El ritmo de extinción de mamíferos, peces, aves, anfibios y reptiles es de 100 a 1.000 veces superior al normal y aumenta vertiginosamente, según un estudio publicado por la organización Worldwatch Institute.
"Estamos viviendo una extinción masiva, un acontecimiento desconocido desde la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años", advirtió el sábado John Tuxill, investigador de la organización con sede en Washington, al dar a conocer el documento.
"Pero a diferencia de los dinosaurios, no sólo somos contemporáneos de la extinción en masa, sino que somos la causa", sostuvo.
Una de cada cuatro de esas especies animales, conocidas como vertebrados, se encuentran en peligro, reveló el estudio. La mayor parte corresponde a poblaciones limitadas o enfrentan el riesgo del talado de los bosques, la construcción de carreteras, la caza y la pesca excesivas y otras actividades humanas.
La Unión para la Conservación Mundial (IUCN), con sede en Suiza, en colaboración con más de 600 científicos, halló en 1996 que 25 por ciento de las especies mamíferas y anfibias, 11 por ciento de las aves, 20 por ciento de los reptiles y 34 por ciento de los peces investigados corren peligro de extinción.
Entre cinco y 14 por ciento de las especies en estos grupos se acercan a la condición de "amenazadas" por la extinción.
El análisis de los registros fósiles de invertebrados marinos sugiere que el ritmo natural de extinción que predominó durante millones de años equivale a entre una y 10 especies por año, según el estudio.
El menor número de invertebrados es una señal del deterioro general que existe en muchos aspectos del mundo natural, sostuvo Tuxill.
"Plantas, insectos, caracoles y muchos organismos más también están amenazados. Juntas, estas formas de vida forman lo que se conoce como biodiversidad, la rica diversidad de vida que hace posible desde la producción de alimentos hasta varias medicinas esenciales", añadió.
A diferencia de otros tipos de destrucción ambiental, la pérdida de diversidad de las especies es irrecuperable, advirtió Tuxill. "La mayor parte de lo que estamos perdiendo aún se desconoce. Apenas comenzamos a descifrar las relaciones ecológicas que mantienen a los sistemas naturales en funcionamiento".
La causa principal de la disminución del número de especies vertebradas es la destrucción de bosques, humedales, chaparrales y otros hábitats de diversidad biológica, revelan las investigaciones científicas.
Casi la mitad de las 233 especies de primates del mundo se encuentran amenazadas de extinción, señaló Tuxill, en gran medida debido a que dependen de grandes extensiones de selva tropical, un hábitat que está desapareciendo.
En zonas donde disminuyen rápidamente los bosques, como en Madagascar, la selva tropical del este de Brasil, y el sudeste de Asia, casi 70 por ciento de las especies de primates corren riesgo de extinción.
En Asia meridional y oriental, un factor importante que provoca la matanza de los animales es la demanda de componentes animales de la medicina tradicional.
El número de tigres, que otrora habitaban desde Turquía hasta la isla de Bali y el extremo oriente de Rusia, se encuentra entre 3.000 y 5.000 ejemplares, la mayoría en poblaciones pequeñas y aisladas.
Los huesos, la piel y otras partes del cuerpo de un solo tigre se pueden vender por hasta cinco millones de dólares, lo que fomentó la caza ilegal de la especie, sobre todo en India.
La destrucción de los hábitats submarinos, aunque menos visible, también es una amenaza para los vertebrados.
Las especies de peces en todo el mundo se extinguieron o están en proceso de extinción debido a los cambios de la temperatura del agua, los patrones de las corrientes y otras condiciones asociadas con las represas.
La alteración de los hábitats acuáticos resultó devastadora para los peces de regiones áridas y semiáridas, donde es elevada la demanda humana de recursos hídricos.
En el alterado sistema del río Colorado, que abarca al suroeste de Estados Unidos y el norte de México y está seco en algunas zonas, 29 de las 50 especies de peces autóctonas se extinguieron o corren el peligro de hacerlo, reveló el estudio.
Casi 30 por ciento de los arrecifes corales del planeta, que contienen la mayor parte de la diversidad biológica de los océanos, se encuentran en condición crítica debido a la contaminación, la sedimentación, la pesca destructiva y la extracción de minerales, indicó Tuxill.
Muchas especies de peces también sufren explotación por parte de la pesca comercial. Un 68 por ciento de las especies marinas amenazadas están sometidas a la pesca excesiva.
La pesca comercial dependió de especies de peces durante siglos y ahora ya no lo puede hacer debido a las amenazas de la destrucción de los hábitats, la contaminación y la creciente demanda.
La contaminación también causa la extinción de los vertebrados. Ningún lugar del planeta está libre de pesticidas, solventes y otros productos químicos utilizados tanto en países industriales como en desarrollo, señala el informe.
Existen múltiples iniciativas nacionales e internacionales para salvar a las especies en peligro, pero muchas carecen de fondos suficientes o no se cumplen.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro, de 1973, brindó una poderosa herramienta para controlar el comercio internacional de especies animales y botánicas, pero la creciente demanda de los recursos naturales hizo continuar la destrucción de las especies.
Otras normas internacionales, como la Convención sobre la Diversidad Biológica, adoptada en la Cumbre de la Tierra (celebrada en 1992 en Río de Janeiro), obliga legalmente a los países signatarios a crear parques nacionales y reservas forestales, así como a extraer recursos de manera que sea ecológicamente más razonable.
Pero pocos países cumplen con la Convención y algunos, como Estados Unidos, no la ratificaron.
El estudio de Tuxill hace hincapié en los factores humanos que provocan el ocaso de los vertebrados, entre ellos el consumo y la el crecimiento demográfico.
Un ejemplo son los incendios que el año pasado destruyeron en Indonesia unas 100.000 hectáreas de bosque tropical, un hábitat que alberga animales en peligro como los elefantes y orangutanes asiáticos.
Los incendios fueron provocados por compañías privadas para aclarar terrenos con el fin de plantar palma y obtener pulpa de madera industrial.
Parte de la producción de pulpa de madera indonesia se exporta a Estados Unidos y Japón, mientras el mercado de mayor crecimiento del mundo para el aceite de palma es China, informó Worldwatch.
"Si no redoblamos nuestros esfuerzos para proteger especies y eliminar los problemas que afectan a los hábitats, tendremos sistemas ecológicos agotados que ya no nos brindarán los beneficios a los que estamos acostumbrados", dijo Tuxill.
"Aún tenemos la opción de salvar a la mayor parte de las especies, pero nuestros hijos quizá no tengan esa posibilidad", advirtió. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/aq-ml/en/98