(Arte y Cultura) HONDURAS: Obra garífuna baja el telón con casas para sus actores

Una obra teatral sobre la comunidad negra de Honduras fue retirada de cartel tras casi dos décadas y con la entrega de viviendas a sus actores-campesinos, que celebraron el acontecimiento con fogatas, bailes y la invocación a sus dioses.

La alegría era evidente en la comunidad de Guadalupe, en el litoral atlántico, a unos 700 kilómetros de Tegucigalpa, a cuyos habitantes el dramaturgo hondureño Rafael Murillo Selva les dio la oportunidad de convertirse en protagonistas de su propia vida al llevar su historia al teatro.

La obra, que relata la vida de los garífunas o negros en Honduras desde su llegada al país hace 2OO años, es también una sátira de la realidad política que pone al descubierto la subordínación del poder civil al militar, por ejemplo.

Durante 18 años, la obra teatral se montó en escenarios de muchos países latinoamericanos, de Europa y Estados Unidos, mostrando una "cara cultural" de Honduras, desconocida incluso para muchos hondureños, dijo a IPS Murillo Selva.

"Loubavagu permitió a la comunidad garífuma valorar su identidad, su cultura y su aporte al desarrollo nacional», añadió.

Murillo Selva vivió en la comunidad de Guadalupe para aprender la cultura garífuna, interpretar sus sentimientos y plasmar su realidad en una obra de teatro.

Catalina Fernandez, una actriz garífuna, manifestó que formar parte del elenco de Loubavagu ha sido lo más maravilloso que le ha pasado. "Conocí muchos países, pero sobre todo logré terminar mis estudios, primarios y secundarios", afirmó.

"Ahora puedo leer y escribir, defenderme en la vida y tener mi casa, como recompensa a nuestro esfuerzo, es más de lo muchos de nosotros los garífunas hubiéramos podido imaginar", añadió.

La mayoría de los actores garífunas "reclutados" para la obra eran analfabetos y vivían en la pobreza. Si bien ahora no son actores ricos ni famosos, lograron construir sus propias viviendas, gracias a las últimas presentaciones de Loubavagu.

"Uno de mis mayores sueños fue dejar algo a los artistas de Loubavagu, y qué mejor cosa que sus viviendas. Son casas sencillas, de bloque unas y de adobe (barro) otras, pero viviendas al fin y al cabo que nunca en su vida soñaron tener", dijo Murillo Selva.

La construcción de las viviendas, 14 en total, pudo hacerse gracias a la cooperación de organismos internacionales que patrocinaron las últimas funciones, como la Fundación Friederich Ebert de Alemania, la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas y el estatal del Fondo Hondureño de Inversión Social.

Los garífunas, estimados en unos 120.000, habitan en la costa atlántica de Honduras y son una de las etnias con un mayor desarrollo cultural.

En el ~caso de Guadalupe, la obra teatral permitió que sus pobladores tuvieran agua potabie, energía eléctrica y la apertura de carreteras, algo que hace 20 años era impensable, según sus habitantes.

Al compás de los ritmos garífunas caracterizados por movimientos suaves de cadera, y tomando giffiti, una bebida alcohólica con especias, ajo y hierbas, los actores interpretaron por última vez Louvabagu y presentaron a sus hijos como los actores del futuro que seguirán contando su "otro lado lejano".

El poeta hondureño Rigoberto Paredes dijo que Louvabagu es una historia que nadie debe olvidar. "Porque ellos vinieron de] otro lado lejano, a dejarnos música y color a Honduras", afirmó. (FIN/IPS/tm/ag/cr/98

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