AMBIENTE: Fauna amenazada busca auxilio en cita en Venezuela

Especies amenazadas como cocodrilos, tortugas o tiburones buscarán la semana próxima en la capital de Venezuela refugio en una reunión técnica mundial, para que se impongan restricciones que ayuden a su preservación.

Más de 160 funcionarios y expertos deliberarán en Caracas desde el lunes en la XIV Reunión del Comité de Fauna de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), que funciona en el marco de Naciones Unidas desde 1973.

Representantes de la gubernamental dependencia venezolana Profauna, anfitriona de la reunión, que se prolongará hasta el viernes, indicaron que entre los temas para debatir están el futuro de las tortugas marinas, el transporte de los animales vivos, el comercio del tiburón o los zoocriaderos.

También se estudiará las consencuencias de la implantación de microfichas codificadas para identificar los animales criados en granjas para ser comercializados, así como un tipo de marcaje universal de pieles de cocodrilos y el manejo de especies exóticas transplantadas de un habitat a otro.

CITES ha sido ratificada por 143 países y es el organismo mundial que se ocupa de dictar las pautas para el manejo sustentable y el control internacional de especies silvestres de flora y fauna en peligro de extinción.

Las grandes reuniones decisorias son las Conferencias de las Partes, cuya décima sesión se realizó en junio de 1997 en Zimbabwe y la próxima tendrá lugar en Indonesia en el 2000.

La Unión para la Conservación Mundial estableció en 1996 que 25 por ciento de las especies mamíferas y anfibias, 11 por ciento de las aves, 20 por ciento de los reptiles y 34 por ciento de los peces corren peligro de extinción.

Entre cinco y 14 por ciento de las esepecies de esos grupos se acercan a la situación de "amanazadas" de extinción o ya se extinguieron, precisó la Unión, que tiene sede en Suiza, al igual que CITES.

El instituto Wordlwatch advirtió este sábado en Washington que el mundo soporta una extinción de su fauna entre 100 y 1.000 veces superior a la normal, en un proceso que sólo tiene parangón con la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años y que a diferencia de entonces, es responsabilidad de los humanos.

En el encuentro de Caracas, donde participarán organizaciones no gubernamentales (ONG), una vez más se enfrentarán los intereses de los países del Norte industrial, el Sur en desarrollo propietario de las dos terceras partes de la biodiversidad del planeta, y los ambientalistas.

Un ejemplo en ese aspecto es la colocación de los "microchips" para identificar a los animales exóticos que son criados en granjas para su comercialización, a fin de preservar a sus similares silvestres.

Los países del Sur, propietarios de animales exóticos como tortugas, morrocoyes (galápagos americanos), anacondas, cocodrilos o guacamayas (loros de múltiples colores) que los consumidores del Norte requieren, no están en capacidad de costear las microfichas.

El resultado sería, de imponerse este sistema, que Estados Unidos lograría su objetivo de absorber buena parte de esos zoocriaderos de variedades de fauna que no posee, comentaron conservacionistas venezolanos.

Tampoco faltan los casos en que el ambiente se convierte en instrumento de confrontación política, como ocurre con el asunto de las tortugas marinas, cuyo carey busca vender Cuba, con la base de una serie de estudios que avalan su manejo controlado, pero que tiene la frontal oposición de Washington.

Profauna detalló que en la reunión se presentará un estudio especial sobre la situación real de las especies de tiburón en el océano Pacífico, amenazadas por el descontrolado comercio en los países asiáticos y Australia.

También se analizarán medidas para un marcaje eficaz de las pieles del cocodrilo, para evitar su contrabando, estimulado por la demanda en los grandes centros del consumo del mundo.

Otro punto que debatirán los especialistas de los cinco continentes será el transporte de los animales vivos, para reforzar las medidas de preservación de especies exóticas en las líneas aéreas.

Un nuevo problema se pondrá en debate: controlar el traslado a otros habitats de especies silvestres invasoras, por su impacto sobre los nuevos ecosistemas en que se intente su desarrollo.

El caso más llamativo es el del avestruz, una especie depredadora, cuya explotación fuera de su habitat natural debe ser muy controlada. Pero en algunas naciones, como la misma Venezuela, hay presiones contrarias a las regulaciones, para extender su cada vez más atractiva comercialización.

La comercialización de la biodiversidad de los corales, fundamentales para el mantenimiento de la vida marina, es otro punto polémico.

Al respecto, se señala el caso del llamado botuto (Strombus gigas), que tiene una reproducción muy lenta y en algunos países, como Colombia, se registra una explotación descontrolada. (FIN/IPS/eg/ff/en/98

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