Las mujeres de muchos países de Africa siguen limitadas en su derecho a la propiedad de la tierra, debido a creencias religiosas y tradiciones que neutralizan las nuevas leyes antidiscriminatorias.
En la conferencia sobre "Mujer y Tierra en Africa", que concluyó esta semana en Entebbe, se comparó la realidad de varios países del continente.
"Las creencias religiosas y culturales ejercen más influencia que la leyes del Estado", advirtió un experto de la Universidad de Yaoundé II de Camerún, Patrice Bigombe, quien presentó un estudio sobre la situación de las mujeres de su país.
En Camerún la tradición admite el derecho de las mujeres a utilizar la tierra, pero limita su participación en la administración. "Esto se debe a la división tradicional del trabajo, según la cual los hombres cosechan productos que generan dinero, mientras las mujeres cultivan alimentos", dijo el estudio.
Durante la conferencia de Entebbe se puso en evidencia que en las sociedades más tradicionales de Africa las mujeres no tienen derecho a heredar la tierra, y deben limitarse a trabajar aquella que pertenece a sus maridos o padres.
En Uganda la legislación establece que todos los hijos, hombres o mujeres, tienen derecho a compartir 75 por ciento de la tierra dejada como herencia por un padre fallecido. Pero lo habitual es que se de preferencia a los hijos.
En algunas regiones del país la gente ni siquiera sabe de la existencia de esta ley y entonces recurren a la ley tradicional, que excluye a las mujeres.
Los analistas reunidos en Entebbe también hicieron notar que la mayor parte de las religiones atentan contra los principios de equidad, justicia y paz.
"Con frecuencia sirven de excusa para legitimar y condonar manifestaciones de violencia y desigualdad, para justificar la opresión de las mujeres, el abuso de los niños o la persecución de minorías o de disidentes", afirmó Abdullahi An-na'im, académico de la Universidad Emory de Atlanta, Estados Unidos.
En Africa, las religiones también contribuyen a restringir el derecho de las mujeres a la tierra, al someterlas a los hombres y desconocer su derecho a recibir propiedades en herencia.
"En Costa de Marfil la mayoría somos animistas, y de acuerdo con nuestras creencias las mujeres no tienen derecho a recibir herencias", planteó en Entebbe la profesora Eugenie Odehouri.
"Cuando murió mi padre tuve que usar el nombre de mi hermano menor para heredar un campo de limas. Si no hubiera recurrido a ese truco, no habría recibido nada", contó Odehouri, quien participó en la conferencia con el auspicio de la Fundación Ford.
Añadió que en algunos casos los padres desafían la tradición y legan algunas tierras a sus hijas, pero estas suelen rechazarlas "por temor a ser embrujadas por sus tías y tíos".
"Las mujeres del campo siguen influenciadas por creencias místicas que les impiden desarrollarse y ejercer sus derechos", agregó la profesora marfileña.
El estudio realizado por Bigombe en Camerún demostró que, bajo la ley islámica, la mujer si está autorizada a heredar tierras, pero obtiene sólo la mitad que los hombres. El objetivo de esta diferencia es recalcar su dependencia del marido.
El investigador de la universidad nigeriana de Sokoto, Ibrahim Hanza, precisó que bajo el régimen musulmán la mujer no tiene derecho a vender sus tierras sin el consentimiento de su hermano o su marido.
En muchas sociedades africanas las mujeres que heredan y trabajan la tierra no tienen derecho a cultivar productos comerciables como cacao, café o vainilla. Y lo habitual es que los maridos vendan la tierra sin siquiera consultar a sus esposas.
Los casos de mujeres que compran tierras son muy raros, coincidieron los participantes de la conferencia.
Una de las conclusiones de los delegados es que no podrá haber cambios en la situación de las mujeres, si no se considera también el aspecto religioso y cultural.
"La discriminación de las mujeres en el acceso a la tierra podrá eliminarse sólo si hay un proceso de transformación en el cual se involucran las culturas africanas y sus guardianes", dijo Florence Butegwa, representante de la organización no gubernamental ugandesa Asociación para el Cambio.
El profesor Abdullahi se mostró de acuerdo, y advirtió que si bien la religión puede ser fuente de resistencia y oposición a cambios relacionados con una mejoría en materia de derechos humanos, sus principios y estructuras normativas constituyen un material muy valioso que puede ser aprovechado para impulsar esos cambios.
La Conferencia de Entebbe fue convocada como parte de la evaluación de un proyecto iniciado en 1996 por la Universidad de Emory, que estudia las relaciones entre religión, leyes y derechos humanos en en Africa.
El proyecto se lleva a cabo en Camerún, Etiopía, Nigeria, Senegal y Uganda. (FIN/IPS/tra-en/nrn/kb/lc-lp/hd/98