BANGLADESH: Concurso de belleza reaviva fundamentalismo islámico

Los fundamentalistas islámicos de Bangladesh se lanzaron contra el más importante certamen nacional de belleza y lograron su suspensión, lo que les brindó la oportunidad de demostrar su fortaleza.

El concurso Miss Bangladesh debía realizarse a comienzos de mes, pero organizaciones islámicas decidieron movilizarse para impedirlo, lo cual les permitió obtener un triunfo político frente al gobierno del primer ministro Sheik Hasina, quien cree en el secularismo y la convivencia de distintas religiones.

El gobierno debió retractarse y pidió posponer el concurso ante la creciente agitación en las calles, incitada por el movimiento fundamentalista Jamaat-e-Islami.

Ni siquiera el hecho de que el concurso fuera organizado en beneficio de niños con retardo mental e invalidez logró salvar la realización del certamen en Bangladesh, que es la segunda nación musulmana del mundo por su población.

Las amenazas de los fundamentalistas fueron ambiguas. Los partidos políticos liderados por el Jamaat dijeron que el sitio elegido sería convertido en cenizas a menos que se suspendiera el concurso "contrario al Islam y a la humanidad".

Los grupos religiosos, que abogan por convertir a Bangladesh en una república islámica, formaron un grupo al que denominaron Consejo de Acción Islámica para oponerse al concurso de belleza.

El Consejo organizó dos manifestaciones en Dakha y protestas en todo el país. El líder de Jamaat y parlamentario Delwar Hossain Saidee, advirtió a sus seguidores que el concurso era un complot vulgar para hacer dinero a costa de "la estructura biológica" de las mujeres.

Saidee dijo que el concurso es "repugnante", y aseguró que nunca se realizará en Bangladesh. "Los musulmanes de Dakha no nos quedaremos encerrados en casa si los organizadores deciden realizar este certamen", amenazó el clérigo durante una de las manifestaciones.

El presidente del Consejo, el clérigo Zainul Abedin, afirmó que el concurso formaba parte de una "conspiración judía" para destruir y distorsionar en forma muy sutil la cultura y la tradición islámicas.

Otro líder religioso, Azizul Huq, dijo que "la decisión de exhibir mujeres a medio vestir es un insulto para la gente a medio alimentar de este país golpeado por la pobreza".

Ante la posibilidad de que hubiera problemas, autoridades del gobierno también se declararon contra el concurso y la policía le pidió a los organizadores suspender su realización.

Curiosamente, la oposición fue muy tibia cuando se realizaron las rondas clasificatorias de candidatas entre febrero y marzo. Acudieron 18 mujeres con la intención de llegar hasta la final por el título de "Rupasi Bangladesh".

La tibia oposición se caldeó a mediados de abril, cuando los grupos fundamentalistas comprendieron que se trataba de un buen argumento para presionar al gobierno.

El Jamaat sufrió una aparatosa derrota en las elecciones de 1996, y aún está tratando de recuperarse de ese golpe. Su número de parlamentarios disminuyó de 18 a solo 3, como consecuencia de esos comicios.

Los dirigentes del Jamaat no perdieron la oportunidad de criticar a la gobernante Liga Awami, advirtiendo que mientras sus dirigentes tuvieran el mando "el Islam no estará a salvo".

Las organizaciones de mujeres también se opusieron al concurso, aunque con diferentes argumentos. Sin embargo, los fundamentalistas capitalizaron esta posición en su campaña contra el gobierno.

La activista de los derechos de la mujer Farida Akhert dijo que "comerciar con los cuerpos de las mujeres en nombre de los concursos de belleza las hace olvidar su integridad como seres humanos". "No podríamos apoyar este tipo de actividad", concluyó.

El periodista Sarker Amin observó en su columna que, a pesar de que se opone a este tipo de concursos, consideraba criticable la actitud fundamentalista de detonar reacciones de frenesí e histeria para evitar su realización.

"Esta gente ahora está preocupada por el Islam, pero durante la guerra de liberación de 1971 el Jamaat y otros movimientos islámicos colaboraron con el ejército pakistaní y participaron en la violación de miles de mujeres", recordó el comentarista.

La estrella de televisión Subarna Mostafa consideró que no tenía objeto suspender el concurso, cuando las transmisiones satelitales incluyen programas que rayan en lo pornográfico.

Por su parte, Tasmima Hossain, editora de la revista femenina Ononna, dijo que la actitud del gobierno al ceder a las demostraciones implicó una sumisión al fundamentalismo.

La dueña de la agencia Model Watch, Reza-ul-Islam, dijo que uno de los propósitos de su empresa al promover el concurso era dar a conocer las telas y la vestimenta tradicional de Bangladesh.

De hecho, las concursantes debían usar vestidos tradicionales en vez de ropa occidental. Además, se requería a las finalistas que destinaran 25 por ciento de sus ganancias en modelaje a causas de beneficencia para la rehabilitación de personas inválidas. (FIN/IPS/tra-en/ti/rdr/lc mj/cr ip/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe