Ambientalistas de Estados Unidos y organizaciones no gubernamentales (ONG) se oponen a un proyecto de ley para promover el comercio y la inversión de este país en Africa.
Tras la aprobación en marzo del proyecto "Ley de Crecimiento y Oportunidad de Africa" por la Cámara de Representantes, muchos grupos estadounidenses intentan evitar que también sea aprobado en el Senado y se convierta en ley.
Defensores del ambiente de Sierra Club y Amigos de la Tierra sostienen que el proyecto "socavará la protección ambiental" y promoverá industrias como la minería, la extracción de madera y la agricultura para la exportación, las cuales "amenazan a los ecosistemas y pequeños agricultores de Africa".
La legislación impondría duras condiciones económicas a Africa subsahariana, abriendo la región a la explotación de recursos de parte de corporaciones multinacionales.
Pero no aseguraría el desarrollo sustentable necesario para los pueblos africanos, dijo Carl Pope, director ejecutivo de Sierra Club, en una carta enviada esta semana a los senadores estadounidenses.
El proyecto, que será debatido en el Senado en junio, está diseñado para promover el comercio y la inversión de Estados Unidos en Africa subsahariana.
Las relaciones económicas entre Estados Unidos y los países de esa región africana son mínimas. En 1996, las exportaciones estadounidenses a la región fueron sólo 6.100 millones de dólares, alrededor de uno por ciento del total de las ventas al exterior.
Las importaciones de Africa alcanzaron 15.200 millones de dólares, o alrededor de dos por ciento del total de las importaciones estadounidenses. La mayoría del comercio de Estados Unidos con Africa sólo involucra a unos pocos países, sobre todo Nigeria y Sudáfrica, y también Angola, Gabón y Ghana.
Clinton, con la intención de ampliar estos números, promovió el proyecto durante su viaje en marzo a Ghana, Uganda, Rwanda, Sudáfrica y Senegal.
Desde entonces, grupos defensores de los derechos humanos y el ambiente calificaron el plan como "un acto de recolonización".
Incluso el presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, denunció el proyecto como inaceptable. "Es un asunto sobre el cual tenemos serias reservas", dijo durante la visita de Clinton a Africa.
Entre otras disposiciones, el proyecto amplía en cerca de 50 por ciento el número de productos africanos elegibles para tratamiento libre de impuestos bajo el Sistema Generalizado de Preferencias.
Estos recortes en el presupuesto y los impuestos reducirían el gasto en la protección del ambiente y la salud, dijo Pope.
El proyecto de ley establece como condición para el acuerdo comercial que los países africanos levanten barreras arancelarias y comerciales, busquen la integración a la Organización Mundial de Comercio y cumplan con los programas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional.
Otras ONG influyentes, incluyendo Transafrica y Public Citizen, luchan contra otra disposición del proyecto que permitiría a los países elegibles exportar textiles y vestimenta sin cuotas y libres de impuestos.
Los grupos afirman que esto favorecería los intereses de compañías multinacionales e inversores extranjeros en perjuicio de los africanos pobres.
Aunque una sección del proyecto de ley declara que Estados Unidos comparte con Africa el interés en el desarrollo sustentable, los ambientalistas alegan que la legislación no tiene en cuenta la protección de la naturaleza, elemento clave en ese tipo de desarrollo.
En lugar de promover el desarrollo sustentable, Pope sostiene que el proyecto "consumiría aún más el capital natural de Africa en bosques intactos, aire limpio y suelos fértiles, disminuyendo las perspectivas del continente para las próximas generaciones". (FIN/IPS/tra-en/dk/lp/en if/98