Un independentista de Tibet se prendió fuego hoy en la capital de India en protesta por la visita de una semana al país del comandante del Ejército Popular de Liberación de China, Fu Quanyou.
Poco después de la llegada de Fu, entre la noche del domingo y la mañana de este lunes, seis activistas que llevaban 49 días de huelga de hambre en reclamo del fin de la ocupación china de Tibet fueron trasladados por la policía, en mal estado de salud, a un hospital.
El hombre que intentó inmolarse, Thupten Ngodup, de 60 años, era uno de los activistas en vigilia fuera de la tienda de plástico instalada en el centro de Nueva Delhi donde se hallaban los huelguistas.
Ngodup sufrió quemaduras en el 90 por ciento de la superficie de su cuerpo y sus posibilidades de sobrevivir son muy escasas.
"La acción de Ngodup demuestra la frustración generalizada entre los tibetanos y el palpable respaldo a la causa tibetana, la inacción de las Naciones Unidas y la intransigencia del gobierno chino", advirtió el radical Congreso Juvenil Tibetano (TYC), grupo que organizó la huelga de hambre.
"Si el problema del Tibet permanece aun más tiempo sin solución, habrá más actos de desesperación", agrega la declaración de esta organización.
Muchos de los manifestantes se quejaron del trato rudo que les deparó la policía. Tibetanas en el lugar dijeron que fueron arrastradas de los cabellos cuando intentaban impedir que se retirara a los huelguistas del lugar. Diez manifestantes fueron arrestados.
Ngodup fue envuelto con mantas y conducido a un hospital público cercano en la misma ambulancia en que se trasladaba a la huelguista Palzom La, de 68 años.
El líder del TYC, Tseten Norbu, aseguró que la acción policial fue impulsada por la visita de Fu. "Esto era una actividad pacífica y no había necesidad de trasladar a los huelguistas. Solo se hizo para apaciguar a China", dijo.
Norbu informó que la huelga de hambre continuará, pues otros seis voluntarios tomarán el lugar de los trasladados al hospital, uno por cada millón de personas que sufren el autoritarismo chino en el territorio de Tibet, sostuvo.
Aunque el Dalai Lama, líder de 100.000 tibetanos en el exilio, se distanció de la huelga conducida por el TYC y reiteró su postura "no violenta", la protesta parece popular entre la gran comunidad tibetana en Nueva Delhi.
El lugar donde se realizaba la huelga, bajo un observatorio del siglo XVIII, se convirtió en lugar de peregrinaje para los tibetanos, mucho de los cuales viajaron desde Dharamsala, en el norte del estado indio de Himachal Pradesh, donde el Dalai Lama instaló su gobierno en el exilio.
El profesor Dawa Norbuy, del Centro de Estudios del Lejano Oriente de la Universidad Jawaharlal Nehru, dijo que la represión a los huelguistas no se vincula con la visita de Fu. "Pero el orden en que se sucedieron los hechos parece, de algún modo, significativo", admitió.
La huelga de hambre para la que solo se admitió la ingestión de agua con limón es la protesta más importante realizada por exiliados tibetanos en India que el Dalai Lama huyó de su palacio en Lhasa hacia las montañas Himalaya en 1959, mientras el ejército chino intentaba atraparlo.
Aunque India ofreció asilo al Dalai Lama y sus seguidores, los gobiernos que se sucedieron en Nueva Delhi no vieron con buenos ojos la actividad política que desarrollaban en el país. La mayoría de los exiliados se convirtieron en prósperos comerciantes u obtuvieron empleo.
Las últimas protestas fueron desatadas por un informe que presentó el mes pasado la Comisión Internacional de Juristas (CIJ), organización radicada en Ginebra, titulado "Tibet: Derechos humanos y el gobierno de la ley".
La principal demanda de los huelga de hambre coincidió con la recomendación de la CIJ de que se celebre un reféndum en Tibet para determinar la voluntad del pueblo tibetano.
La CIJ también recomendó a China dialogar con el Dalai Lama y su gobierno en el exilio, mientras la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas reanuda el debate sobre el asunto.
El secretario general de la CIJ, Adama Dieng, viajó el día 12 a Nueva Delhi para visitar a los huelguistas y asegurarles que haría lo que estuviera a su alcance. Mientras tanto, mensajes de solidaridad llegaban a la capital india procedentes de todo el mundo.
El general Fu, que se reunió este lunes con la prensa, no mencionó la cuestión tibetana, pero subrayó la importancia de la demarcación de la "línea de control" que ha separado a su país de India desde la sangrienta guerra entre ambos gigantes asiáticos en 1962.
Nueva Delhi ha pretendido mantener relaciones distendidas con China desde 1988, cuando el entonces primer ministro Rajiv Gandhi visitó Beijing. India y China firmaron en 1995 el Acuerdo de Mantenimiento de la Paz y la Tranquilidad, referido a la extensa frontera.
El presidente indio Kocheril Raman Narayanan, ex embajador en China, planea visitar Beijing a fines de año.
Las autoridades indias comenzaron a detener el flujo de refugiados tibetanos a través de su frontera, revirtiendo una política de décadas que permitió el ingreso a monjes, monjas y opositores que huyen de la tortura y la prisión en cárceles chinas. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mj-lp/ip hd/98