La reunión de la junta de gobernadores del Banco Africano de Desarrollo (AfDB) finalizó hoy en la capital de Costa de Marfil con poco entusiasmo ante una iniciativa destinada a aliviar la carga de los países severamente endeudados.
Algunos delegados africanos saludaron la iniciativa para aliviar la deuda externa, pero con cautela.
Otros alegaron que no hubiera sido necesaria si los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) no hubieran causado daño, limitando la capacidad del continente para pagar una deuda estimada en 315.200 millones de dólares.
La iniciativa, aprobada en 1996 por ambas instituciones financieras, busca reducir en niveles importantes las deudas de países elegibles.
Sin embargo, la elegibilidad para la iniciativa está condicionada a que los potenciales beneficiarios implementen reformas económicas que satisfagan al Banco Mundial y el FMI y otros prestamistas.
"Existe el peligro de que, si la iniciativa no se implementa con la debida flexibilidad, terminará como la montaña que dio a luz a un ratón", dijo K.Y. Amoako, secretario ejecutivo de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Africa.
Amoako expresó preocupación por la extensión del período necesario para que los países comiencen a beneficiarse de la iniciativa, que en algunos casos puede ser de seis años, y sobre el compromiso de los prestamistas con cantidades adecuadas de financiación.
Parte del problema radica en el hecho de que un país no puede recibir alivio de la deuda si todos los acreedores involucrados en la iniciativa no se hacen cargo de ese alivio.
Los acreedores son los prestamistas bilaterales, conocidos colectivamente como el Club de París, y el FMI, el Banco Mundial y otras agencias multilaterales.
La iniciativa de la deuda fue duramente criticada en la reunión del AfDB, celebrada en Abidjan a partir del miércoles, por el ministro de Finanzas de Nigeria, Anthony Ani.
Ani dudó si la iniciativa "alguna vez permitirá que los beneficiarios superen sus actuales problemas económicos porque, invariablemente, "no ayudará al desarrollo económico de los países involucrados".
El ministro nigeriano sugirió que en lugar de la iniciativa, aquellos realmente interesados en ayudar a los países pobres deberían invertir en ellos, lo cual crearía empleos y generaría ingresos a partir de los cuales les sería posible recuperar sus préstamos. (FIN/IPS/tra-en/md/kb/lp/dv/98