/BOLETIN-AMBIENTE/ NACIONES UNIDAS: EEUU bajo presión para reducir gases invernadero

Estados Unidos comienza a sentir las presiones para que siga el ejemplo de decenas de gobiernos que firmaron la Convención de Kioto para reducir la emisión de gases causantes del recalentamiento planetario.

El protocolo denominado Convención Marco sobre Cambio Climático fue firmado por 23 países, incluso la Unión Europea en pleno, durante las negociaciones de la Comisión sobre Desarrollo Sustentable finalizadas el 1 de este mes.

Treinta y seis países suscribieron el protocolo desde que se habilitó su firma el mes pasado, aunque se prevé que la ratificación del mismo tome varios años.

Washington siente la presión de adherir a la Convención, pero el gobierno demócrata también está bajo fuego del Congreso, dominado por el opositor Partido Republicano que tiene sus reservas sobre el instrumento, y grupos empresariales preocupados por el costo que implica limitar las emisiones de gases.

La secretaria adjunta de Estados Unidos para Océanos y Asuntos Ambientales y Científicos Internacionales, Melissa Kimble, declaró que Washington tiene la intención de firmar el protocolo, pero esperará a que terminen este año las negociaciones sobre el clima antes de asumir un compromiso formal.

Sin embargo, Kimble reconoció que la cuestión no avanzó mucho en el Congreso.

"Estamos pasando por un período muy difícil ya que el Congreso no aceptó nuestro análisis de los costos", el cual supondrá limitar la emisión de gases. "Tenemos que trabajar para llegar a un consenso", dijo.

Funcionarios del gobierno de Bill Clinton ya se están preparando para lo que podría ser una encarnizada batalla en el Congreso para ratificar la Convención.

"Supimos que se creó una coalición para socavar el concepto mismo del recalentamiento planetario", sostuvo el embajador de Washington ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Bill Richardson.

La coalición "afirma que la evidencia sobre el cambio climático no es convincente, que los intereses económicos de corto plazo deben primar sobre el futuro de nuestro planeta y que debemos seguir actuando como siempre", declaró.

"Estos argumentos los hemos escuchado en innumerables ocasiones, pero casi todas las veces que se aprueban normas para proteger el ambiente el resultado es el mismo, nuestra economía sigue creciendo y el planeta queda más limpio", aseguró.

Kimble declaró a IPS que existe un "90 por ciento de certeza de que va a haber una tendencia al recalentamiento" si los países no reducen sus emisiones de los principales gases invernadero.

Incluso frente al actual debate sobre los efectos o el alcance del recalentamiento mundial, "es prudente comenzar a atacar el problema ahora", mientras se sigue estudiando el fenómeno.

No obstante, la Casa Blanca muestra mayor reserva en adherir a la Convención debido a la oposición del Congreso y los grupos empresariales, aunque Estados Unidos consiguió importantes concesiones durante las negociaciones del instrumento celebradas en Kioto, en diciembre.

El protocolo actual exigiría a Estados Unidos, que genera cerca de un cuarto de la emisión mundial de gases invernadero, reducir a siete por ciento, entre los años 2008 y 2012, el volumen de gases por debajo de la cantidad que emitía en 1990.

Europa debería reducir la emisión de los seis principales gases que se vinculan al recalentamiento planetario a ocho por ciento por debajo del nivel de 1990 en el mismo lapso.

Clinton sostuvo que Washington debe estar convencido de que los países en desarrollo, a los que el instrumento de Kioto no fijó objetivos de reducción de sus emisiones, tendrán una "participación significativa" antes de que Washington envíe el tratado al Congreso para su ratificación.

En cierto sentido, esa actitud reconoce que será difícil que el Congreso apruebe el tratado. La cámara baja no ratificó la Convención sobre la Biodiversidad y se mostró abiertamente hostil hacia la mayoría de los acuerdos internacionales con participación de la ONU y sus órganos.

Pero el tratado no entrará en vigor a menos que Washington lo firme, ya que el mismo estipula que los principales emisores de dióxido de carbono deben ratificarlo para que el instrumento tenga efectos obligatorios.

Los gobiernos podrán suscribirse al tratado hasta marzo de 1999, y para que entre en vigor deberá contar con la ratificación de al menos 55 países, incluyendo los estados del mundo industrializado que emiten al menos 55 por ciento del dióxido de carbono liberado a la atmósfera en 1990.

Estados Unidos genera entre 35 y 36 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono del mundo industrializado, explicó Michael Zammit Cutajar, secretario ejecutivo de la Convención sobre Cambio Climático.

Por tanto, aunque es teóricamente posible que el tratado entre en vigor sin la ratificación de Washington, esa posibilidad no es probable.

"No es posible que un régimen climático funcione bien sin Estados Unidos. Queremos, de una manera u otra, que todos los protagonistas estén a bordo", dijo.

Una de las tácticas que funcionó en ese sentido la semana pasada fue la firma en conjunto de la Unión Europea, lo que puso en aprietos al gobierno de Estados Unidos para que acelere su proceder.

"Estados Unidos debe estar dispuesto a dirigir el camino. Cuando no lo hace, otros países interpretan nuestra falta de acción como una excusa para no hacer nada", dijo el embajador estadounidense Richardson. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq/ip/98

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