/REPETICION/ (Arte y Cultura) VENEZUELA: Cumpleaños de una editorial hija del realismo mágico

Monte Avila celebra este mes en Venezuela sus 30 años como la segunda editorial estatal de América Latina, tras la mexicana Fondo de Cultura Económica, mientras busca adaptarse a las reglas del mercado propias de este fin de siglo.

Monte Avila Editores surgió por un azar digno del realismo mágico que convirtió la narrativa latinoamericana en el pilar contemporáneo de las letras castellanas.

Al comenzar 1968, Simón Alberto Consalvi, entonces presidente del desaparecido Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, descubrió que los despistados técnicos encargados de elaborar el presupuesto nacional habían incluido una partida de 100.000 dólares para el premio de novela Rómulo Gallegos.

El galardón en homenaje al mayor novelista venezolano, autor de "Doña Barbara", que nació como quinquenal y ahora es bienal, se había concedido por vez primera el año anterior al peruano Mario Vargas Llosa, por su novela "La Casa Verde" y era el mayor para escritores de lengua castellana en el mundo.

Su segundo ganador, en 1972, resultó el colombiano Gabriel García Márquez, por "Cien Años de Soledad".

El escritor Rafael Arraíz, quien dirigió Monte Avila al comienzo de esta década, comentó que Consalvi tuvo la "luminosa idea" de evitar los engorrosos trámites burocráticos de una devolución de partida, mediante la creación de una editorial.

Consalvi, periodista, historiador, ministro y embajador en diferentes administraciones socialdemócratas, dijo a IPS con su sorna habitual que su solución sin duda "evitó mucho papeleo y fue un tanto más productiva que la devolución".

Era un momento propicio para crear una editorial porque coincidió con el inicio del "boom" de la novela latinoamericana y había una ebullición literaria en la región, recordó y Monte Avila nació para que Venezuela no quedará fuera de ese momento feliz para la cultura latinoamericana.

Arraíz y Consalvi admiten que ningún escritor venezolano "aparece en la foto del boom", en un fenómeno que atribuyen más al mal ambiente existente en Venezuela para la creación literaria y la falta de aprecio a la figura del intelectual.

Pero Monte Avila, que toma su nombre de la montaña de mil metros de altura que separa el valle de Caracas del mar Caribe y es referencia existencial de sus cinco millones de habitantes, sí logró emplazarse como una gran editorial de la región.

La editorial cumple años el día 8, aunque la celebración comenzó el 18 y, según comentó a IPS su actual presidente, el académico Alexis Márquez, se extenderá durante el resto del año.

Márquez aseguró que Monte Avila es una empresa rentable, que se dedica a la elaboración de un producto cultural que cuesta dinero – el libro-, y que su obligación consiste en vender ese producto y estar atento al mercado, sin obviar su fin cultural.

Monte Avila publica en sus diferentes colecciones hasta libros de cuentos para niños y no se limita a la literatura. "Los ensayos de diferentes disciplinas como la antropología forman parte de nuestras colecciones", puntualizó Márquez, miembro de la sección venezolana de la Academía de la Lengua.

Para atender al mercado, la editorial combina la edición de nuevos autores venezolanos poco conocidos con otros, venezolanos o extranjeros, que ya cuentan con un público asegurado.

Márquez precisó que, mediante acuerdos con editoriales y centros académicos, hay puestos de venta de Monte Avila en países tan distantes geográfica y culturalmente de Venezuela como Japón.

Pero Consalvi lamentó que aunque Monte Avila ha logrado sostenerse como la editorial de referencia de Venezuela corriera en parte "la suerte inevitable" de los proyectos culturales de la región.

La falta de continuidad en el impulso inicial hizo pasar a Monte Avila por sucesivos períodos de caída y rescate, según quienes sean impuestos en su dirección por los sucesivos gobiernos.

Como ejemplo negativo de la falta de continuidad mencionó la alianza estratégica con la Enciclopedia Británica, lograda con gran esfuerzo en el primer año, para editar los 12 grandes libros con los que esa gran editorial celebró sus 200 años.

Pero años después se perdió la licencia de publicación de esos títulos universales al no cumplirse con la obligación de reedición.

Arraíz explicó que el gran acierto inicial fue colocar la editorial en manos del hispano-uruguayo Benito Milla, quien junto con una triada de reconocidos intelectuales locales sentó las bases que hicieron durante años de Monte Avila una de las mejores casas editoriales en castellano.

La existencia en Venezuela de una democracia abierta, mientras en España y muchos países latinoamericanos prevalecían dictaduras que ejercían la censura, ayudó a que la nueva editorial alcanzará un alto respeto internacional por la publicación de textos prohibidos en otras partes.

"Milla tuvo el acierto de contratar en Europa derechos de autor de las principales obras de los grandes intelectuales de fines de los 60 y comienzos de los 70", comentó Arraíz, mientras en forma paralela la editorial acogía a nuevos autores locales.

La crisis de la deuda y el posterior hundimiento de la moneda venezolana en 1983 colocaron a Monte Avila en una situación delicada. Hubo años en los que sólo logró publicar 29 títulos, entre reediciones y novedades, hasta que en 1989 se inició la restructuración de la empresa.

Para su rescate se concovó a Carmen Barcells, agente de los grandes exponentes del "boom" latinoamericano, a José Ortega Spotorno, creador de Alianza Editorial e hijo del filósofo español José Ortega y Gasset, y al editor Enrique Folch, quien reflotó a la editorial Paídos.

La receta fue simple pero eficaz: adecuar la estrategia editorial al universo de lectores latinoamericanos e impulsar la red de alianzas para asegurar títulos y mercados fuera de Venezuela, un país donde se lee muy poco.

Consalvi, sin embargo, cree que el 30 aniversario encuentra a Monte Avila en otro ciclo de reflujo, por la falta de continuidad de esta estrategia de comienzos de la década.

"Una editorial no puede limitarse a ser receptora de los manuscritos que le llegan, tiene que abrirse y percibir qué requiere el país y la región", afirmó. Sólo así se hará perenne e independiente de los avatares políticos o económicos lo que comenzó como el triunfo de la cultura sobre la burocracia. (FIN/IPS/eg/ag/cr/98

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