Esta ciudad acoge la próxima semana al XIII Congreso Mundial de Cardiología, donde 15.000 expertos considerarán la necesidad de tomar medidas preventivas ante la elevada mortalidad precoz que provocan las enfermedades del corazón en países como Brasil.
El infarto que mató el martes, a los 43 años, a uno de los más prometedores políticos de la nueva generación en Brasil, el diputado Luis Eduardo Magalhaes, realzó el drama de países que desarrollaron hábitos mortales en su industrialización y urbanización reciente.
En Brasil, 38 por ciento de los muertos por ataques cardíacos tienen menos de 55 años, según un estudio que el investigador Paulo Lotufo presentará en el Congreso, que se celebrará entre el domingo y el próximo jueves con la participación de unos 15.000 cardiólogos de 91 países.
A los brasileños de hasta 65 años corresponden 44 por ciento de los muertos por infarto, porcentaje que en Estados Unidos se reduce a 17 por ciento, aunque se trata de un país de elevado índice de enfermedades cardiovasculares.
Europa oriental es una región con problemas similares a los brasileños, donde "se muere cada día mas temprano a causa del corazón", señaló Mario Maranhao, médico que presidirá el Congreso en Rio de Janeiro,
Hipertensión, diabetes, tabaco, obesidad, mala alimentación y bebidas alcohólicas son el trasfondo de esa realidad. La prevención es indispensable y exige "cambiar el estilo de vida", sentenció el cardiólogo.
En el caso de Magalhaes, los cuidados debieron intensificarse desde los 35 años por la tendencia hereditaria. Su padre, también destacado político, es sobreviviente de un infarto que sufrió hace algunos años.
La muerte del diputado, considerado posible presidente de Brasil a partir del 2003, conmovió el país y sirvió de alerta para los problemas cardiovasculares, principal causa de muertes en Brasil, cerca de 300.000 al año.
Además de vivir en permanente estado de estrés por su trabajo político, Magalhaes fumaba demasiado y presentaba síntomas de riesgo, como colesterol elevado. Sufrió el infarto tras caminar 11 kilómetros bajo el sol del mediodía, otra temeridad, según los expertos.
Las estadísticas comprueban la estrecha relación entre hábitos de vida, en especial alimentarios, y riesgos cardíacos. Mientras en Estados Unidos el corazón mata cada año a 303 personas cada 100.000 habitantes de 45 a 64 años de edad. Ese índice cae a 44 en Japón y 121 en Francia.
Los datos brasileños registran gran variación entre distintas ciudades, lo que denota un mayor riesgo en las metrópolis grandes y agitadas. Rio de Janeiro está al frente, con 400 muertes cada 100.000 habitantes de entre 45 y 64 años, seguido de Sao Paulo, con 303. En Brasilia el índice se reduce a 139.
El país convive así con enfermedades del subdesarrollo, como las epidemias de malaria, y las relacionadas con excesos de la sociedad de consumo, con índices superiores a los de países ricos.
Pero mientras Estados Unidos redujo los fumadores de 45 a 18 por ciento de la población adulta en las tres últimas décadas, en Brasil tal participación se mantiene en torno a 41 por ciento, destacó Otavio Gebara, del Instituto del Corazón de Sao Paulo.
Las mujeres son las principales víctimas del cambio reciente de hábitos en las grandes ciudades brasileñas. En Rio de Janeiro, según la investigación de Lotufo, ya mueren 143 mujeres cada 100.000 entre 45 y 64 años. Otras tres ciudades del país registran más de cien muertes.
Ese índice es de 89 en Estados Unidos y solo de 14 en Japón, lo que comprueba el gran riesgo asumido por las mujeres brasileñas en su nuevo estilo de vida.
Tabaco, vida sedentaria e historia familiar son los principales factores de problemas en las coronarias, la parte más vulnerable del aparato cardiovascular, segn Carlos Scherr, director del Hospital de Cardiología de Laranjeiras, en Rio de Janeiro.
En uno de los 2.000 estudios que se presentará en el Congreso de Cardiología, Scherr apunta que en Rio de Janeiro 28 por ciento de los niños entre seis y 16 años ya presentan colesterol por encima del nivel recomendable. (FIN/IPS/mo/mj/he/98