Todos los progresos alcanzados por la humanidad en la lucha contra las enfermedades se ensombrecen ante los magros resultados obtenidos en el área de salud materna, lamentó la OMS.
Por lo menos 585.000 mujeres mueren cada año en todo el mundo como consecuencia de complicaciones surgidas durante el embarazo y el parto, declaró la OMS, que dedicará el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril, a la Maternidad Sin Riesgos.
La mortalidad materna es un ejemplo trágico de inequidad social, observó la OMS (Organización Mundial de la Salud), que se comprometió a velar por la salud de la mujer "en su momento de mayor vulnerabilidad, cuando trae nueva vida al mundo".
El problema es más serio en los países en desarrollo, donde cada embarazo "representa un viaje a lo desconocido del cual muchas mujeres nunca regresan", dijo el japonés Hiroshi Nakajima, director general de la OMS.
Mientras la mortalidad infantil es siete veces mayor en los países en desarrollo que en el mundo industrializado, la mortalidad materna de los países pobres es 18 veces superior.
La mayoría de los decesos durante la maternidad, casi 90 por ciento, se registran en Asia y en el Africa subsahariana. Alrededor de 10 por ciento corresponde a otras zonas en desarrollo y menos de uno por ciento, al mundo acomodado.
"No se puede permitir que esta situación persista", según la OMS, que ha lanzado la campaña Iniciativa por una Maternidad Sin Riesgos con la meta de reducir la mortalidad materna a la mitad en el 2000.
Cada año se presentan unos 200 millones de embarazos en el mundo y todos los casos afrontan el riesgo de una consecuencia desfavorable para la madre y la criatura.
Aunque una vez iniciada la preñez los riesgos no pueden ser eliminados totalmente, se los puede reducir mediante cuidados maternales accesibles y aceptables.
La OMS aseguró que la mayoría de las muertes durante el embarazo y el parto, los millones de casos de enfermedades y discapacidades y los fallecimientos cada año de por lo menos un millón y medio de niños se pueden prevenir con asistencia básica.
Los cuidados requieren la asistencia durante el alumbramiento de una persona calificada (médico o comadrona), la prevención y el tratamiento de complicaciones durante el embarazo, el parto y la etapa posterior al nacimiento.
Todos esos servicios de atención sanitaria se pueden prestar en los países de bajos ingresos al módico costo de unos tres dólares por persona.
En Africa y algunas partes de Asia, ese costo puede llegar a reducirse a apenas un dólar y aun menos, aseguró la OMS.
Los servicios necesarios no son costosos ni de tecnologías inalcanzables, advirtió Nakajima. La reducción de la mortalidad materna es una de las estrategias más rentables a disposición de la salud pública.
Los sufrimientos y las muertes inútiles de las mujeres cuando dan vida a la nueva generación son causas suficientes para la movilización de la sociedad internacional.
Pero hay otras consideraciones también trascendentes, de índole social y económica, que impulsan el esfuerzo de la sociedad, apuntó la OMS.
Cuando una mujer muere, su familia y su comunidad experimentan la ausencia en términos económicos y sociales.
La familia pierde su contribución a la atención del hogar y al cuidado de los niños y de otros miembros del grupo.
La economía del hogar se resiente por la falta de su aporte productivo a la fuerza de trabajo. La comunidad se resiente por la desaparición de un miembro vital cuyo trabajo no remunerado es con frecuencia crítico para sus miembros.
Los que más sufren son los niños. Los hijos sobrevivientes afrontan entre tres y diez veces más riesgos de morir antes de los dos años de edad que los niños criados por los dos padres.
Los ingresos de las mujeres y su trabajo en la casa, que dependen del estado de salud, son cada día más importantes.
En Africa y en América Latina, 20 por ciento de los hogares están bajo la responsabilidad de mujeres y en la mayoría viven niños que no han superado la infancia.
Los estudios han demostrado que las mujeres tienen más tendencia que los hombres a gastar sus ingresos en mejorar el bienestar de sus familias, en procurar más alimentos, atenciones sanitarias, útiles escolares y vestidos para los pequeños.
Al promover la salud de las mujeres no solo se mejora la salud individual sino también se fortalecen la salud y la supervivencia de las familias de las mujeres, la fuerza de trabajo y el bienestar de las comunidades y de los países, dijo la OMS.
La prevención de muertes y enfermedades maternas es un problema que toca a la justicia social y a los derechos humanos de la mujer, observó esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Una redefinición de la mortalidad materna, para considerarla una "injusticia social" en lugar de un "detrimento a la salud", ofrecerá las bases legales y políticas para que los gobiernos aseguren asistencia sanitaria materna a todas las mujeres. (FIN/IPS/pc/mj/he dv/98