El parlamento argentino podría imponer el miércoles sanciones comerciales y la exigencia de pago de regalías a las compañías petroleras que concurran a una licitación para la explotación de crudo en las islas Malvinas, un archipiélago en poder de Gran Bretaña y reclamado por Argentina.
El canciller Guido di Tella aseguró este lunes que la iniciativa que exige a las petroleras el pago de tres por ciento en calidad de derechos para Argentina por la explotación de crudo en aguas de las Malvinas saldrá esta semana convertida en ley, y confió en que los inversores pagarán, para ahorrarse problemas.
"Si no aceptan pagar, podemos tomar medidas que estén anunciadas en la ley argentina, trabando toda la actividad que tengan las empresas petroleras en territorio continental argentino", amenazó Di Tella, que será interpelado por el bloque opositor en el Congreso por su política de acercamiento a los isleños.
Junto al proyecto relativo a las regalías -que hasta ahora era resistido por el oficialismo- podría aprobarse otra iniciativa de ley, que fija multas entre un millón y 15 millones de dólares a las empresas con inversiones en este país que participen en la licitación organizada unilateralmente por los isleños.
El Poder Ejecutivo, que hasta ahora se negaba a apoyar el proyecto de multar a esas empresas petroleras, aceptó aplicar las sanciones en el caso de las compañías que se rehúsen a pagar las regalías de tres por ciento que exige Argentina por la explotación de crudo en Malvinas.
Las empresas petroleras calculan entre ocho y 11 por ciento las posibilidades técnicas de encontrar petróleo en cantidades significativas comercialmente en las Malvinas.
Si la búsqueda fuera exitosa, en poco más de cinco años el gobierno de las islas podría quintuplicar sus ingresos, que proceden básicamente de la venta de permisos de pesca.
Los isleños autorizaron en la última semana de abril a un grupo de empresas para que comiencen a perforar en siete cuencas al norte de las islas, desde una plataforma trasladada al Atlántico sur por la compañía Amerada Hess, y que es compartida por cuatro consorcios: Shell, Lasmo, IPC y Desire.
IPC y Desire podrían ignorar la decisón del parlamento argentino, pero Shell y Lasmo mantienen inversiones en Argentina y, por lo tanto, podrían ser sancionadas si se resistieran a pagar los derechos exigidos por la explotación de un área que está en disputa de soberanía.
Argentina y Gran Bretaña firmaron un acuerdo de cooperación petrolera en 1995, por el cual se comprometieron a compartir la explotación de crudo en una zona a mitad de camino entre las islas y la costa argentina.
En esa zona —que apenas incluye un mínimo sector en litigio y el resto pertenece a Argentina— los dos países están obligados por su acuerdo a convocar a una licitación conjunta y a repartir 50 por ciento de las regalías para cada uno.
En cambio, otra área que rodea al archipiélago fue considerada por los británicos de su exclusiva soberanía. Para dicha zona habría un acuerdo tácito —no reconocido oficialmente por los gobiernos— por el cual los isleños cobrarán nueve por ciento y Argentina tres.
Eso se desprende del promedio internacional de regalías por la concesión de áreas petroleras, que ronda 12 por ciento. El gobierno argentino se había comprometido a aceptar ese tres por ciento, pero el Congreso se ha negado a ratificar ese compromiso y reclama un mayor porcentaje.
Pero esta semana, y ante el avance de los isleños, que ya autorizaron a las pertroleras a perforar, Di Tella reveló que el presidente Carlos Menem ha exigido a los legisladores ofcialistas que ratifiquen el proyecto que fija en tres por ciento los derechos a percibir.
Argentina y Gran Bretaña se enfrentaron en guerra en 1982 por la soberanía de las islas. El episodio, comenzado cuando la dictadura militar argentina (1976-1983) invadió el archipiélago, finalizó con la derrota de este país, que sólo restableció relaciones diplomáticas con Gran Bretaña en 1990.
Desde entonces, la cancillería argentina lleva adelante una estrategia "de seducción" de los habitantes de las Malvinas, muy criticada por la oposición, que sostiene que Argentina debe seguir insistiendo en sus derechos ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidos.
Di Tella considera que la guerra significó un retroceso de las posibilidades de recuperación del archipilago y cree que para que los isleños acepten la soberanía argentina "no queda otra alternativa que la persuasión".
Así, el ministro ofreció sucesivamente a la población de las Malvinas una indemnización, que fue rechazada, agitó una propuesta de soberanía compartida y envió a las islas regalos y saludos de fin de año, incluido un video que lo mostraba junto a sus nietos, uno de ellos nacido en Londres.
Los gestos de acercamiento a los isleños, nunca correspondidos, fueron paralelos al avance en las relaciones comerciales entre Argentina y Gran Bretaña, que tuvieron punto culminante en la firma del acuerdo de cooperación petrolera en 1995.
Actualmente, la cancillería está abocada a organizar el viaje oficial de Menem a Gran Bretaña que, de concretarse, sería la primera visita de un mandatario argentino a ese país tras la guerra de Malvinas. (FIN/IPS/mv/ff/ip/98) = 05041712 NYC091