Más de 120 personas desaparecieron bajo el fango tras la avalancha que se precipitó sobre varios pueblos del sur de Italia en la noche entre el martes y miércoles.
Las autoridades informaron que cerca de 2.000 personas perdieron sus casas. "Son escasas las posibilidades de encontrar aún con vida a los desaparecidos", reconoció Andrea Todisco, jefe del gubernamental Departamento de Protección Civil.
Todisco llamó la atención sobre posibles epidemias como consecuencia de las aguas contaminadas que han inundado pueblos del sur como Sarno, Siano, Bracigliano y Quindici.
La tragedia, una de las más graves registradas en Italia en los últimos tiempos, asoló la región de Campania, cuya capital es Nápoles, y afectó las provincias de Salerno, Avellino y Caserta, donde algunos pueblos quedaron en su totalidad sumergidos por el lodo.
Cientos de toneladas de tierra se desprendieron de una montaña a causa de las lluvias, cubriendo barrios enteros, destruyendo carreteras y edificios públicos, entre ellos hospitales. El gobierno asignó 28 millones de dólares a paliar los efectos de la catástrofe.
El pueblo más afectado fue Sarno, por donde corre el río del mismo nombre, el más contaminado de Europa. Allí murieron 35 personas, decenas desaparecieron y la mitad de sus 4.000 habitantes quedaron a la intemperie.
El jueves se registró un nuevo desprendimiento de tierra, que no provocó mayores daños pero aumentó el temor, pero el clima se mantenía inestable por lo que la gente aún continúa atemorizada.
Organizaciones ambientalistas atribuyeron las avalanchas de fango a la "urbanización salvaje" de esos lugares, donde opera con fuerza la camorra, la mafia napolitana, organización con grandes intereses en obras de construcción ilegales.
El año pasado se registraron en Campania más de 6.000 infracciones a las leyes que regulan la construcción.
"Pagamos años de negligencia", se lamentó Massimo D'Alema, secretario del Partido Democrático de Izquierda (PDS), principal fuerza del gobierno de centroizquierda.
Antonio Siniscalchi, alcalde de Quindici, uno de los pueblos más afectados, denunció que el peligro era evidente hacía tiempo. "Durante meses he recurrido al gobierno del país, al de la región, a la Fiscalía, sin ningún resultado", dijo.
El subsecretario de Protección Civil, Franco Barneri, admitió este jueves ante el parlamento que "los recursos que el Estado otorga para la protección del sueño son mínimos, absolutamente insuficientes".
Barnero dijo que sería mejor invertir en prevención en lugar de usar el dinero en emergencias.
El presidente de la Asociación Nacional de Geólogos, Floriano Villa, criticó el sistema italiano de prevención de riesgos hidrogeológicos. En la zona donde se registraron los daños más graves, se construyeron en forma abusiva 44.000 metros cúbicos de casas, afirmó.
En estas condiciones el desastre era inevitable, sostuvo Villa. La única incógnita era el momento que se produciría. Sucedió después de lluvias muy prolongadas, pero no de intensidad excepcional, dijo.
El ministro del Interior, Giorgio Napolitano, dijo que era "un desastre indigno de un país civilizado". (FIN/IPS/jp/mj/en/98