El fin del apartheid y una nueva era política en Sudáfrica no lograron cambiar una vida caracterizada por la pobreza, la enfermedad y el desempleo en este suburbio de Johannesburgo con cuatro millones de habitantes.
"Ser paciente es una virtud, pero también es verdad que llegó la hora de preguntarse cuándo actuará el gobierno", afirmó Themba Dhliwayo, de 45 años, quien vive en Soweto desde hace una década.
Dhliwayo tiene algunas comodidades en una casa con cuatro ambientes, electricidad, radio y televisión, pero la mayoría de los habitantes de Soweto viven hacinados en precarias viviendas compartidas donde no hay servicios.
Soweto es el municipio más grande de Sudáfrica, y nació como una ciudad "dormitorio" para millares de trabajadores negros. Todos los días se movilizaban hacia sus trabajos en zonas de Johannesburgo que hasta hace pocos años estaban reservadas para los blancos.
En la actualidad, Soweto representa uno de los más grandes desafíos de desarrollo que enfrenta Sudáfrica. Para cuatro millones de habitantes hay 136 escuelas primarias, 186 escuelas secundarias, cuatro canchas de tenis y apenas un cuartel de bomberos.
"La tasa de desempleo en el Gran Soweto ya alcanzaba 40 por ciento en 1993", reveló Roland Mears, profesor de Economía de la Universidad de Vista, quien participó en un estudio sobre las condiciones laborales en este suburbio.
Mears dijo que el desempleo está afectando la calidad de vida de las familias y de toda la comunidad de Soweto, con efectos como la desmoralización y la caída en los ingresos.
Estudios de la Universidad de Vista, ubicada precisamente en Soweto, detectaron hacinamiento y deficiencias en el alcantarillado. En 1995, como respuesta a una encuesta, 66 por ciento de las personas dijeron que sus viviendas eran de mala calidad y 62 por ciento se quejó de la carencia de servicios.
Hasta 1995, las autoridades aplicaron estrategias de desarrollo diferenciadas, un legado del apartheid que consiste en disponer una infraestructura del primer mundo para las áreas blancas y del tercer mundo para las zonas donde viven los negros.
Las autoridades locales de suburbios habitados por negros no contaban con recursos financieros ni con el poder político necesario para enfrentar los desafíos del desarrollo.
La ineficiencia de las autoridades locales está a la vista en Soweto, con la basura sin recolectar esparcida en las calles, servicios que no son pagados por la comunidad y calles en permanente proceso de deterioro.
En cambio, parece que uno estuviera en otra ciudad cuando cruza hacia los suburbios que antes estuvieron reservados sólo para los blancos. Calles arboladas, jardines municipales, un sistema eficiente de recolección de basura.
Pero además, hay una enorme diferencia en las dimensiones del espacio disponible por habitante. Los cuatro millones de Soweto están encajonados en un área de 95 kilómetros cuadrados, mientras una cantidad similar de habitantes del Gran Johannesburgo tienen a su disposición 405 kilómetros cuadrados.
"Nuestro problema es enorme, y no hay soluciones fáciles", comentó el investigador ambientalista de Soweto, Jabulani Sithole. Uno de ellos es que no se ha realizado un censo adecuado.
"El Consejo no conoce la realidad demográfica de Soweto. ¿Cuántas casas hay en este lugar?, ¿cuántas personas lo habitan?", se preguntó Sithole.
Mears comentó que una forma de mejorar los servicios en áreas como Soweto sería fusionar los recursos de municipalidades ricas y pobres. "Eliminar las diferencias, ése es uno de los desafíos del Consejo", afirmó.
Sin embargo, la situación se Soweto no es aislada. Uno de los mayores problemas para el gobierno de Nelson Mandela es precisamente el de concretar una redistribución de recursos, en un país donde el desempleo afecta a cinco por ciento de los blancos… y a 40 por ciento de los negros.
Para hacer frente a estos problemas, Sudáfrica necesitaría un crecimiento económico de seis por ciento anual. Por el momento, sólo llega a dos por ciento. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/mk/lc-ml/dv/98