La cámara dirigida por Michael Moore emprendió un viaje a través de Estados Unidos y puso al descubierto un país dividido entre empresas deseosas de aumentar sus ganancias y trabajadores temerosos de perder sus empleos.
La empresa Miramax ya inició la distribución del resultado de esta gira de Moore, una película cuasidocumental donde el realizador plasma un ácido retrato sobre la actualidad y la cotidianidad de su país. Se llama "The Big One", que se traduce como "El Grande".
Moore se hizo famoso por la película "Roger and Me" ("Roger y Yo"), un documental que se burla de Roger Smith, que en ese momento era el máximo ejecutivo de General Motors. Su nueva producción no abandona el sentido del humor, pero tampoco elude el conflicto de clases en Estados Unidos.
Aunque "The Big One" parece referirse a Estados Unidos como país, el concepto no queda aclarado en forma definitiva, ya que el pretexto para el recorrido de la cámara es una gira de Moore promocionando su libro de 1996 "Downsize This", que podría traducirse como "Achiquemos esto".
Por esa razón, la cámara combina la exploración del interior de Estados Unidos, con largas sesiones en las que Moore aparece firmando sus libros, como protagonista principal de su propia película.
Pero sin duda que también se logra el efecto de entregar una visión escabrosa sobre un Estados Unidos que está cada vez más dividido entre empresarios y trabajadores. Moore es odiado por la izquierda, que lo considera un populista, y por la derecha, que rechaza sus críticas al mundo del dinero.
Es natural que los conservadores rechacen la posición de Moore, pero las críticas son más elaboradas cuando vienen de la izquierda, por ejemplo del escritor Alexander Cockburn, quien lo acusó de hipócrita y de idealizar las fábricas del interior estadounidense mientras él mismo es un próspero neoyorkino.
En "The Big One" el mismo Moore se burla de esta situación, mostrándose encantado de poder volar en primera clase, mientras comienza a tener dudas acerca del sistema de impuestos tras convertirse en un autor que vende mucho.
Pero la película es su mejor defensa contra críticas de la izquierda. Allí presenta un retrato que revela simpatía con la clase trabajadora, con los empleados de una de las librerías de su gira tratando de crear un sindicato, con los receptores de ayuda social en Wisconsin.
Hace bromas cargadas de acidez, destinadas a denunciar la existencia de una nación ávida de dinero. En una broma bien lograda que molestó a la Casa Blanca, Moore envía contribuciones monetarias a nombre de organizaciones inventadas por él mismo, y que presuntamente debían ser rechazadas por los candidatos.
Pero la oficina de Bill Clinton cambió el cheque enviado por la organización "Cultivadores de Marihuana por Clinton". Y lo mismo sucedió en el bando de los republicanos con la contribución de "Abortistas a favor de Pat Buchanan". Ambos cheques fueron cobrados.
En otra escena, ofrece un cheque por 65 centavos de dólar a una empresa que acaba de cerrar su fábrica en Estados Unidos. El dinero estaría destinado a pagar una hora del salario del primer trabajador mexicano que contrate en su nueva sede.
Más allá de las bromas, que a veces funcionan y a veces no, queda en evidencia la existencia de una clase trabajadora que cada vez está más temerosa de perder su empleo, que no se identifica con el gobierno, y que enfrenta el futuro con depresión.
Mientras tanto, los ejecutivos de las empresas parecen habitantes de otro planeta. Algunos aparecen echando a Moore de sus oficinas, otros respondiendo a sus preguntas con elucubraciones acerca de la necesidad de ser "competitivos" en un mundo globalizado.
En uno de los momentos mejor logrados de la película, el máximo ejecutivo de Nike, Phil Knight, explica que su empresa de zapatos deportivos no tiene fábricas en Estados Unidos pues los trabajadores de ese país "no quieren hacer zapatos".
Cuando se le muestra un video de trabajadores de Michigan asegurando que sí les gustaría trabajar para Nike, Knight responde con cinismo, asegurando que en realidad no están dispuestos a asumir las tareas que realizan otros trabajadores en el extranjero.
En realidad, sugiere que no estarían dispuestos a aceptar un salario por debajo del mínimo estadounidense. Knight tampoco se inmuta cuando Moore le pregunta si se siente mal porque niños de 14 años trabajan en Indonesia en las fábricas de Nike. "No", responde.
En tiempos como éstos, "The Big One" puede resultar entretenida en cierta forma, pero de ningún modo graciosa. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/lc-ml/cr/98