La ciudadanía de Serbia obedeció al presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, y pronunció el jueves un histórico "no" a la intervención extranjera en la cuestión de Kosovo, según los datos finales del escrutinio conocidos hoy.
La oficial Comisión de Referendo reveló la noche del viernes, menos de 24 horas después del cierre de las urnas, que casi 95 por ciento de los votantes se pronunciaron por la negativa al involucramiento de terceras partes en el problema de la agitada provincia serbia de Kosovo.
El presidente de la Comisión, Nebojsa Rodic, informó que 73,05 por ciento de los ciudadanos habilitados acudieron a los puestos de votación (5,3 millones de un total de 7,2 millones), entre los cuales 94,73 por ciento votó por el "no".
Apenas 3,41 por ciento de los votantes se pronunciaron a favor de la intervención extranjera, mientras 1,86 por ciento de los votos fueron declarados nulos.
El referéndum fue convocado por el presidente de la Federación Yugoslava, Slobodan Milosevic, ex presidente de Serbia pero aún el más poderoso líder político de la república.
La crisis en la provincia de Kosovo, nueve de cada diez habitantes son albaneses, dejó un saldo de 100 muertos este año, entre ellos 23 supuestos "terroristas" asesinados por el ejército yugoslavo los días miércoles y jueves, antes y durante el referéndum.
Las organizaciones de albaneses convocaron a un boicot en la provincia, gobernada con mano dura por las autoridades serbias.
Los medios controlados por el gobierno serbio realizaron una intensa campaña en respaldo del "no", y, sin que la Comisión de Reféndum explicara por qué, fueron exentos del requisito habitual de guardar silencio sobre la materia de la consulta 48 horas antes de la votación.
Algunos partidos de oposición llamaron a un boicot, pero ninguna figura política significativa se pronunció a favor del voto por el "sí".
En 1996, la victoria de la oposición en las elecciones locales no fue reconocida por las autoridades, lo que generó protestas durante tres meses. Pero la coalición opositora se dividió entonces y el proceso se interrumpió, recordó en Belgrado el analista Dejan Djordjevic.
Muchos serbios, incluyendo a aquellos hostiles a Milosevic y su gobierno, temen que Occidente favorezca a los albaneses y que Serbia se divida a causa de Kosovo. "Para muchos, la cuestión planteada en el referendo fue la partición de Serbia", dijo el periodista Radosa Milutinovic.
Otros permanecen imperturbables ante la amenaza de sanciones. Las sanciones originales, impuestas en 1992 en castigo por la participación de Serbia en la guerra en la vecina Bosnia- Herzegovina, solo reforzó el poder de Milosevic y enriqueció a sus aliados.
Los países de Europa occidental, Estados Unidos y Rusia exhortaron a Yugoslavia a aclanzar una acción pacífica en Kosovo, donde opera una guerrilla secesionista de la mayoría albanesa. Milosevic se opone a la mediación internacional en Kosovo y argumenta que se trata de asunto interno.
En 1989, Milosevic privó a Kosovo de la amplia autonomía regional de la que disfrutaba.
Líderes albaneses de Kosovo boicotearon las conversaciones con Milosevic y dijeron que no participarían en un diálogo con Belgrado sin la presencia de un mediador internacional.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa urgió a Belgrado a aceptar la mediación del representante especial de la Unión Europea, el ex primer ministro español Felipe González.
El Grupo de Contacto, integrado por Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Rusia, dio un mes de plazo a Milosevic para que iniciara negociaciones sobre Kosovo, y amenazó con nuevas sanciones a Yugoslavia en caso de que no se cumpliera.
Informes en medios occidentals indicaron que tropas serbias llegaron a las villas de Crni Breg, Dubrava, Glamocelj, Glodjane, Lubarda, Maznik, Prilib, Ratise y Rznic. Se teme que haya un enfrentamiento violento antes de la reunión del Grupo de Contacto, prevista para el día 29 en Roma. (FIN/IPS/tra-en/vpz/lp/mj/ip/98