Los renovados combates en Somalia afectarán la labor de asistencia humanitaria y obstaculizarán el camino hacia la reconciliación nacional, advirtió el representante del país africano ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El representante Dominic Langenbacher advirtió que los enfrentamientos entre clanes de la ciudad de Kismayo y el incremento de la inseguridad y la delincuencia en Mogadiscio sólo agravarán el sufrimiento del pueblo somalí.
La lucha en Kismayo, que causó más de 100 víctimas, "amenaza la entrega de provisiones de emergencia humanitaria, de urgente necesidad, y la seguridad del personal de la ONU encargado de su distribución en el Valle de Juba", declaró el miércoles a IPS.
Trabajadores humanitarios que operan en Kismayo, ciudad portuaria próxima a la frontera con Kenia, confirmaron que 33 personas murieron y más de 100 resultaron heridas esta semana por los feroces combates entre clanes rivales, con ametralladoras y cohetes antitanques.
Los combates por el control de Kismayo enfrentaron a las fuerzas del general Omar Haji Mohamed con los partidarios del general Mohamed Said Hirsi "Morgan". Ambos grupos se atribuyeron la victoria.
Langenbacher solicitó a los líderes de la región que resuelvan sus diferencias por medios pacíficos. De otra manera, "las hostilidades y el robo de provisiones humanitarias pondrán en peligro la salud y vida de civiles inocentes e impedirá que la ONU ayude a quienes corren mayor riesgo", dijo.
La ONU opera en el sur de Somalia, donde unas 657.000 personas fueron afectadas por inundaciones.
La organización Respuesta de las Agencias de Ayuda a las Inundaciones de Somalia, de Nairobi, advirtió que la situación de la región es crítica debido a las lluvias excesivas, atribuidas al fenómeno climático de la corriente de El Niño, comenzado a mediados de octubre.
"La actual temporada de lluvias, de fines de marzo a mayo, no sólo podría revertir la poca recuperación que se logró en los sectores de la agricultura y la infraestructura, sino que también podría poner en peligro la vida de la gente", señaló un informe de la organización.
Más de 2.400 personas murieron por las inundaciones desde fines de octubre. Más de 35.000 cabezas de ganado se perdieron y 60.000 hectáreas de cultivos y tierras de labranza resultaron devastadas por las lluvias, indicó la organización.
Langenbacher también apeló a los líderes políticos y tradicionales de Mogadiscio para que tomen medidas contra la creciente delincuencia en la ciudad.
"En un lapso de sólo cinco días, dos transportes con ayuda humanitaria de la ONU y de Arabia Saudita fueron atacados con armas de grueso calibre y saqueados", aseguró.
Mogadiscio comenzó a sufrir una ola de delincuencia organizada y hambruna cuando el caos se apoderó de Somalia tras el derrocamiento del presidente Mohamed Siad Barre, en enero de 1991.
La derrota de Barre frente a clanes insurgentes dejó un vacío de poder que sus rivales, más de 20 jefes militares, intentan llenar desde entonces.
La ONU intervino con el fin de suavizar la crisis, pero tuvo que retirar su misión de paz en 1995, lo que redujo sensiblemente el número de agencias de ayuda extranjera dispuestas a trabajar en Somalia.
El foro mundial y Estados Unidos emplearon 4.000 millones de dólares en su intervención en Somalia tras la muerte de 300.000 personas entre 1991 y 1992 debido al hambre, enfermedades derivadas y la guerra civil.
Washington retiró sus tropas en 1994 cuando los partidarios del general Mohamed Farah Aideed mataron a unos 60 soldados estadounidenses. En marzo de 1995, la ONU también retiró su misión, lo que dejó a Somalia a merced de los jefes militares.
Los funcionarios de la ONU, como Langenbacher, se trasladaron a la capital de Kenia, desde donde supervisan las operaciones de la organización mundial, dirigidas por un equipo pequeño en Somalia.
"La ONU está preparada para asistir de todas las maneras posibles. Esperamos poder trabajar con los líderes de Mogadiscio en un ambiente seguro en el futuro próximo", dijo Langenbacher.
Langenbacher reiteró su disposición a ayudar en la reapertura de los puertos aéreos y marítimos de Mogadiscio bajo una administración unida. La medida puede proporcionar la seguridad necesaria para continuar con las operaciones de la ONU.
Los dos líderes de las facciones rivales, Ali Mahdi, jefe militar de la mitad septentrional de Mogadiscio, y Hussein Aideed, que controla la zona meridional, anunciaron el martes el aplazamiento de una conferencia de reconciliación nacional hasta el 31 de mayo, debido a la falta de fondos.
La conferencia estaba prevista para el 15 de febrero y ya había sido aplazada para el 31 de marzo.
Mahdi y Aideed, junto con 24 líderes de facciones pequeñas, firmaron un acuerdo en El Cairo, en diciembre, que habilitó el camino para la conferencia y la administración central de Mogadiscio.
La ONU busca en la actualidad que los donantes aporten 79 millones de dólares para programas conjuntos del foro mundial y organizaciones no gubernamentales para emergencias, seguridad alimentaria, reintegración, rehabilitación y buen gobierno. (FIN/IPS/tra-en/mn/pm/aq-ml/ip-dv/98