentos de Malasia, el mando de la policía nacional acusó a la prensa británica de practicar "vandalismo periodístico".

El primer ministro Mahathir Mohamad acusó, sin identificarla, a una organización no gubernamental malasia de entregar información falsa a los medios de comunicación de Gran Bretaña. Pero después pareció retractarse cuando anunció que, por falta de pruebas, no se procesaría a esa organización.

Además de los problemas económicos que, según lo previsto, limitarán el crecimiento del producto interno bruto a 3,5 por ciento este año, comparado con la expansión de 7,5 por ciento de 1997, el país también soporta una sequía y una grave escasez de agua que alimentan el resentimiento popular.

Pero, con frecuencia, las presiones sobre los medios de comunicación provocan en los periodistas temor a que las empresas en las que trabajan tengan problemas con el gobierno y dificultades para expresar las quejas del público.

En el estado de Sabah, en la isla de Borneo, en el norte de Malasia, los incendios devastaron bosques, arrasaron cultivos y secaron los ríos. Casi 20.000 familias de 627 aldeas necesitan ayuda alimentaria mientras la sequía ingresa en su quinto mes.

El racionamiento de agua es la norma en grandes zonas de Kuala Lumpur. Pero la información que brindan sobre el problema los medios de comunicación es superficial, dijo una periodista de un diario en inglés que reclamó reserva sobre su identidad.

En algunas zonas, el agua se raciona hace tres o cuatro meses, aseguró. "La gente está muy enojada. Pero se supone que los medios deben minimizar todo lo que pueda afectar a la economía o los Juegos de la Comunidad Británica", agregó la periodista.

"Existe mucha autocensura. 'Debemos ofrecer noticias buenas' dicen los directores de los medios de prensa", puntualizó el investigador Zaharom.

Algunos diarios malasios reprodujeron en primera plana las noticias de los disturbios ocurridos el 26 de marzo en el campamento de Semenyih, donde se encuentran detenidos inmigrantes indocumentados en su mayoría de Indonesia.

Zaharom afirmó que a un diario en inglés se le pidió que la noticia se publicara en las páginas interiores.

A Mahathir tampoco le gustan las noticias sobre el rescate financiero a empresas de su familia tras la crisis económica del sudeste asiático y las dudosas inversiones realizadas por el Fondo de Previsión del Empleado en el mercado de valores.

El organismo, un fondo de jubilación obligatorio, anunció a sus contribuyentes, muchos de ellos obreros, que recibirán los beneficios más bajos en los últimos 22 años.

"Es un hecho. La gente está muy, muy desconforme" al respecto, dijo la periodista, pero los medios recibieron el mensaje y minimizaron la delicada cuestión.

Las autoridades temen que los medios extranjeros reproduzcan las noticias de la prensa malasia, pero se olvidan de que las revistas regionales son mucho más críticas, añadió. La prensa malasia "es un chivo expiatorio al alcance de la mano".

Un acontecimiento del que los medios extranjeros sí se enteraron fue el rescate de la transportista Konsortium Perkapalan Berhad (KPB), una firma plagada de deudas perteneciente al hijo de Mahathir, Mirzan.

Dinero de la empresa nacional de petóleo Petronas será canalizado a través de la Corporación Naviera Internacional de Malasia (MISC), que adquirirá los activos navieros de KPB por 220 millones de dólares.

Algunos consideran al negocio una operación de rescate financiero, pero la prensa malasia se negó a cubrir la noticia desde ese punto de vista. "Los medios malasios no tienen agallas", opinó Zaharom.

Cuando Mahathir dice algo, sus ministros comienzan a hablar de lo mismo. "De repente, hay un coro", sostuvo.

El profesor universitario Mustafá Annuar calificó de "obsecuente" a este tipo de periodismo, lo que quedó en evidencia en marzo cuando se omitió la noticia de los enfrentamientos ocurridos en Penang entre musulmanes e hindúes de India.

Los medios de comunicación publicaron la noticia solo cuando altos funcionarios del gobierno comenzaron a emitir declaraciones a la prensa, días después de que comenzara la violencia. (FIN/IPS/tra-en/an/js/aq-mj/cr ip/98

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