Al menos 60 personas murieron, 100 desaparecieron y decenas resultaron heridas en el terremoto que sufrieron varias localidades del centro de Bolivia, el peor en los últimos cien años de la historia de este país.
El sismo ocurrió en la madrugada del viernes, y a las 21.00 GMT se confirmó que los equipos de socorro tenían dificultades para llegar por tierra a la zona afectada, pues los caminos de acceso resultaron destruidos.
La asistencia fue organizada por vía aérea, mientras se aguardaba ayuda internacional. Así mismo, las autoridades no descartaron que la actividad sísmica se reitere.
La mayoría de los fallecimientos ocurrió en la localidad de Aiquile, unos 500 kilómetros al sudeste de La Paz, donde 80 por ciento de las viviendas, en especial las más antiguas en el centro de esta ciudad de 5.000 habitantes, se desplomaron y aplastaron a sus moradores la madrugada de este viernes.
Las torres de la catedral local, ya dañadas por un sismo en 1957, se desmoronaron, al igual que 80 por ciento de las viviendas.
La serie de sismos registrados desde las 0.40 hora boliviana de este viernes (4.40 GMT) y se extendieron incluso hasta la mañana también afectó a los poblados cercanos de Totora, Pojo y Pocoma, entre otras.
Las tareas de rescate en Aiquile y Totora, donde se ubicó el epicentro del terremoto, debieron comenzar a la luz de la luna, pues la energía eléctrica se cortó con el primer temblor. Quienes quedaron sin techo fueron albergados en recintos deportivos del lugar.
El subdirector del Observatorio de San Calixto, Rodolfo Ayala, informó que los temblores se sintieron en distinto grado en los departamentos de Beni, Cochabamba, Chuquisaca, La Paz, Pando y Santa Cruz, que ocupan 70 por ciento del territorio boliviano.
El presidente de Bolivia, Hugo Banzer, y el ministro de Defensa, Fernando Kieffer, debieron igresar a Aiquile por vía aérea, pues los sismos habían privado al lugar de contacto por carretera con el resto del país.
Un cerro, por ejemplo, se desplomó sobre la carretera entre Aiquile y el poblado de Chujlla.
El terremoto alcanzó en Aiquile y Totora, los dos poblados más afectados, una magnitud de 6,8 grados en la escala de Richter. Otros registrados en 1972 y 1976 alcanzaron 5,5 grados.
El peor en los registros sismológicos de la historia boliviana ocurrió el 9 de julio de 1994, con 8,2 grados en la escala de Richter, pero a unos 900 kilómetros debajo de la superficie.
El del viernes, en cambio, se desarrolló a 88 kilómetros de profundidad y, por lo tanto, tuvo consecuencias mucho peores.
Banzer ordenó a un regimiento de paracaidistas la asistencia directa a los pobladores de Aiquile en helicópteros y avionetas.
En Cochabamba, ciudad de 400.000 habitantes, el primer temblor se sintió a las 0.45 hora boliviana (4.45 GMT) del viernes, pero fue el segundo, 15 minutos después, el que despertó a los residentes y obligó a muchos de ellos a abandonar sus viviendas por prevención.
La actividad productiva más afectada fue la que se desarrolla en predios agrícolas de indígenas quechuas, informaron las autoridades. (FIN/IPS/mom/mj/en/98