PERU: Mortalidad materna es una vergüenza

La muerte de nueve mujeres y un hombre atribuidas al programa oficial de intervenciones quirúrgicas anticonceptivas desataron una ola de protestas que hizo perder de vista la elevada mortalidad materna en Perú.

Estas 10 muertes, denunciadas por la Iglesia Católica y organizaciones opuestas al control de la natalidad, dieron origen a una investigación parlamentaria sobre la campaña de anticoncepción quirúrgica voluntaria (AQV) en cuyo marco se realizaron en 1997 130.000 ligaduras de trompas y vasectomías.

La intensidad de la campaña contra la anticoncepción sembró desconfianza en los programas en un sector de la población.

Por otro lado, la aseveración de que las operaciones se efectúan engañando a las pacientes o prometiendo regalos han hecho retroceder a organizaciones civiles que apoyaban los programas de planificación familiar y ahora temen aparecer vinculados a una aparente esterilización forzosa.

"En todos los casos, las ligaduras y vasectomias se realizan previa expresión de conformidad escrita, firmada por el paciente días o semanas antes de la intervención, de modo que no hay engaños ni presión aprovechando el momento del parto, como dicen", declaró el viceministro de Salud, Alejandro Aguinaga.

"Las denuncias sobre presuntas secuelas infecciosas se difundieron sin mayor investigación. Se trata de paralizar no solo la AQV, sino también la difusión de otros procedimientos anticonceptivos, sin advertir que mayor riesgo de mortalidad tiene la maternidad que la anticoncepción quirúrgica", afirmó.

Cada 24 horas mueren en Perú cinco mujeres como consecuencia de complicaciones en el embarazo o en el alumbramiento y casi la mitad de los partos que se realizan en este país son asistidos por comadronas sin estudios sobre prácticas médicas, según fuentes oficiales.

"Cada año mueren 1.800 mujeres peruanas antes, durante o después del parto. Estas cifras significan una vergüenza para todos, el Estado, las instituciones médicas y las familias", comentó el ministro de Salud, Marino Costa.

Si bien admitió que la estructura hospitalaria peruana es insuficiente en algunas zonas remotas, Costa afirmó que casi todas las muertes maternas se producen por el alto índice de embarazos precoces, porque muchas adultas tienen muchos hijos y muy seguidos y porque no acuden al control prenatal.

En Perú se registran un millón de embarazos cada año. Casi 650.000 terminan en partos, y cada 100.000 alumbramientos mueren 254 mujeres.

Quince por ciento de los embarazos corresponden a mujeres menores de 18 años y 20 por ciento de las muertes ocurridas antes, durante o después del alumbramiento corresponden a adolescentes.

Las principales causas de mortalidad materna en Perú son las hemorragias (23 por ciento), problemas originados por abortos (22 por ciento), infecciones (18 por ciento) y toxemias (presión elevada, 17 por ciento), según datos oficiales.

La más alta mortalidad materna se registra en Huancavelica, departamento ubicado en la sierra sur peruana, la zona más deprimida del país, conocido como el "trapecio de la pobreza" y cuya población es en su mayoría indígena. Allí mueren 731 mujeres cada 100 partos.

La menor mortalidad materna se registra en Lima, donde ocurren 109 muertes cada 100.000 alumbramientos.

"Frente a esa excesiva mortalidad materna, trabajamos en dos direcciones: promover la conciencia de que el control prenatal es importante y necesario, y difundir los métodos anticonceptivos para que las adolescentes eviten el embarazo y las adultas no tengan tantos partos y tan seguidos", dice Costa.

"En materia de maternidad saludable y segura, que consiste en tener atención médica en el embarazo, el avance es muy lento. Hay países mas pobres donde todas las mujeres saben que acudir a centros prenatales es importante", comentó Elmer Escobar, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La agencia internacional constató que ciertos hospitales en el interior del país tienen una capacidad ociosa de 55 por ciento porque las gestantes no acuden a ellos, informó Escobar.

"En Perú no hay tradición de acudir al hospital. En los sectores de menor desarrollo cultural no se entiende la necesidad de control prenatal. Casi la mitad de los alumbramientos se producen en los domicilios y con ayuda de comadronas o parteras empíricas" (sin estudios especializados), agregó.

"Las mujeres campesinas o las inmigrantes a las ciudades creen que pierden el tiempo al asistir a un centro prenatal. Suelen decir que se les toca la barriga, se les mide la presión y las mandan de vuelta a casa", comentó, por su parte, la obstetra Julia Casós.

"Ignoran, por ejemplo, que una baja presión puede ser mortal para ellas, y desconocen que la anemia durante el embarazo puede afectar el desarrollo neurológico y cerebral de sus bebes", concluyó.

El programa de Salud Reproductiva y Planificación Familiar reducirá la mortalidad materna en Perú al disminuir el numero de abortos y embarazos no deseados, según Escobar.

De acuerdo con estadisticas oficiales, en Perú se producen alrededor de 350.000 abortos anuales, en su mayoría provocados y en adolescentes, pero se calcula que esa cifra no refleja la realidad, pues solo se registran los casos en los que ocurren complicaciones posteriores. (FIN/IPS/al/mj/he pr/98

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