El gobierno de Estados Unidos desafía la primera regla de la economía del mercado al respaldar una actividad en decadencia como la industria de armamento en vez de apoyar el floreciente sector de las tecnologías ambientales.
Un informe elaborado por dos importantes centros académicos destacó que el comercio mundial de armas había caído a 865.000 millones de dólares en 1995, el nivel más bajo registrado desde 1967.
Mientras, el mercado de tecnologías ambientales registraba más de 400.000 millones de dólares, tras un crecimiento abrupto y sostenido.
En Estados Unidos, la industria de tecnologías ambientales genera 4,3 millones de puestos de trabajo, comparados con 2,3 millones de empleados en la industria de armamentos, dice el informe.
El estudio, titulado "Historia de dos mercados: comercio de armas y tecnologías ambientales", fue realizado por la Comisión Nacional para la Conversión Económica y el Desarme y el Instituto de Estudios Políticos, organizaciones radicadas en Washington.
"Si tenemos en cuenta el aspecto económico, los datos revelan que respaldamos a un perdedor al invertir grandes cantidades en el deprimido mercado de armamentos, mientras dejamos pasar mejores oportunidades de negocios", dijo la directora de la Comisión, Miriam Pemberton.
El investigador del Worldwatch Institute Michael Renner dijo que, a pesar de los argumentos a favor del mercado de tecnologías ambientales, Washington dirige hacia la industria de armamentos la mayor parte de los recursos de apoyo a las exportaciones.
En el informe se informa que los fabricantes de equipos militares esperan oportunidades por 5.200 millones de dólares en América Latina desde que el gobierno eliminó la ley que trababa la venta de armamento sofisticado a estos países.
Además, calculan negocios por 35.000 millones de dólares como resultado de la ampliación del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que incorporará a la República Checa, Hungría y Polonia.
Por otra parte, el informe destaca que los dos gigantes de la fabricación de aviones, Boeing y Lockheed Martin, se preparan para un proyecto de 100.000 millones de dólares destinado a producir una nueva aeronave de combate.
Sin embargo, la tendencia del mercado es a la baja como consecuencia del fin de la guerra fría. El informe cita cifras según las cuales el comercio de armas cayó 68 por ciento entre 1987 y 1995.
Mientras tanto, el personal empleado por este sector bajó 38 por ciento, hasta ocupar a 10,9 millones de personas en todo el mundo.
El gasto en armamento bajó en todo el mundo, excepto en el este y el sur de Asia y en Oceanía.
Chile, España, Grecia, Egipto, Kuwait, Sri Lanka, Taiwan, Corea del Sur, Malasia y Tailandia son parte de un puñado de naciones donde aumentaron las importaciones de armas, aunque los últimos tres de la lista redujeron sus pedidos tras el severo impacto de la crisis asiática.
En el caso de la OTAN, las compras cayeron de un máximo de 120.900 millones de dólares en 1987 a 81.100 millones de dólares en 1996.
La producción de los principales proveedores del mundo (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Alemania), bajó en conjunto alrededor de 33 por ciento entre 1987 y 1995. La caída fue de 37 por ciento para la producción estadounidense.
"El mercado nacional de armas en Estados Unidos también se encogió, así que los fabricantes tienen tres opciones: cerrar, convertirse a la producción civil o concentrarse en las exportaciones", advirtió el informe.
La mayoría optó por buscar mayores exportaciones. El gobierno de Estados Unidos los apoya con programas de ayuda en defensa, créditos de exportación, cancelación de préstamos y otros beneficios que sumaron 7.000 millones de dólares en 1995.
Las ventas se fortalecieron, pero a pesar de un aumento "sustancial" siguen por debajo de los niveles de los años 80. Ni siquiera el gobierno cree que el sector pueda recuperar sus niveles del pasado, dice el informe.
A medida que el mercado se hace más competitivo, los compradores tienen nuevas exigencias.
El interés del mundo en desarrollo se centra en la transferencia de tecnología y en la compensación de sus compras con exportaciones de otros productos a Estados Unidos, lo cual elimina, a la postre, más trabajos que los generados por los contratos de armas, según datos oficiales citados en el informe.
"Es obvio que el mercado de armas no presenta oportunidades de crecimiento", concluye el estudio "Historia de dos mercados".
En cambio, argumenta, el mercado de las tecnologías ambientales crece en forma constante, sostenido por tratados internacionales y nuevas prioridades políticas.
Aunque, al igual que el sector de las armas, el de tecnologías ambientales es difícil de medir, los autores dicen que mueve al menos 408.000 millones de dólares anuales. En el caso de Estados Unidos, el gasto ambiental creció por encima del producto interno bruto.
Medido en dólares de 1995, el gasto ambiental en Estados Unidos subió de 32.000 millones de dólares en 1970 a 197.000 millones de dólares en 1995. Uno de los estímulos para el sector fue la aprobación de leyes ambientales a nivel federal y estatal.
Sin embargo, el estímulo del gobierno a la exportación de tecnologías ambientales asciende a solo 600 millones de dólares, 12 veces menos de lo que destina a armamentos.
"Si hablamos de valores, nuestra opinión es que las tecnologías ambientales deberían ser prioritarias para nuestra política de exportaciones", dice el informe.
Pero aun si se dejan de lado los principios y evalúa solo el interés económico, "la recomendación sería la misma", agrega. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/lc-mj/ip en/98