/BOLETIN-AMBIENTE/ CHINA: La primavera de Beijing está teñida de smog

Los habitantes de la capital de China estaban acostumbrados al cielo azul de la primavera, pero eso forma parte de un pasado que apenas se puede distinguir entre el smog.

«La primavera solía ser la mejor estación, pero hace semanas que no vemos cielos azules», lamentó Liu Hongi, quien nació hace 68 años en Beijing. Su impresión concuerda con la de un estudio del Banco Mundial, según el cual esta capital se acerca a los índices de Ciudad de México, la más contaminada del planeta.

«En general el índice de contaminación es más bajo que en Ciudad de México, pero empeora en algunos días del invierno, cuando los habitantes de la ciudad usan carbón para calentarse», explicó el presidente del Comité de Protección a los Recursos y el Ambiente del Congreso Nacional del Pueblo, Qu Geping.

Las autoridades de Beijing admitieron que la calidad del aire fue considerada entre las 10 peores del mundo en un programa internacional de monitoreo realizado en 50 ciudades de diversos países.

Esta antigua ciudad era famosa por sus cielos azules y transparentes, y las autoridades parecían interesadas en perpetuar esa fama. Algunos ambientalistas acusan al gobierno de esconder durante demasiado tiempo la verdad sobre la contaminación de Beijing.

La verdad es que el índice de contaminación era prácticamente un secreto de Estado por temor a dañar la imagen internacional de la ciudad y espantar a los inversionistas, y también para prevenir una reacción de la sociedad.

En 1989, el gobierno central de China aprobó una ley requiriendo la entrega de informes ambientales por parte de todas las dependencias estatales. Pero fue recién en mayo de 1997 cuando un grupo de 27 ciudades comenzó a presentar reportes semanales sobre calidad del aire.

Pasó casi un año antes de que Beijing se incorporara a este grupo de ciudades. El primer informe fue difundido el 28 de febrero de este año, y desde entonces se hizo popular el tema del ambiente y la contaminación, discutido en conversaciones callejeras y debatido en los diarios.

«Mira mi piel, está tan mal que no se puede recuperar. Creo que es debido a la contaminación, nunca habíamos tenido un aire tan malo», protestó la joven Dong Ruili.

Por su parte, el profesor universitario Zhao Liming llamó a una línea telefónica habilitada para conocer la opinión de la gente sobre el tema y dijo que «es alarmante descubrir que nuestra ciudad está en un estado tan lamentable de contaminación del aire».

Si bien la situación aún no es aterradora como en Benxi, una pequeña ciudad del cinturón industrial chino que desapareció de los mapas satelitales a causa de la contaminación, existen dudas sobre lo que ocurrirá en el futuro.

Una de las preocupaciones está relacionada con el parque automotor de Beijing, una ciudad con 10 millones de habitantes. La modernización de China implicó un aumento en el número de vehículos motorizados. En la actualidad hay 1,3 millones de unidades, pero en cinco años serán el doble, según estimaciones del sector.

Muchos de esos vehículos son generadores de altos niveles de contaminación debido al uso de tecnología atrasada. Estadísticas publicadas por el «Science and Technology Daily» revelaron que los niveles de óxido de nitrógeno liberados por los escapes de los automóviles aumentan 52 por ciento cada año.

El Informe sobre Desarrollo Energético de China publicado el año pasado destacó que en el norte, donde está la capital, se registra un nivel de partículas suspendidas de 392 microgramos por metro cúbico como promedio, muy por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 60 a 90 microgramos.

La cantidad de polvo que cae sobre Beijing también aumentó de un promedio de 18,7 toneladas en 1991 a 20 toneladas en 1995, una cantidad que triplica la norma recomendada por la OMS.

En febrero, el ex ministro de Energía Huang Yicheng dijo que el nivel de dióxido sulfúrico en el aire de Beijing es de 100 microgramos por metro cúbico, cinco veces por encima del límite recomendado por la OMS.

La dirigencia china ya dio muestras de que desea enfrentar el problema y espera contar con el respaldo de los ciudadanos para presionar a los contaminadores y a los gobiernos locales en busca de soluciones que incluyan la aplicación de las regulaciones ambientales. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/lc-ml/en/98

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