MEXICO: Genio de Octavio Paz derrota las críticas y la muerte

El genio del escritor mexicano Octavio Paz, muerto el domingo, opacó las voces que condenaron su antiizquierdismo, y su erudición fue licencia para su arrogancia.

Este lunes, al rendir el último homenaje a ese poeta y ensayista que en 1990 ganó el premio Nobel de Literatura, todos se declaron vencidos por ese "maestro".

Paz, uno de los más importantes exponentes de la literatura y la filosfía del siglo XX en América Latina, falleció a los 84 años luego de soportar un doloroso cáncer, que según sus amigos y colaboradores, no minó un ápice el intelecto y la creatividad del autor.

"Esta es una pérdida irreparable para el pensamiento y la cultura contemporánea no sólo de México, sino de todo el mundo", dijo el presidente Ernesto Zedillo.

Quienes en vida cuestionaron a Paz, lamentaron su muerte como si fuesen sus más fieles seguidores. Se ha ido el más grande intelectual de México, señalaron en coro.

Nieto de un intelectual liberal e hijo de un cercano colaborador del luchador revolucionario Emiliano Zapata, Paz obtuvo en vida las más importante preseas de la literatura de su país y el mundo

"Soy hombre: duro poco", 'estoy presente en todas partes para ver mejor, para mejor arder me apago…", "el arte de morir es el arte de jugar a las escondidillas, hay que saber jugar ese arte", fueron algunas frases de los poemas de Paz, que este lunes se leyeron y escucharon en los medios de comunicación.

Dueño de una vasta obra, en la que destacan libros de poesía como Luna Silvestre y Calamidades y Milagros, ensayos como El Laberinto de la Soledad y varias obras de teatro como La Hija de Rapaccini, el escritor despertó polémicas por renegar de sus ideas izquierdistas de juventud y apoyar el liberalismo económico.

"El mercado libre es el mejor sistema -tal vez el único- para asegurar el desarrollo económico de la sociedades y el bienestar las mayorías", declaró Paz a principios de esta década.

Los adversarios de sus ideas lo calificaron en vida de "dogmático", "pro imperialista", "estalinista de derecha" y "vocero de las ideas conservadoras" del gobernante Partido Revolucionario Institucional de México.

El rechazo a sus posturas llegó a tal punto que en la avenida Reforma, una de las principales de la capital, algunos jóvenes quemaron un muñeco con la imagen de Paz.

Pero no sólo sus ideas políticas despertaron controversia, sino también su arrogancia y la forma terminante de descalificar a sus adversarios.

Cuando en enero de 1994 irrumpió la guerrilla zapatista en el sureño estado de Chiapas, Paz aseguró que ese movimiento había nacido de "infiltrados extranjeros que vienen de organizaciones extremistas" y pronosticó su fracaso, pues, según dijo, "carece de fundamentos ideológicos válidos".

En los últimos años, cuando la vejez pareció apagar el fuego de su extremisno, Paz se declaró conmovido con los comunicados del jefe de la guerrilla zapatista, el subcomandante Marcos, y exhortó a México a pedir perdón a los indígenas por la explotación y la pobreza.

También se enfrentó a los gobernantes por hechos como la sangrienta represión de la protesta estudiantil en 1968 y la falta de apertura política y democracia.

Su reacción ante la matanza de estudiantes y su crítica de la estructura de poder lo alejaron de la diplomacia, un campo en el que representó a México en Estados Unidos e India.

Desde que se conoció su cáncer, originado en la próstata, las voces que lo criticaban perdieron vigor y la genialidad y profundidad de su obra se impusieron como sus principlales logros.

La Universidad Nacional Autónoma de México, el ámbito en que recibió en el pasado las más duras críticas de sus adversarios, inauguró en diciembre la primera cátedra sobre Paz, para "reconocer, difundir y estudiar la trayectoria de un hombre imprescindible de la cultura universal", según dijeron sus promotores.

Todos los intelectuales y políticos lamentaron este lunes la muerte del escritor y muchos desfilaron apesadumbrados frente a su féretro.

"Sus ideas, su literatura, su vida, todo ello ha enriquecido a nuestra patria. Es cierto, siempre tendremos su legado, pero también en cierto que su presencia siempre nos hará falta", expresó Zedillo. (FIN/IPS/dc/ff/cr/98

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