REPUBLICA CHECA: La prostitución asedia al pueblo de Dubi

Los automovilistas que recorren la transitada autopista E-55 de la República Checa, cerca de la frontera con Alemania, se encuentran de pronto con el bazar sexual más grande de toda Europa oriental.

Parejas de mujeres apenas vestidas se exhiben en vitrinas de edificios construidos especialmente para ese propósito, mientras otras más atrevidas desafían con sus minifaldas y pequeñas blusas las temperaturas invernales en el pueblo checo de Dubi.

"La prostitución es el principal problema de nuestro pueblo", afirmó la alcaldesa de Dubi, Ilona Smitkova. "Arruinó nuestra calidad de vida".

Smitkova dijo que el problema comenzó después de la revolución que puso fin al régimen comunista. "Cuando se abrieron las fronteras comenzaron los problemas con estas chicas… tal vez existía desde antes, pero no era tan visible como ahora", comentó.

En los últimos ocho años, la prostitución se convirtió en un negocio floreciente en la República Checa. Centenares de burdeles se abrieron cerca de la frontera con Alemania y Austria, destinados a atender a "turistas sexuales" provenientes del extranjero.

No existen cifras confiables sobre el número de prostitutas que hay en este país, y las estimaciones disponibles barajan cifras que van de las 5.000 a las 20.000, muchas de ellas provenientes de naciones más pobres del este europeo. Y en algunos casos, forzadas a realizar este trabajo.

El allanamiento de burdeles en Dubi y otras ciudades vecinas permitió descubrir la existencia de una mafia búlgara que obliga a las mujeres a trabajar como prostitutas. En su mayoría proceden de Bulgaria, y acumulan una historia de golpizas y violaciones.

También son marcadas con hierro, y las encierran bajo llave mientras no estén atendiendo a un cliente.

Dubi es un pueblo que en el pasado era conocido por su cerámica y por sus fuentes termales. Pero con más de 30 burdeles, ahora se convirtió en un gran centro de operaciones para la prostitución.

La calle principal coincide con la carretera que va hacia Alemania. Sus edificios ahora están adornados con carteles de bares y clubes cuyos nombres son bastante descriptivos. "Love Story", "Libido Club" y "Striptease" son algunos de ellos.

Cada año, la policía de Dubi detiene a unas 1.300 mujeres por ejercer la prostitución. El pueblo entero tiene 7.500 habitantes, y las autoridades estiman que hay entre 200 y 300 prostitutas ejerciendo en forma permanente.

Al atardecer y durante la noche se forman filas de automóviles con patentes de Alemania. Atraviesan las calles con sus aparatos de música a todo volumen, los hombres detrás del volante observando a las mujeres, deteniéndose de vez en cuando para negociar un precio.

"Nuestros niños ven estas escenas a diario… los está deformando, cambia su relación con la sexualidad", dijo el jefe de policía de Dubi, Jan Ryska. "Los niños terminan por creer que el amor es algo que se vende en las calles".

El orfanato está en la vecina ciudad de Teplice y es escenario de una de las consecuencias más trágicas pero menos visibles del auge de la prostitución: los hijos abandonados por estas mujeres esperan en sus cunas la llegada de alguien que los adopte. Cada semana, arriba un niño nuevo.

Deben esperar al menos dos meses hasta que la madre firme un documento renunciando a sus derechos sobre el niño. Si ella no se presenta, pueden pasar seis meses.

"Supongo que muchas chicas están dispuestas a hacerlo sin ningún tipo de protección", lamentó la directora del orfanato, Jirina Rajtrova, con un bebé de dos meses en sus brazos.

"Muchos niños nacen prematuros, con rastros de las drogas utilizadas por sus madres, o con síntomas de hepatitis y sífilis", agregó.

En lugares como Dubi y Teplice, las infecciones de gonorrea y sífilis aumentan 100 por ciento cada año y son cinco veces superiores a las registradas en el resto del país.

El sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) aún no ataca en forma masiva a estas mujeres, aunque se detectaron casos en algunas zonas. La policía informó que el riesgo aumenta por el hábito de consumir drogas por vía intravenosa, evidente en las marcas de inyecciones que tienen muchas de las prostitutas detenidas en redadas.

Las autoridades de Dubi han tratado de generar mecanismos para controlar la prostitución. Pero las dos ordenanzas municipales presentadas hasta ahora fueron rechazadas por autoridades del gobierno nacional, que las consideraron excesivamente severas.

En diciembre de 1996 se aprobó un decreto que prohíbe la oferta de servicios en áreas públicas urbanas del pueblo, pero la alcaldesa Smitkova reconoció que la policía carece de recursos para controlar el problema.

Ahora las prostitutas ya no se pasean frente a la municipalidad, pero sí lo hacen en la acera del frente, donde están protegidas por los burdeles. Se ocultan cuando pasa la policía, y después retornan a las veredas.

La administración municipal puede cursar multas de hasta 30.000 coronas (880 dólares) para los infractores de este decreto, pero las prostitutas no tienen dinero cuando son arrestadas.

En este caso, la policía les entrega una boleta y las libera, sin el poder para obligar ni siquiera a las reincidentes a pagar sus multas. Smitkova dijo que hay multas impagas por 2,5 millones de coronas.

"La policía no nos causa demasiados problemas. Y siempre está lleno de clientes, así que vale la pena arriesgarse", explicó Manya, una prostituta de 18 años que caminaba por las calles de Dubi al atardecer.

La municipalidad prepara ahora una nueva ofensiva. Colocará cámaras para fotografiar a los clientes, con la esperanza de disuadirlos en su búsqueda de servicios sexuales al saber que están siendo retratados.

"Si los alemanes hicieran algo para controlar a sus hombres, no tendríamos este problema", exclamó el jefe de policía Ryska, quien piensa pedir la cooperación de sus colegas de Baja Sajonia, al otro lado de la frontera.

Según Ryska, "Herr Schultz", como llaman a los alemanes, llega a Dubi "en busca de gasolina barata, de carne barata y, de paso, de sexo barato". El jefe policial dice que los alemanes "podrían quedarse allá y conseguir sexo en Dresden, pero tienen miedo de que los reconozcan". (FIN/IPS/tra-en/dr/rj/lc/pr-hd/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe