Los ejecutivos de Estados Unidos tuvieron un año sensacional en 1997, ya que lograron grandes aumentos en su paga pese a la deslucida actuación de algunos y a la reducción de las ganancias de muchas empresas.
Los gerentes generales o cargos equivalentes obtuvieron el año pasado un incremento salarial de 35 por ciento, según el "Tanteador de Salarios de Ejecutivos" publicado anualmente por la revista Business Week y por Standard and Poor's Compustat, un departamento de la firma McGraw-Hill.
El aumento en 1996 fue de 54 por ciento, pero el de 1997 de todas formas supera más de 13 veces al promedio de 2,6 por ciento obtenido por los trabajadores de cuello azul, y más de nueve veces el 3,8 por ciento logrado por el trabajador medio de cuello blanco, según el estudio de las mayores 365 empresas del país.
El jefe promedio ganó el año pasado 326 veces más que el obrero de fábrica promedio, de acuerdo con el Indice de Costo del Empleo elaborado por la Oficina de Estadísticas Laborales.
Sanford Weill, gerente general de la gigantesca firma de seguros Travelers Group, encabezó la lista con un salario anual de 230,7 millones de dólares.
Su homólogo de Coca Cola, Roberto Goizueta, fallecido en octubre, figuró segundo con 111,8 millones de dólares. En tercer lugar, con 106,8 millones, estuvo Richard Scrushy de Healthsouth, una compañía médica de Birmingham, Alabama.
Los jefes de las mayores compañías de Estados Unidos no recibieron aumentos de salario, sino que se beneficiaron de "acciones-obsequio", junto a bonificaciones y cómodos paquetes de jubilación y despido, explicó Business Week.
Los planes de acciones-obsequio conceden a los ejecutivos la opción de comprar acciones de las compañías que dirigen.
Estas ganancias "burlan los intentos de equiparar los ingresos al rendimiento económico", añadió la revista. "Buenos, malos o indiferentes, los ingresos netos de cualquiera que haya estado al frente de una gran empresa en 1997 se incrementaron al menos varios millones de dólares".
Además, las ganancias de las compañías de Estados Unidos se sobreestimaron en hasta un tercio más de la cifra real, porque el costo de otorgar acciones-obsequio a los ejecutivos no se refleja en los balances de pérdidas y ganancias, aseguró un informe de Smithers and Company, un grupo de investigación británico.
Los planes de acciones-obsequio en realidad integran los costos salariales de las empresas.
Los costos empresariales equivalen por lo general a 21 por ciento de las ganancias anuales, según la investigación de Smithers and Company, pero no se incluyen en la columna de "pérdidas" de los balances.
Como las empresas se benefician con impuestos reducidos sobre los planes de acciones-obsequio, declaran los ingresos de los ejecutivos como "ganancias".
Si esta discrepancia contable fuera eliminada, Smithers estima que las 100 principales compañías de Estados Unidos habrían declarado ganancias 30 por ciento menores a las de 1995 y 36 por ciento inferiores a las de 1996.
De haberse contabilizado el costo de las acciones-obsequio, varias compañías habrían declarado pérdidas en 1996, sostuvo el informe británico.
Entre esas firmas se incluyen tres cuyos jefes máximos se ubicaron entre los 20 que recibieron mayores ingresos en 1997. Una es la fabricante de microchips, Intel, cuyo director, Andrew Grove, se ubicó en séptimo lugar con 52,2 millones de dólares.
Otra es la gigante de la biotecnología, Monsanto, cuyo jefe Robert Shapiro se situó en décimo lugar con ingresos de 49,3 millones de dólares.
La tercera es la compañía farmacéutica Bristol Myers Squibb, en la que Charles Heimbold ganó 29,2 millones de dólares y se situó en el lugar 14.
"El jefe promedio recibió en 1997 un paquete de acciones- obsequio valorado en 7,8 millones de dólares, un 35 por ciento de aumento frente a los 5,8 millones recibidos en 1996", indicó Business Week.
"Pero en el caso de muchos directores, esas ganancias tuvieron poca relación con el rendimiento de sus compañías, o sus inversores, en el año", añadió la revista.
Un ejemplo es el de Ray Irani, líder de la empresa petrolera Occidental Petroleum, quien se ubicó en el cuarto lugar en 1997 con 101,5 millones de dólares.
Irani no creó la empresa de la nada ni generó grandes ganancias a los accionistas. Desde 1990, el valor de las acciones de Occidental aumentó sólo 10 por ciento y la empresa perdió 390 millones de dólares en 1997, en parte debido a los ingresos del director general, explicó Business Week.
La investigación, publicada el 20 de abril, concluyó que "aunque el concepto de equiparar los ingresos de los ejecutivos a su rendimiento se enraizó en la teoría, en la práctica la realidad es otra". (FIN/IPS/tra-en/aa/ml-aq/lb/98