El pintor francés Ferdinand Léger visitó esta ciudad en 1930 y escribió a sus amigos cartas en las que hablaba de un "espectáculo sobrecargado" que lo volvió "loco de felicidad".
Ahora está de regreso en Nueva York. Se trata de una retrospectiva del Museo de Arte Moderno, que presenta una obra inspirada en las máquinas pero con una gran dosis de sensualidad. La muestra, que está abierta hasta el 12 de mayo, contiene trabajos realizados en Estados Unidos.
Las pinturas fueron hechas entre 1940 y 1945 cuando Léger estaba radicado en Hoboken, Nueva Jersey. En ese lugar encontró esa especie de relación apasionada entre el hombre y la máquina que él había explorado durante tres décadas.
"Es posible que la imaginación se comporte en forma más rápida y creativa en este lugar", escribió Leger. Algunas series demuestran su fascinación con el nuevo mundo que lo rodeaba, como la famosa "Les Plongeurs", que retrata a los trabajadores de la construcción entre vigas coloridas de edificios muy altos.
En una edición de 1946 del "Boletín del Museo de Arte Moderno", Léger había sugerido que "en Estados Unidos el contraste entre lo mecánico y lo natural alcanza una gran intensidad antimelódica".
"Pero el mal gusto también es una de las materias primas", afirmó, recordando la existencia de restos de máquinas descompuestas que ensucian el paisaje y de mujeres vestidas "como acróbatas de un circo, algo que nunca veríamos en París".
En pinturas como "La Grande Julie", en la serie sobre trabajadores de la construcción o en la de ciclistas en el campo, Leger combinó maquinas que revelaban su lado más sensual – bicicletas rotas amarradas a un árbol, vigas de acero recortadas contra el azul profundo del cielo- con personas que jugaban o trabajaban.
Inspirado por el modernismo y el cubismo, el artista resaltó la fluidez y la redondez de las personas retratadas. Además era socialista, e invariablemente ponía énfasis en la grandeza de la gente común que vivía en una era mecánica.
La exhibición de Nueva York también incluye las primeras pinturas de Leger, cuando el motivo principal de sus obras eran las máquinas, con líneas puras, contornos funcionales y funciones compartidas.
En "Le Mecanicien", de 1920, ofrece el retrato de un hombre bigotudo que se parece mucho a sus herramientas debido al trazado esquemático de sus músculos y al diseño art-déco de su cara.
La obra maestra de Léger es "Le Grand Dejeneur", también conocida como "Tres Mujeres". Tal vez sea la máxima expresión del movimiento estético parisino del purismo, en el cual los principios geométricos sirven para resaltar la belleza de la forma humana.
Las tres mujeres del cuadro están compuestas casi enteramente por círculos y curvas, mientras que su apartamento está hecho a base de vigas de colores brillantes. Léger logra comunicar una vitalidad y una humanidad que van mucho más allá de lo habitual en los objetos geométricos.
La retrospectiva muestra lo versátil que fue este artista. No se limitó al cubismo y experimentó con todo tipo de técnicas: el estilo piramidal, el monocromático, las líneas definidas y colores audaces de diseñadores soviéticos, la gente común y heroica del realismo socialista y las abstracciones geométricas del purismo.
En la exposición también se muestran otros tipos de trabajos de Léger, quien practicó la arquitectura, pintó murales, diseñó libros e incluso incursionó en el cine.
Una de las partes más destacadas de la exhibición incluye la muestra de un maravilloso corto de animación con una caricatura mecánica de Charlie Chaplin, que se contornea y baila.
Durante toda su carrera, Léger logró demostrar con éxito que el papel del artista es construir "el arte colectivo del mañana". (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/lc-ml/cr/98