(Arte y Cultura)

El general japonés Hideki Tojo, ejecutado hace 50 años después de ser juzgado como criminal de guerra, resucitó en una polémica película que reivindica su imagen y cuestiona la sentencia que el jefe del Ejército Imperial pagó con la vida.

La película "Pride – The Fatal Moment" (Orgullo, el momento fatal) analiza el trabajo realizado entre 1946 y 1948 por el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente, que realizó el proceso conocido como el Juicio de Tokio.

Tojo, habitualmente recordado como un temido general, aparece retratado como un noble samurai que se sacrifica por Japón. La película de dos horas y 40 minutos se estrenó el 23 de mayo y colma los cines, a pesar de los llamados de grupos pacifistas y de críticos que protestan contra su exhibición.

El general Tojo fue una de las figuras más poderosas en la agresión japonesa durante la segunda guerra mundial.

Se desempeñó como comandante del Ejército Imperial y primer ministro entre 1941 y 1943, un período durante el cual se produjo el ataque relámpago de Japón contra la flota de Estados Unidos en Pearl Harbor.

La película, que se estrena seis años después de la publicación de un libro de la nieta de Tojo reivindicando a su abuelo, también generó protestas de Corea del Sur y del Norte y de China, que la consideran como un intento por justificar la agresión japonesa en Asia.

En "Pride…" se asegura que el juicio y la ejecución de Tojo el 23 de diciembre de 1948 fueron el resultado de una venganza perpetrada por las fuerzas aliadas.

"Traté de reflejar el punto de vista japonés en el caso del Juicio de Tokio. Para muchos de nosotros fue una vergüenza y es un error permitir que en el mundo se considere esa sentencia como la versión definitiva sobre el papel de Japón en la segunda guerra", dijo el director Sunya Ito.

El personaje de Tojo, representado por Masahiko Tsugawa, sostiene que no es culpable de crímenes de guerra. "He cumplido con mi deber, no soy culpable", son las últimas palabras dirigidas por el general al fiscal de Estados Unidos en la película. Después es enviado a la horca.

La película retrata a Tojo como un hombre solitario incomprendido incluso por sus partidarios, empleado como chivo expiatorio por parte de los ejércitos aliados que deseaban terminar en forma rápida con la guerra utilizando la rendición japonesa para que este país asumiera toda la culpa.

Además, se promueve la tesis esgrimida por algunos japoneses según la cual este país se involucró en la guerra del Pacífico solamente para ayudar a Asia a liberarse de la colonización de los blancos, y por lo tanto consideran que llegó el momento de dejar de pedir disculpas por la participación en el conflicto.

"No hay duda de que muchos países sometidos a la dominación occidental lograron la independencia gracias a la lucha de Japón contra las potencias coloniales", afirmó el escritor y crítico Hideaki Kase, quien formó parte del comité asesor de la película.

En la pantalla, Tojo asegura que su intención era combatir el expansionismo de Estados Unidos en Asia, representado por hechos como la construcción de bases aéreas en Filipinas. Y por esa razón, ordenó la invasión de Manchuria en 1931.

De acuerdo con documentos históricos, Tojo aseguró que no tenía conocimiento sobre el tratamiento abusivo de los prisioneros de guerra por parte de los soldados japoneses, aunque durante el juicio asumió responsabilidad por las acciones de su país.

La película también alaba la actuación del juez indio Radhabinod Pal, quien participó en el proceso y fue el único de los 11 jueces que encontró inocentes a los 28 acusados, es decir, a Tojo y a los 27 miembros de su gabinete.

Pal aparece retratado calificando como un error que esas personas sean juzgadas por otras que también son culpables de causar muertes. El abogado defensor apoya esta argumentación, y recuerda en forma insistente el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki.

En otras escenas se muestra a Tojo en Singapur acompañado por el indio Chandra Bose, quien lideró un movimiento para fundar una "India Libre" y participó en una conferencia convocada un mes después en Tokio, en la que Japón promovió una "Esfera de Coprosperidad" para Asia.

El concepto de esta "Esfera" comprendía el supuesto plan japonés para expulsar a las potencias colonizadoras de Asia y crear una "Asia para los asiáticos".

Pal es mostrado comentando que la independencia de India está relacionada con la participación de Japón en la guerra.

Un ex soldado japonés aparece celebrando con luchadores indios la independencia de los colonizadores británicos, una escena simbólica que se suma al revisionismo según el cual el papel de Japón en la guerra era el de protector de Asia.

En la película es fácil detectar la influencia de fuerzas derechistas, que entre otras cosas han logrado paralizar los proyectos presentados en Japón para ofrecer disculpas y pagar compensaciones a naciones de Asia agredidas en la guerra.

Pero en todo caso, la producción también causa impacto entre los espectadores comunes. No sólo porque tiene actores estelares y un conocido director, sino porque además se hace eco del peso generado por cargar con la culpa de la guerra.

"No creo que Tojo haya sido un buen hombre, pero aún así la película me emocionó", aseguró un bibliotecario de 55 años, Kyoko Nakamaya, quien consideró que Estados Unidos se aprovechó de la derrota de este país "y no asumió la culpa por su participación en la guerra".

Mucha gente de la edad de Nakayama tiene una opinión similar. Se trata de una generación que recuerda las cenizas de un país humillado y los siete años de ocupación estadounidense.

Una gran cantidad de japoneses perdieron a sus seres queridos durante ese conflicto, que les fue presentado como una ofensiva para derrotar a los colonialistas occidentales, y algunos de ellos consideran que fueron engañados, pues el mundo nunca reconoció sus sufrimientos.

El actor Tsugawa, que representa el papel de Tojo, aseguró durante una rueda de prensa que la película pretende corregir la distorsionada historia japonesa enseñada a los escolares.

"A los japoneses se les enseña que fuimos perdedores e invasores, lo cual afecta su espíritu al provocar un sentimiento de inferioridad. Espero que la película contribuya a lograr un equilibrio más saludable", dijo el actor.

Pero si bien este tipo de opiniones pueden contribuir a salvar el orgullo herido, algunos críticos de la película han destacado que no contribuyen al descanso de los fantasmas de millones de asiáticos asesinados cuando Japón invadió la región de Asia- Pacífico, hace más de medio siglo. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/lc-ml/cr-ip/98

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