La población de elefantes de los bosques ecuatoriales del sudeste de Camerún, que vive en zonas no protegidas, está amenazada por la creciente caza ilegal para el comercio del marfil.
En los últimos seis meses, se confiscó en el puerto de Douala media tonelada de marfil, sostuvo la publicación local mensual "Bubinga", dedicada al ambiente y el desarrollo.
La alta demanda mundial de marfil aumentó su precio, lo cual hace más atractivo el comercio ilegal. El 13 de abril de este año, autoridades de aduanas en Douala confiscaron unos 150 kilogramos de marfil ocultos en un contenedor cargado de madera para la exportación a España.
El elefante puede desaparecer si no se hace nada, en especial en países pobres en desarrollo como Camerún, para detener su comercio, alertó la publicación.
Camerún es uno de los pocos países africanos que aún tienen un alto número de elefantes. Los demás se encuentran en Africa austral (Botswana, Namibia y Zimbabwe) y oriental (Kenia).
La población de elefantes de Camerún es estimada en unos 20.000 por el Ministerio de Ambiente y Forestación, pero Bubinga la sitúa en 15.000.
Alrededor de 25 por ciento de los elefantes viven en la sabana seca del norte de Camerún, 70 por ciento en la selva tropical densa en el sudeste, y cinco por ciento dispersos en las partes centrosur y sudoeste del país.
En la sabana, el número de elefantes aumenta, causando mayor daño a la propiedad y la vida humana. Pero en las selvas la caza ilegal continúa, y hay indicios de que estaría aumentando significativamente, según una publicación del Ministerio de Ambiente y Forestación.
Durante la década de 1980, Camerún fue una constante, pero modesta, fuente de marfil para el mercado mundial, dijo Martin Tchamba, consultor de vida silvestre en el país africano.
Aunque predomina la idea general de que la eliminación a mediados de 1997 de una prohibición al marfil impuesta bajo la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) en 1991 aumentó la caza ilegal, no hay datos que lo comprueben, agregó Tchamba.
Sin embargo, el consultor está convencido de un reciente aumento en la casa ilegal de elefantes en el sudeste de Camerún.
Alrededor de unos 10 elefantes fueron cazados por mes entre marzo de 1996 y marzo de 1997, sólo en el área sudeste de Mesok, y se desconoce la cantidad que murieron desde entonces.
Camerún ha sido un gran contribuyente al mercado mundial de marfil. Desde 1978 a 1988, unas 40 toneladas fueron exportadas del país, y, entre 1990 y 1004, unas 10 toneladas se confiscaron en Douala, donde entre noviembre de 1997 y abril de este año se interceptaron 550 kilogramos.
El director de Fauna del Ministerio de Ambiente y Forestación, Djoh a Ndiang, admitió que el gobierno no es capaz de hacer frente a las actividades de los cazadores ilegales, quienes, afirma, desarrollaron sofisticados métodos de caza ilegal, y dominan una red de comercio difícil de romper.
"Nuestro gobierno tiene una buena política de conservación, pero carecemos de los medios para implementarla", dijo Djoh a Ndiang.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el gobierno de Camerún diseñan un Plan Nacional de Gestión de Elefantes que, esperan, desarrollará una política racional de conservación y protección. (FIN/IPS/tra-en/tm/kb/lp/en/98